Mamen Sánchez, periodista: » Más que alejarte de Dios, las experiencias negativas te acercan a Él»

27 de agosto de 2009.-Dice que está encantada de hablar de Dios -quiere dejar claro que lo hace en su nombre, no en el de la revista en la que trabaja-, aunque con la de gente de peso que puede hacerlo en su lugar, “menuda pérdida de tiempo entrevistarme, ¿no?”. Y advierte entre risas: “Si esperáis encontraros con alguien ejemplar, ya podéis salir por esa puerta”, dice señalando la cristalera de la redacción de ¡Hola!; cristalera en la que si posas para una foto, parece que te están sacando en portada.

(Gonzalo Altozano / Alba-Es periodista de sociedad y escribe novelas de éxito. ¿Entre una ocupación y otra le queda tiempo para la oración?
-Te dediques a lo que te dediques, siempre es posible el anclaje. Es decir, pararte en medio de los líos y darte cuenta de que Dios está en todas partes: en tu habitación cuando despiertas, en mitad del tráfico yendo al trabajo, en la buena gente que vas conociendo…

-O sea, que reza.
-¿Yo?Muchísimo. Y de un montón de formas.

-Diga una.
-Hay una oración, la del Niño Jesús, que me enternece mucho; será porque soy madre de cinco hijos. ¡Qué bonito rezarle a un Dios Niño! ¡Qué sencillez!

-Hablando de eso, me cuentan que se dedica a leer cuentos en un hospital de niños con cáncer. ¿Verlos enfermos la acerca a Dios o más bien lo contrario?
-Más que alejarte de Dios, las experiencias negativas te acercan a Él. Cuando ves a los niños así, piensas: “Debería enfadarme”.Y sin embargo…

mamen_sanchez.jpg-¿Sin embargo?
-Le das gracias por haberlos puesto en tu camino. A los que nos dejan, me los imagino bien protegidos por el manto de la Virgen.

-De su respuesta y de la imagen de la Virgen de Guadalupe que cuelga en su despacho se adivina devoción a María.
-Es que la oración a la Virgen es muy importante para mí. Aunque rezo con preocupaciones y miedos de adulto, sigo dirigiéndome a ella como lo haría una niña con su madre.

-¿Por qué la de Guadalupe?
-Porque todo en ella es milagroso: sus ojos, las estrellas de su manto reproduciendo las constelaciones conocidas en esa época, la infinitesimal distancia -pero distancia al fin y al cabo- entre la imagen y la tela, el hecho de que ésta siempre esté a la misma temperatura, que el pigmento no sea ni animal ni vegetal ni mineral…

-¿Por qué la devoción?
-A la Virgen de Guadalupe la conocí en un viaje a México y siempre que voy allí intento ir a verla al santuario.

-¿Quién hizo las presentaciones?
-Enrique Ponce, el torero. Recuerdo que antes de una corrida, nos pidió a un grupo de amigos que le acompañáramos a verla. Enrique aprovechó el viaje en coche para hablarnos de ella, con esa forma que él tiene de hacerlo. “Es una niña muy ‘bonica’, con esa cara de bondad, tan serena, tan humana”. También nos dijo que lo que íbamos a ver no era una imagen, sino un milagro. Y tenía razón.

-¿Pertenece o se siente cercana a algún movimiento o realidad de la Iglesia?
-No pertenezco a ninguno, aunque me siento cercana a todos, mucho más de lo que mamen-sanchez3.jpgpueda sentirme a movimientos o realidades que no sean de la Iglesia. Tengo amigos en los Legionarios de Cristo, en el Opus Dei… Mis hijos van al Recuerdo, colegio de los jesuitas donde hice COU.

-La semana pasada entrevistamos a Manuel Jiménez de Parga, que hizo una gran defensa de la enseñanza religiosa.
-Yo puedo decir que estoy muy contenta con la educación que recibí.

-¿También con la de su casa?
-También. Crecí en un hogar cristiano de muchas tradiciones. Tanto mi padre como mi madre, cada uno en su estilo, son personas que han tenido muy presente siempre el misterio religioso. En ese sentido, guardo muy buenos recuerdos de infancia.

-¿Por ejemplo?
-Cuando mi madre nos llevaba en coche al cole y hacíamos con ella, allí, la oración de la mañana; la Navidad, no sólo la de los regalos -que también-, sino ésa otra de estar todos unidos y darse cuenta del milagro que fue el nacimiento de Cristo; las siete visitas en Semana Santa, y cómo competíamos los primos por ver quién las hacía primero. “¡Yo ya llevo cinco!”. “¡Pues yo seis!”.

-Ha hablado del nacimiento de Cristo. La pregunta quizá suene ligeramente demagógica, pero ¿le hubiera dado una portada?
-Y la respuesta a lo mejor sea un poco burra, pero Cristo nació con tanta discreción, con tanta sencillez, que mucho me temo que a Belén no habría ido un solo paparazzi. Y eso que nacía el Hijo de Dios, el Mesías. La verdad, menudo portadón hubiese sido.

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