Agata Mroz, deportista, murió al postergar el tratamiento de su cáncer para que naciera su hija

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* Fue dos veces campeona de Europa de voleibol con la selección de Polonia y en España agata4915.jpgganó la superliga con el CAV Murcia 

16 de enero de 2010.- Defender la vida de un embrión es dar nueva vida al mundo, engendrando a un bienaventurado pensado y creado por Dios para vivir en medio nuestro y sobre todo para gozar de la plenitud de la vida eterna. El presente testimonio aconteció durante los años 2007 y 2008, pero como su argumento central es el de elegir dar la propia vida para posibilitar el nacimiento del hijo lo publicamos por su profundo interés. Era el 16 de junio de 2008 cuando  en medio de gran conmoción, miles de polacos dieron al último adiós a Agata Mroz, una joven estrella del voleibol, que murió el 4 de junio del mismo año, luego de postergar un transplante de médula ósea y permitir el nacimiento de su primera hija. A los 17 años de edad, a Agata le diagnosticaron leucemia. Lejos de abatirse, superó la enfermedad y en poco tiempo ya era considerada la mejor deportista de Polonia y había sido dos veces campeona de Europa con el equipo nacional de voleibol. En España integró el equipo profesional CAV Murcia con el que ganó el título de la Superliga.

(ACI / Escuchar la Voz del Señor) La enfermedad la obligó a tomar una año sabático, durante el cual se sometió incesantemente a transfusiones de sangre. La deportista movilizó a todo el país en una cadena de solidaridad. Miagata_mr__z_by_pawe___strykowski.jpgles de personas donaron sangre como gesto de apoyo.

El 9 de junio de 2007 se casó con Jacek Olszewski, su débil salud le impidió emprender un viaje de bodas, pero muy pronto salió embarazada. Pocas semanas después, los médicos encontraron que la enfermedad se había agravado. Agata tomó entonces una decisión heroica: postergó el transplante de médula aconsejado por los médicos hasta que dio a luz el 4 de abril pasado a su hija Liliana.

La deportista declaró en febrero del año 2008, cuatro meses antes de morir, al diario Dziennik que nunca se arrepintió de haber salido embarazada. "La noticia de que iba a ser madre me hizo sentir afortunada. Me alegro mucho porque sentiría lo que es ser una madre y le daría a mi esposo algo bueno de mí misma", declaró. Agata se sometió al transplante después del parto pero sufrió una infección mortal.

Sus funerales se celebraron en la misma iglesia y el mismo día en que hacía un año que se casó. Fue recordada por su heroísmo en el deporte y su decisión para enfrentar la enfermedad. El Obispo Auxiliar de Kielce, Mons. Marian Florczyk, presidió los funerales y aseguró que Polonia recibió de Agata un testimonio de "amor, maternidad, deseo de dar vida y el amor heroico a un niño no nacido".

El testimonio en Vídeo

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