Testimonios de quienes acudieron a la fiesta de la Sagrada Familia: «Queremos esta familia»

Argumentos de los asistentes:
* «Si vengo a España es porque en la Iglesia está mi familia, y porque me da un modelo que quiero seguir. Es importante que otros puedan verlo, para que descubran lo mismo que he descubierto yo»,

  «Es muy importante decir que Dios actúa en nuestras familias, que hay esperanza, que hay un camino para enfrentarse a los problemas y no estar nunca solos».

  «Mira, el Espíritu Santo llama a todos, por todos los lados, pero donde mejor se escucha es dentro de una familia cristiana. Yo he estado de botellón, y ahí no escuchas a Dios, pero cuando tu familia te transmite la fe, te planteas más cosas. Aunque en cualquier lugar de la Iglesia nacen las llamadas al sacerdocio y a la vida consagrada, ¿de dónde van a salir las vocaciones, sino de aquí, de familias cristianas que no se avergüenzan de su fe?»

31 de diciembre de 2009.- Los medios de comunicación -unos más que otros- pusieron el acento en las palabras del Papa Benedicto XVI y del cardenal Rouco; con ellos, los protagonistas de la jornada festiva del pasado domingo fueron los miles de familias que acudieron a la Plaza de Lima, llegados de mil y un lugares distintos. Así lo vivieron:y lo cuentan siete de las familias que participaron en la Eucaristia.

Valerio, joven italiano de 18 años: «Mis padres no comparten mi fe, pero yo quiero esta familia»
(Alfa y Omega) Valerio ha hecho buenas migas con Mario. Y eso que, mientras el primero tiene 18 años y viene de Italia, el segundo sólo cuenta 13 años y es natural de Valencia. Sin importar la diferencia de edad e idioma, tocan juntos la guitarra para calentar las manos, y ríen y hablan antes de que los altavoces extiendan por toda la Plaza de Lima el mensaje del Papa. Los padres de Mario han acogido en su casa a Valerio, para que pudiese acudir hasta España para la Eucaristía del 27. Y no sólo eso, sino que le han abierto las puertas de su familia: «Mi familia -dice Valerio- no comparte mi forma de vivir la fe, y colisiona mucho conmigo. Pero yo veo a toda la gente que está aquí reunida, y quiero formar una familia así cuando sea mayor». Además, como en Italia ya han celebrado varias ediciones del Family Day, Valerio sabe de la importancia de su testimonio: «Si vengo a España es porque en la Iglesia está mi familia, y porque me da un modelo que quiero seguir. Es importante que otros puedan verlo, para que descubran lo mismo que he descubierto yo», concluye.


Paolo y Sara, jóvenes italianos: «En la Europa de la crisis, Dios actúa en nuestras familias»
Aunque no agitasen su bandera verde, blanca y roja, también se sabría que son italianos: su forma de hablar, de reír y de cantar, en medio de una multitud más bien silenciosa, les delata. Y tienen motivos para ser (y estar) felices: «Todos venimos de familias numerosas, y tenemos muchos hermanos. De nuestra parroquia sólo hemos venido unas cuantas familias, ¡y hemos llenado dos autobuses! Si estamos aquí es para testimoniar que la familia es lo más importante; y la familia cristiana, la mejor forma de vivir lo más importante», dice Francesca, de poco más de veinte años. A su lado, Paolo y Sara matizan sus palabras, y añaden: «Aquí hay gente de Inglaterra, de Italia, de Polonia, de Malta, de los países del Este, de Alemania, de la República Checa… Y venimos a estar con los españoles, porque en la Europa de la crisis, y de la destrucción de la vida, es muy importante decir que Dios actúa en nuestras familias, que hay esperanza, que hay un camino para enfrentarse a los problemas y no estar nunca solos». Y viéndoles la felicidad brillando en la mirada, no hay quien pueda discutírselo.


Familia polaca: «Aquí, Dios y la Iglesia»
A esta familia polaca, con sus cuatro hijos, apenas se les entiende nada: casi no hablan inglés, y el periodista, de polaco, más bien poco. Entre gestos y risas por la poca comunicación, cuentan que han venido desde su país en una furgoneta, y que han estado durmiendo en camping durante todo el recorrido. En total, hasta Madrid, cuatro días. Y ahora, se van de peregrinación a Fátima, antes de regresar a casa. El padre de familia, señalando a la gente congregada en la Plaza de Lima, resume lo que han vivido en la celebración: «Aquí, Dios y la Iglesia».


Familia Espinosa, Valencia: «Ocultos no logramos nada»
La familia Espinosa, de Valencia, no pudo dormir en casi toda la noche, ultimando los preparativos del viaje a Madrid. Un argumento que sirve al cabeza de familia para explicar el porqué de su viaje: «Si venimos casi sin dormir será por algo importante, ¿no cree? Simplemente, queremos demostrar nuestra fe, venimos a rezar y a pedir a Dios que proteja a las familias cristianas. Porque, sinceramente, la antropología cristiana es diferente de la antropología que propone la sociedad. Los hijos necesitan un padre y una madre que se quieran y que les quieran, y eso hoy ya no lo defiende casi nadie salvo la Iglesia». A lo que su esposa añade: «En España, hoy, salir a la calle es la mejor manera de dar testimonio. Si permanecemos ocultos, no se sabe que hay familias que piensan de otra manera y no logramos nada». Quizá por eso, los Espinosa ya piensan en volver a Madrid para 2010…


Familia de Vicente y María Teresa, Valencia: «¡Fresquita, pero fiesta!»

 Vicente y María Teresa se pierden en una nube de hijos que los rodean y que apuran un bocadillo nada más terminar la Misa de la Sagrada Familia. En total, son ocho, de 3 a 16 años, pero las dos hijas mayores están con su comunidad en alguna parte de la Plaza de Lima. Vienen de Valencia, y lo primero que destacan sobre lo que han vivido es que han pasado «mucho frío, pero ha estado muy bien. Nos hemos tenido que refugiar en una parada de autobús, pero tenemos los pies helados». Entonces, ¿ha merecido la pena venir?; y todos responden sin dudar: «Sí, ha merecido mucho la pena. Estábamos al lado de una familia que venía de Croacia, y la madre estaba embarazada del sexto hijo. ¡Y nosotros que pensábamos que veníamos de lejos! Había también polacos, alemanes, ingleses… Lo hemos vivido todo como una fiesta». Y el padre subraya: «¡Fresquita, pero fiesta!»


Familia de Málaga: «¿De dónde van a salir las vocaciones, sino de aquí?»
Saray, Ignacio, Manuel y la tropa de chavales que los rodean van abrigados hasta las orejas, porque en su Málaga natal no están acostumbrados al frío seco del invierno madrileño. Por eso se arremolinan todos juntos, cuerpo a cuerpo. Por eso…, y porque son una familia que se quiere. «En la familia cristiana -comentan todos al alimón, aunque Saray lleve la voz cantante-, es donde se aprenden valores que hoy no se dan fuera de ella: el valor de la autoridad, el respeto a los padres, la obediencia, el perdón, la unión en todas las circunstancias…» Manuel se acerca para completar las palabras de Saray, y añade: «En estas semanas se juntan muchas familias para vivir la Navidad, pero, cuando las fiestas se viven con sentido cristiano, cambian las reuniones familiares. Se vive y se celebra desde los signos, que explican el verdadero significado de la Navidad, y eso hasta puede cambiar la vida». E Ignacio, mirando en derredor, como dejando deambular la mirada entre tantas historias familiares que tiñen de alegría los aledaños del Santiago Bernabéu, remata el comentario, al tiempo que lamenta que, en los dos autobuses en los que viajaban, no ha podido acompañarles ningún sacerdote: «Mira, el Espíritu Santo llama a todos, por todos los lados, pero donde mejor se escucha es dentro de una familia cristiana. Yo he estado de botellón, y ahí no escuchas a Dios, pero cuando tu familia te transmite la fe, te planteas más cosas. Aunque en cualquier lugar de la Iglesia nacen las llamadas al sacerdocio y a la vida consagrada, ¿de dónde van a salir las vocaciones, sino de aquí, de familias cristianas que no se avergüenzan de su fe?» Ahí dejamos la pregunta.


Familia de Murcia: «Ha sido fantástico»

Esta familia de Murcia, con cinco hijos, ha venido a Madrid y han sido acogidos en la casa de unos amigos, un matrimonio con otros siete hijos. «Mucho frío, es verdad -dicen-, pero al menos no nos ha llovido». De todos modos, lo importante es que «hemos estado acompañando al cardenal Rouco y al Papa, algo que ha sido fantástico, en el rezo del Ángelus». Y a los niños les ha encantado la visita de los Reyes Magos: «Eso ha sido fantástico, les ha encantado a todos». Y resumen así cómo dejan la celebración: «Estamos muy contentos, de verdad».


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