Fray José Escribano fue curado de un cáncer de pulmón por intercesión del Venerable Isidoro Zorzano: los médicos al operarlo no encontraron el tumor diagnosticado

* «Me puse en manos de los doctores mientras que rezamos a Isidoro, con la certeza de que si era el momento de irme, Dios me lo indicaría y yo tan contento. Pero también me parecía que yo era aún demasiado joven y no había trabajado lo suficiente, así que también estaba seguro que Isidoro me obtendría de Dios cualquier curación que fuese necesaria. ¿Por qué Isidoro? Porque sentía gran admiración por él, por haber sido fiel a su vocación. Él murió de modo muy normal, pero al mismo tiempo muy santamente. Realmente estaba convencido. Tenía esta devoción y le recé» 

Fr. José Escribano tenía 28 años cuando padeció el tumor

Camino Católico.- En un video testimonial publicado por el Opus Dei se explica que en 1961 el sacerdote don José Escribano acudió al médico con molestias en los pulmones. Las radiografías que se le hicieron mostraron signos de cáncer. En seguida la gente a su alrededor comenzó a rezar pidiendo su curación por intercesión de Isidoro Zorzano, ingeniero del Opus Dei declarado Venerable por el Papa Francisco en el año 2016. Cuando los médicos le operaron para confirmar el diagnóstico, descubrieron que todo estaba perfecto.

Un tumor cancerígeno que según la tomografía era de 6 x 2 cm

Fr. José Escribano tenía 28 años. Licenciado en Medicina y Cirugía, y doctor en Derecho Canónico, vivía en Montreal. A principios de noviembre de 1961, mientras predicaba un retiro espiritual, le comenzó a molestar la garganta y empezó a toser sangre. Un médico que asistía al retiro, el Dr. Zeiden, le recomendó que fuera a ver a un especialista. Fray José fue a ver al Dr. Grossman, otorrinolaringólogo, quien lo internó inmediatamente en el Hospital General de Montreal, uno de los mejores hospitales de Canadá. La primera radiografía mostraba una opacidad en el mediastino.

El doctor y profesor Albert Larbrisseau  asegura que “la radiografía indicaba que había una masa que parecía estar localizada en el mediastino. Esta masa podría ser un tumor, un absceso o un cuerpo extraño. Por otra parte, la ubicación no estaba muy clara: ¿Estaba en la pleura? ¿Estaba en el pulmón? Se necesitaba una investigación más detallada”.

El doctor y profesor Albert Larbrissea

Le realizaron una broncoscopía y encontraron restos de sangre en los bronquios. Tomaron muestras y el resultado citológico resultó sospechoso de malignidad. “Un tumor de este tamaño, resultaría muy significativo y peligroso. Todo esto indicaba que la situación era urgente – se necesitaba un diagnóstico más claro”, explica el doctor Albert Larbrisseau .

Por su parte, José Morais, médico internista y geriatra, relata que “la naturaleza de la masa detectada tampoco estaba determinada. Podía tratarse de un tumor o de un abceso”. También se le hizo una tomografía que revelaba que la opacidad era de 6 x 2 cm y el doctor moral señala que “no era nada pequeña. Esto era un resultado muy preocupante, imposible de ignorar. Yo estaría de acuerdo con los médicos para operarle, para tratar de remover esa masa sospechosa que se acababa de descubrir”.

Finalmente los médicos diagnosticaron una masa tumoral paramediastínica derecha, sospechosa de cáncer y decidieron operar. La situación era grave y preocupante.

Fr. José Escribano en el centro de la imagen en la época que tuvo que afrontar el cáncer

Una cadena de oración pidiendo la curación de Fray Escribano a Isidoro Zorzano

Laly Martin Rueda, que conoció en 1959 a Fray José Escribano, explica que “nos pidieron que rezáramos mucho a través de Isidoro, pues todo indicaba que Fr. Escribano tenía un tumor. Y eso es lo que hicimos. Pedimos a nuestro alrededor que muchas personas encomendaran esta intención a través de Isidoro”. Todos pidieron por la salud de Fr. José. Hicieron una novena a Isidoro, distribuyeron su estampa a otras personas y pidieron que rezasen. Se organizó una cadena de oraciones.

Laly Martin Rueda

Downes Ryan, que desde 1958 conocía a Fr. Escribano, recuerda cuando se organizó la cadena de oración: “¡Ah, hay que rezar! Hay que pedir con fe. Hay que hacer algo. Vamos a pedir por intercesión de Isidoro. Tan pronto como nos enteramos de la situación de Fr. Joseph nos decíamos: «Sí, he rezado la oración para la devoción privada». «Sí, yo también tengo la carta de oración»”.

Downes Ryan

La operación a Fray José Escribano para quitar el tumor confirma la curación

El 27 de noviembre de 1961, el Dr. Eric McNaughton, jefe de cirugía torácica del Hospital General de Montreal, concretó la operación. Abrió la cavidad torácica, exploró detenidamente el pulmón derecho y el mediastino, pero no encontró ninguna lesión o alteración.

José Morais, médico internista y geriatra

El doctor José Morais subraya que “esto es lo que resultó muy sorprendente, pues considerando los resultados, las radiografías, la tomografía, e incluso la broncoscopía, que mostraba células con indicios de malignidad, los doctores esperaban ver un tumor. En cambio en espacio de unos pocos días, la masa desapareció completamente. Han de haber quedado completamente perplejos. Esto no tiene explicación”.

El Dr. Eric McNaughton lo revisó varias veces pero no vio ni rastro del tumor. Hizo ir al radiólogo al quirófano y todos confirmaron que el tumor había desaparecido.

Fray Escribano dice que “estaba seguro que Isidoro me obtendría de Dios cualquier curación que fuese necesaria”

Hoy,  58 años después, podemos conversar con Fr. José que sigue con vida gracias a esta curación:

Fr. José Escribano en la actualidad

“Me puse en manos de los doctores mientras que rezamos a Isidoro, con la certeza de que si era el momento de irme, Dios me lo indicaría y yo tan contento. Pero también me parecía que yo era aún demasiado joven y no había trabajado lo suficiente, así que también estaba seguro que Isidoro me obtendría de Dios cualquier curación que fuese necesaria. ¿Por qué Isidoro? Porque sentía gran admiración por él, por haber sido fiel a su vocación. Él murió de modo muy normal, pero al mismo tiempo muy santamente. Realmente estaba convencido. Tenía esta devoción y le recé”. 

Las declaraciones de los médicos certifican esta curación inexplicable:

El Dr. Grossman de religión judía dijo: “Sé que no he hecho nada en mi campo para sanarlo”.

El Dr. Eric MacNaughton asegura que “para mí, en tanto que médico, esta curación es inexplicable. Es algo que yo no puedo explicar de modo físico. El consenso entre los doctores es que esta curación es inexplicable”.

Y el Dr. Lloyd Caswell añade: “Yo no conozco a nadie que pueda explicar esta curación””.

La vida y el testimonio del Venerable Isidoro Zorzano

El Venerable Isidoro Zorzano, por cuya intercesión se obró la curación de Fray Escribano, nació en Buenos Aires (Argentina) el 13 de septiembre de 1902. Tres años después la familia emigró a España y se instaló en Logroño. En el bachillerato entabló amistad con Josemaría Escrivá. Siendo adolescente, intensificó su práctica religiosa y buscó la ayuda de algún sacerdote para que le aconsejara sobre su vida cristiana. Ejercía las obras de misericordia y estaba siempre dispuesto a ayudar. Tras obtener el título de ingeniero industrial, en 1927, trabajó en un astillero de Cádiz. Más tarde, se fue a Málaga, empleado por la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. Allí también dio clases en la Escuela Industrial. Por entonces, Isidoro comenzó a sentir con más profundidad inquietudes espirituales.

En 1930, Josemaría Escrivá —que era sacerdote desde hacía cinco años— le explicó el mensaje del Opus Dei: buscar la santidad y hacer apostolado a través del trabajo profesional y del cumplimiento de los deberes ordinarios. Isidoro advirtió que aquel panorama respondía a sus aspiraciones y decidió formar parte del Opus Dei. Fomentó su vida de oración, madrugaba para asistir a Misa y comulgar y colaboraba con obras asistenciales. Era conocido por su sentido de justicia, su espíritu de servicio y su cercanía con quienes trabajaban bajo su dirección.

Durante la Guerra Civil española asistió a muchas personas, proporcionándoles provisiones, alimentos y ayuda espiritual. Contribuyó a mantener unidos con san Josemaría y entre sí a los miembros del Opus Dei. Puso de manifiesto su amor a la Eucaristía: a pesar de las restricciones, proporcionaba a san Josemaría y a otros sacerdotes el pan y el vino para que pudieran celebrar la Misa en la clandestinidad, guardaba las sagradas formas para que comulgaran los refugiados y facilitaba a los conocidos la asistencia a la celebración eucarística. Para ayudar a todas esas personas, se amparaba en su condición de extranjero, precariamente documentada con su partida de nacimiento en Buenos Aires. Podía ser arrestado y ejecutado en cualquier momento.

Terminada la guerra, Isidoro trabajó en la Compañía Nacional de Ferrocarriles del Oeste. Además, san Josemaría le nombró administrador de las obras de apostolado del Opus Dei: desempeñó ese encargo con disponibilidad, humildad y sin perder la paz ante las dificultades económicas. Isidoro meditaba detenidamente la vida de Cristo, acudía a la santísima Virgen con afecto filial, manifestaba su amor a Dios en el servicio a los demás y en el cuidado de las cosas pequeñas.

A comienzos de 1943 le diagnosticaron una linfogranulomatosis maligna. Sobrellevó la dolorosa enfermedad con fortaleza y abandono en la voluntad de Dios. Falleció con fama de santidad el 15 de julio de ese mismo año, a la edad de cuarenta años, y fue enterrado en el cementerio de La Almudena.

El proceso de canonización, de acuerdo con las normas vigentes entonces, se terminó en 1961. En 1992, de acuerdo con las Normae Servandae de la Congregación y de la Divinus perfectionis Magister de Juan Pablo II, se llevó a cabo en la Diócesis de Madrid una Inquisitio Dioecesana Additionalis.

Finalmente, la Congregación dio el Decreto de aprobación del proceso, y en 2006 se depositó la Positio para determinar si vivió en grado heroico las virtudes cristianas.

El 6 de octubre de 2009, con la aprobación de la Congregación para las Causas de los Santos y del cardenal arzobispo de Madrid, sus restos se trasladaron a la capilla del Cristo de la madrileña parroquia de San Alberto Magno.

El 21 de diciembre de 2016 el Papa Francisco autoriza que la Congregación de las Causas de los Santos promulgue el decreto sobre las virtudes heroicas del siervo de Dios Isidoro Zorzano.

Fuente:Opus Dei
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