Un arquitecto, un ingeniero, un empresario y tres estudiantes cuentan su llamada a ser sacerdotes

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Camilo Ruiz Rodríguez: “Ha sido en los últimos dos cuando he notado como el Señor ha ido cercando mi vida hasta que, con cierto temor, le he dicho ‘sí”

* Alberto Martín Ibáñez: "Pensaba que era yo quien hacía mi vida, pero he visto como ha sido el Señor quien la dirigía”

* José Doménech Bardisa: "En mi libertad he aceptado lo que Dios quiere de mí”

seminaristas-mayores-formadores_560x280.jpg* Iván Alcañiz: "Entré en el Seminarioí para buscar la verdadera aceptación del Señor”

* Juan Huget: “Al ver a mi hermano dentro quise seguir sus pasos y ver en primera persona si el Señor me llama o no”

* Israel Pérez: “Visto desde fuera, parece que en ocasiones la vida aquí se podría hacer pesada, pero yo supero todo eso con la oración”

21 de marzo de 2011.- Un total de 82 jóvenes han decidido ser sacerdotes y para ello han iniciado su formación en los seminarios Mayor y Menor de Valencia. Este año el lema escogido para la jornada del Dia del Seminario es ‘El sacerdote, don de Dios para el mundo’, una frase pronunciada por Benedicto XVI tras el rezo del Ángelus el 13 de junio de 2010, ante una multitud de sacerdotes, venidos de todas partes del mundo, para la conclusión del Año Sacerdotal, que el Santo Padre había convocado un año antes para conmemorar el centenario de la muerte de san Juan María de Vianney.

La archidiócesis de Valencia ha celebrado el Día del Seminario conmemorando de forma especial la visita de Benedicto XVI a España para la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en el mes de agosto. El Día del Seminario es “una ocasión privilegiada para recordar tres certezas básicas”, puntualiza el rector del Seminario Mayor La Inmaculada de Moncada, Jorge Morant. Por un lado, que sigue habiendo una llamada a niños, adolescentes y jóvenes a ser sacerdotes: “La vocación sacerdotal no es algo que pertenece al pasado sino que es un don inmenso que sigue siendo actual”. Por otra parte, la tarea de anunciar, suscitar, cuidar y apoyar el evangelio de la vocación al sacerdocio es de toda la Iglesia, y de forma particular de los sacerdotes y de los responsables de la pastoral. Ofrecemos seis testimonios de la llamada de Dios a ser sacerdotes.

Camilo Ruiz Rodríguez, 28 años: "Cuanto más me acerco a Cristo más me conozco y más me aproximo a los demás”

(M.J. Fraile / B. Nava / J. Almela en Paraula / Religión Digital) Nació en Valencia, es el mayor de tres hermanos y estudia primer curso en la Facultad de Telogía San Vicente Ferrer. Licenciado en Arquitectura y diplomado en Trabajo Social. Obtuvo beca Erasmus. Parroquia: Santo Tomás y San Felipe Neri de Valencia.

seminarista-camilo-ruiz_270x250.jpgEs delegado de alumnos en el Seminario de Moncada y alumno de primero de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia. Dada su formación académica previa le han convalidado algunas asignaturas, así que también cursa parte de segundo. Desde hace ocho años forma parte del Camino Neocatecumenal y “ha sido en los últimos dos cuando he notado como el Señor ha ido cercando mi vida hasta que, con cierto temor, le he dicho ‘sí”.

Sus padres han aceptado desde el primer momento su decisión, aunque reconoce que a su madre es a la que más le ha costado entenderla. “Desde que les dije que iba a entrar en el Seminario ellos también se han acercado más a la Iglesia”.

Pero ¿por qué un joven con la vida más o menos resuelta, habiendo terminado Arquitectura y con una carrera prometedora decide dar esta vuelta a su vida? Camilo asegura que el aguijonazo se lo dieron los jesuitas de la calle Fernando El Católico, donde estudió BUP y COU. “Ellos son los que me iniciaron en la búsqueda de la Vida rica y profunda”.

Ahora, a sus 28 años, afirma que haber entrado en el Seminario ha sido “una revolución interna total de mi vida con Cristo. En el Seminario, cuanto más me acerco a Cristo más me conozco y más me aproximo a los demás”.

Alberto Martín Ibáñez, 25 años: "Un pensamiento que me perseguía de día y de noche"

Nació en Santander, es el menor de tres hermanos y estudia segundo curso en la Facultad de Telogía San Vicente Ferrer. Diplomado en Ciencias Empresariales. Obtuvo beca Erasmus. Parroquia: La Anunciación de Aldaya.

seminarista-alberto-martin_270x250.jpgAlberto es de Santander y el año pasado entró a formar parte de la ‘gran familia’ del Seminario de Valencia. Fue el último año de su beca Erasmus en Trieste cuando decidió ser seminarista “porque cuando pensaba en ello creía que me haría feliz”. A su familia no le sorprendió su decisión.

De hecho, fue un tío suyo (hermano de su padre) quien desde pequeño asumía que él sería sacerdote. “Echando la mirada atrás ahora le encuentro lógica a mi vida. Pensaba que era yo quien hacía mi vida, pero he visto como ha sido el Señor quien la dirigía”. Decidió entrar en el Seminario porque “era un pensamiento que me perseguía de día y de noche, cuando estaba en clase o de fiesta”.

Y cuando finalmente tomó esa decisión “experimenté una paz interior muy grande que me ha calmado”. Al entrar aquí “he asumido privada y públicamente la llamada del Señor”. Su vida es como la de cualquier chico a su edad, estudiar, salir con los amigos… “Los sábados quedábamos para salir de fiesta, pero eso no quitaba para que el domingo fuera a misa de ocho de la tarde”.

Este joven cántabro se siente muy bien acogido en Valencia. “Estoy muy contento de haber venido a Valencia. Es una tierra donde la gente es muy alegre y veo que tiene una religiosidad popular muy viva. Aquí, ser cristiano, forma parte de la propia identidad del pueblo”.

José Doménech Bardisa, 30 años: "El evangelio del día fue ‘la vocación de los apóstoles’ y yo pensé que la proclamación que se hizo había sido sólo para mí. Para mí fue la respuesta”

Nació en Alcoy, es el mediano de tres hermanos y estudia cuarto curso en la Facultad de Telogía San Vicente Ferrer. Ingeniero de Caminos. Obtuvo beca Erasmus y durante 2 años trabajó en la autovía de Ademuz (CV-35). Parroquia: Santa María de Alcoy.

¿Por qué José, un ingeniero de caminos con trabajo fijo, quire ser cura?: “porque en mi libertad he seminarista-jose-domenech-jpg_270x250.jpgaceptado lo que Dios quiere de mí”. José ha vivido la fe en familia “y en casa siempre hemos querido mucho a los sacerdotes”, por lo que cuando dijo que quería ingresar en el Seminario a nadie le pareció raro.

Fue en el último año de Erasmus, en Trento, cuando tomó la decisión. “El 22 de enero de 2005, iba muy turbado a misa. Por el camino le preguntaba al Señor qué quería de mí. Al llegar a la parroquia, el evangelio del día fue ‘la vocación de los apóstoles’ y yo pensé que la proclamación que se hizo había sido sólo para mí. Para mí fue la respuesta”. Entonces, ya sólo le faltaba por decidir cuándo entrar.

Fueron sus padre los que le aconsejaron que terminara todo lo que había empezado antes de entrar en el seminario. “Más adelante comprendí que el Señor lo que quería era que cerrara esa etapa para que en los momentos malos no vinieran fantasmas raros”. Cuando se lo dijo a sus amigos “todos lo comprendieron, pero me hizo mucha gracia la reacción de uno que me dijo: “Pero si eres guapo, ¡¿por qué quieres ser cura?!”

En el trabajo, le hicieron una cena de despedida. “Me regalaron los cuatro tomos de la liturgia de las horas y una camiseta con un fotomontaje de la película ‘Autopista hacia el cielo’, que conservo con mucho cuidado”.

Iván Alcañiz, 16 años: " Al entrar perdí algunos de los que creía que eran amigos míos”

Nació en Valencia, es el menor de tres hermanos y desde hace tres años está en el Seminario menor de Xàtiva. Estudios: 3º de la ESO Parroquia: Santo Cristo de la Providencia

Desde muy pequeño tenía muy claro hacia dónde quería dirigir sus pasos. Este joven valenciano, el pequeño de tres hermanos, sabía que sentía algo que otros niños de su edad no lo percibían. Pero no fue hasta “los ocho años, cuando fui invitado a una convivencia” cuando Iván tiene muy claro que esa “llamada interior” le empuja a buscar respuestas en la iglesia.

Fue a esa edad cuando, junto al rector del Seminario Menor, Javier Grande, buscó cuál era la verdadera tarea a la que el Señor le había mandado. Fue un inicio muy duro ya que, como subraya el propio seminarista “al entrar perdí algunos de los que creía que eran amigos míos”, pero su fuerza de voluntad y la gran “hermandad” que encontró en el Seminario, le hizo superar cualquier contratiempo. Eso sí, afirma que aún “en Fallas me ‘pinchan’ para que lo deje”.

Y es que Ivan tiene muy claro que su entrada en el Seminario le ayudará en un futuro, ya que "entré allí para buscar la verdadera aceptación del Señor”. Tras tres años en el centro y oyéndole hablar, parece que tiene muy claro que su futuro se encuentra sirviendo al Señor fielmente.

Juan Huget, 17 años: “Sentía algo dentro de mí que me decía levántate y sígueme”

Nació en Llutxent, de familia numerosa, son ocho hermanos. Estudios: 2º de Bachiller

El trayecto de Juan hasta el Seminario Menor de Xàtiva es muy diferente a sus compañeros de entrevista. En su caso no lo tuvo tan claro desde el principio. “Soy de familia creyente, sabía que seminaristas-de-izquierda-a-derecha-juan-huget-israel-perez-e-ivan-alcaniz_270x250.jpgsentía algo diferente” pero no sabía exactamente el qué. En el 2007, con el Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Valencia, empezó a vislumbrar hacia dónde podía estar encaminada su vida.

Llegó a interesarse por todo lo relacionado con la Iglesia y sus diferentes movimientos, aunque no estaba cómodo y lo dejó. Tiempo más tarde, uno de sus hermanos sí que entró en el Seminario y Juan aprovechó la ocasión. “Al ver a mi hermano dentro quise seguir sus pasos y ver en primera persona si el Señor me llama o no”.

Sin duda alguna, una muestra más de que Juan deseaba seguir buscando el sentido de su vida por el camino eclesiástico. No podía ser de otra manera, ya que afirma que desde siempre, cuando se ponía a rezar, ya sea en casa, en una iglesia o donde fuera, “sentía algo dentro de mí que me decía levántate y sígueme”. Y la mejor manera de encontrar lo que buscaba era entrando en el Seminario con su hermano. Fuera, con sus amigos “nada creyentes”, sería muy difícil que Juan descubriera “lo que me pide el Señor”. Tras dos años como seminarista, este joven ‘llutxentin’ sigue investigando cuál debe ser su futuro.

Israel Pérez, 17 años: "Al poco tiempo de tomar la Primera Comunión mi madre notaba que me pasaba algo”

Nació en Alzira, el menor de dos hermanos y lleva tres años en el Seminario Menor de Xàtiva. Estudios: 1º de Bachiller Parroquia: Virgen del Lluch.

Este joven alcireño también recibió la llamada desde muy pequeño. “Al poco tiempo de tomar la Primera Comunión mi madre notaba que me pasaba algo”, por lo que se fueron a hablar con el cura y le recomendó que empezara acudiendo a las reuniones de los Juniors. "Pero tras un breve periodo en los Juniors y el Camino Neocatecumenal, aproveché que de mi pueblo iban varios al Seminario y decidí entrar yo también”, añade Israel, que tenía poco con lo anterior, quería “investigar” más sobre sí mismo.

Como todo niño de su edad que toma el camino del Seminario, tuvo que hacer frente a varios obstáculos. “Mis amigos me decían que a dónde iba, no se lo creían”. Incluso, afirma que, “visto desde fuera, parece que en ocasiones la vida aquí se podría hacer pesada, pero yo supero todo eso con la oración”. Además, comenta que lo que más le ha sorprendido “es la hermandad que existe aquí dentro” y que le ayuda a seguir.

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