Trece personalidades testimonian: «La Resurrección de Cristo es lo que da sentido a mi vida»
Hablan Jaime Mayor Oreja, eurodiputado, Jaime Urcelay, Presidente de Profesionales por la Ética, María Vallejo-Nágera, escritora, Daniel Sada, Rector de la Universidad Francisco de Vitoria, Regina Otaola, Alcaldesa de Lizarza, Benigno Blanco, Presidente del Foro Español de la Familia, Arancha Quiroga, Presidenta del Parlamento Vasco, José Luis Requero, Magistrado de la Audiencia Nacional, Isabel Molina, Directora de Misión www.revistamision.com, César Nombela, Ex Presidente del CSIC, Luis Carbonel, Presidente de Concapa, Gabriel Albiac, filósofo y articulista y Gustavo Bueno, filósofo
10 de abril de 2010.- ¡Cristo ha resucitado! Con este canto, que recorre el mundo de punta a punta, la Iglesia corona el Triduo Pascual. Los padecimientos de Jesús, su suplicio y su muerte han dado paso a la Noche Santa de la Victoria que reconcilia al hombre con su Dios. Sin embargo, la Resurrección no es algo abstracto ni algo del pasado: afecta de modo real a la vida ordinaria de cada cristiano. Diferentes personalidades de nuestro país responden a una misma cuestión: ¿Qué significa para usted que Cristo ha resucitado? Todas las respuestas testimoniales hablan de la centralidad de Jesús en la vida de cada persona que contesta a la pregunta.
(José Antonio Méndez / Alfa y Omega)
Jaime Mayor Oreja, Eurodiputado
La resurrección de Cristo es lo que da sentido a mi vida, lo que me da esperanza, alegría e ilusión. Se convierte en la esencia de todo, de mi fe, de mi vida y de cada uno de mis actos. Y, claro, es el significado más profundo de mi fe. Debe ser un referente cotidiano, para que todos los días yo también resucite un poco; para que sea consciente de mis errores, de mis fallos, y que me ayude a hacer un acto de contrición diario, y a saber que puedo y quiero ser mejor.
Jaime Urcelay, Presidente de Profesionales por la Ética
Contemplar al Resucitado es contemplar mi realidad más allá de cualquier limitación, dolor o frustración. Es la confirmación del Amor incondicional de Dios hacia su criatura, hasta vencer a la muerte y al pecado en mi vida. Es verificar que hay un juicio sobre la realidad completamente distinto del que me propone el mundo. Es tener la certeza de que ya no hay lugar para el miedo ni la tristeza, y que sólo en la fidelidad a mi vocación cristiana voy a encontrar la plenitud que busco. Es saber que en Cristo Eucaristía se me ofrece siempre la única Vida verdadera.
María Vallejo-Nágera, Escritora
Para mí lo es todo. Es lo que da sentido a mi vida, con la Pasión y el sufrimiento de Cristo, mi Señor. ¿De qué hubiera valido todo su sacrificio por mí si quedara sólo en la Cruz? La Resurrección cierra el círculo de su Sacrificio por mis pecados. Es la clave para hacerme saber que mi vida es eterna. ¡Gracias, Señor, por tu Resurrección! ¡Gracias infinitas!
Daniel Sada, Rector de la Universidad Francisco de Vitoria
La Resurrección es la prueba del algodón, lo que hace que todo el Evangelio merezca la pena. Sin la Resurrección, el ejemplo de Jesús y su enseñanza no merecería más que un recuerdo amable en la historia de los hombres admirables. Pero si Cristo ha resucitado, la Historia tiene en la Resurrección su epicentro. Es un acontecimiento de tal envergadura que, para tomármelo en serio, tengo que preguntarme recurrentemente: ¿Me atrevo a creer algo tan grande? Si Cristo fue lo que decía de sí mismo -hombre y Dios-, y como tal resucitó, no hay hecho más trascendente para el hombre. Si no fue Dios y no resucitó, el Evangelio es una broma de mal gusto. Me apunto a lo primero.

Regina Otaola, Alcaldesa de Lizarza
La Resurrección significa alegría, porque la vida ha triunfado sobre la muerte. Cristo ha venido a redimirnos y está entre nosotros. La vida, la verdad, el amor, el perdón, la caridad y la esperanza anidan entre nosotros. Es necesario, y más en los tiempos que corren, que vivamos abiertamente esta inmensa alegría y verdad, haciendo partícipes a todos aquellos que están a nuestro alrededor.




