Elena Romera enfermó a los 18 años, pasó por 7 operaciones y murió: «El cáncer, mi cruz, no es una desgracia, en él he descubierto el enorme amor que Dios me tiene»

* «El cáncer es el regalo que el Señor me ha hecho. El cáncer es un regalo envuelto en un papel feo, en un periódico viejo; pero la cruz no me mata, a mí me mata interiormente no amar como yo quisiera. La cruz no es lo que me quita la paz»

CaminoCatólico.com.- Elena Romera Santillana, murió a los 25 años de edad, el 18 de noviembre de 2009, después de una larga enfermedad de cáncer. De Caravaca de la Cruz (Murcia), era buena estudiante, muy guapa, deportista, con gran personalidad….una verdadera líder.

A los 18 años le diagnosticaron un cáncer en la rodilla derecha. Pasó por siete operaciones, varias sesiones de quimioterapia, la amputación de la pierna… Luego vino el cáncer de pulmón y la muerte.  Estudio fisioterapia y pudo ejercer su profesión en Caravaca y Sligo (Irlanda). Vivía la fe en una comunidad Neocatecumenal. Lo explica Mariazell en Jóvenes Católicos. En el video publicado en el Blog de Pablo H. Breijo se visualiza el testimonio de cómo Elena Romera vivió la enfermedad.

¿Cuál sería la experiencia de vida que puede ofrecernos Elena? La experiencia de toda persona que quiere seguir a Jesucristo. Elena pone en práctica el buen combate de la fe.

Ella descubre que su cruz (el cáncer) encierra en sí misma un regalo: la intimidad con el Señor. Y dirá: “El cáncer, mi cruz, no es una desgracia, en él he descubierto el enorme amor que Dios me tiene”.

Elena, renuncia tras renuncia, se irá acercando a la imagen de Jesús crucificado.

Crecerá mucho en el cariño a los demás y en su afán de anunciar el amor de Dios.

A lo largo de los siete años de enfermedad, el Señor va puliéndola, haciéndola pequeña; perderá el pelo, la pierna…, se despojará de su orgullo, de su vanidad, de su egoísmo…; después, cuando ya esté preparada celebrará sus Bodas.

Decía a quien la quisiera oír: «El cáncer no es una desgracia. Es el regalo que el Señor me ha hecho; en la cruz he conocido el amor que mi Padre me tiene. El cáncer es un regalo envuelto en un papel feo, en un periódico viejo; pero la cruz no me mata, a mí me mata interiormente no amar como yo quisiera. La cruz no es lo que me quita la paz».

Ella concibe la muerte como las “Bodas con su Amado”, que la espera. El día de su funeral la vestirán con el sari blanco- pues era aspirante de las Misioneras de la Caridad- y, como una novia muy enamorada, sale al encuentro de su Amado.

En su lápida está escrito: “Encontré el Amor de mi vida, lo he abrazado y no lo dejaré jamás”.

La periodista María Victoria Luque Vega, Barcelona, 1965, ha escrito un libro con el testimonio de Elena:

YO SOY PARA MI AMADO. CONFIDENCIAS DE ELENA, UNA JOVEN CON CÁNCER”, de la editorial  ASOCIACION BENDITA MARIA.

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