Muere Jorge Ribera, joven con leucemia que arrastró a miles a la oración y a Cristo y que se despidió así: «Que estéis alegres, que no os alejéis de Dios y nos vemos en el cielo»

* «Sin la fe puedes verlo como una forma de superación o de mejora personal. Si crees, tienes la certeza de que ese dolor trasciende hacia algo o alguien, así que puedes aprovechar y ofrecerlo por la gente a la que quieres, esto me ayuda a ver que Dios realmente existe, veo cambios alucinantes en amigos y personas conocidas que de otra forma dudo mucho que pudieran ocurrir… Si no consiguiera vencer a la enfermedad, me dolería por la gente que está cerca de mí, por su sufrimiento. Yo, aunque prefiero quedarme, lo aceptaría, pues tengo claro que de aquí al cielo»

Camino Católico.-  “Que estéis alegres, que no os alejéis de Dios y nos vemos en el cielo”, fue el último mensaje que envió Jorge Ribera, de 24 años, antes de apagarse, esta vez definitivamente, tras 10 intensos años de superación y combate contra la leucemia, el pasado sábado, 29 de febrero de 2020, a las 9 horas. Y es que la lucha contra la leucemia de este joven católico se había convertido en conjunta gracias a la enorme cadena de oración que durante años se ha ido extendiendo por toda España e incluso en otros países. Eran como decía el propio Jorge sus “smile soldiers”, los soldados de las sonrisas.  El testimonio de fe, lucha, paz y alegría de Jorge ha marcado de por vida a quienes lo acompañaron por el camino. “Esa forma de aceptar su cruz y no solo agarrarse a ella, sino también servirse de la misma para atraer a los de su alrededor a Cristo”, expresa uno de sus amigos más cercanos.

En el hospital en el año 2015

Jorge Ribera se nos ha ido al cielo hoy a las 9 de la mañana, rodeado del cariño de su familia. Es momento de dar gracias a Dios por su vida. De encomendarle y encomendarnos a él y de rezar mucho por su familia en estos momentos tan difíciles. Que Dios os bendiga por lo mucho que habéis rezado y le habéis acompaño desde aquí durante tantos años. Os bendigo cariñosamente a todos”, informaba el sábado 29 de febrero a través de las redes sociales el sacerdote Juan Ramón Domínguez.

Cadena de oración en Whatsapp

“Jorge descansa YA Y PARA SIEMPRE en el SEÑOR”, escribió Trini, su madre, a través de Whatsapp y redes sociales. “Rezamos por su alma sabiendo que él ahora intercederá por cada uno de nosotros desde el cielo. Damos gracias a Dios por cada día de su vida a nuestro lado”.

Siempre arropado por los suyos, Jorge tenía cada vez más amigos y personas que sin conocerlo, rezaban por él cada día, motivados por las indicaciones de sus padres, quienes informaban de sus progresos y sus recaídas a través de un grupo de oración multitudinario en Whatsapp.

Sus amigos, siempre al pie del cañón, a sabiendas de que Jorge era un regalo prestado por Dios, lo acompañaban a cada momento, lo visitaban en casa, en el hospital o en donde estuviera, animándole con canciones y sonrisas, chistes y guitarras, paellas y excursiones, y lo más importante, rezaban con él y por él, todos los días, seguros de que Jorge se iría al Cielo cuando Dios lo dispusiera.

Durante estos últimos meses la enfermedad había ido avanzando y la muerte se acercaba, pero este ejército de las sonrisas que siempre le ha estado sosteniendo en la oración provocó un momento viral en las redes cuando estando ingresado en el hospital sus amigos llegaron y le sorprendieron con una canción compuesta expresamente para él que emocionó totalmente a Jorge.

El testimonio de amor a Dios de Jorge

El testimonio de fe de Jorge, su alegría y su amor a Dios en medio del dolor, el sufrimiento y la muerte ha ayudado a miles de personas, a aquellos que rezaban por él y a todos aquellos que han ido conociendo su historia. Una cita que define quién fue Jorge Ribera fue esta intervención suya: “Le diría a Dios que le quiero con locura, le doy gracias de todo lo que me ha dado y le pido que me ayude a ser mejor”. Durante años Jorge ha ido hablando de su enfermedad, su evolución y cómo afrontaba toda esta situación a través de las redes sociales, donde un ejército de seguidores rezaba por él, le animaban y a su vez eran ellos los que eran ayudados por esta experiencia de lucha impregnada de Dios.

En una charla que pudo dar en un colegio en un periodo extrahospitalario, Jorge decía a otros jóvenes con total naturalidad: «Soy consciente de que estoy vivo porque hay mucha gente rezando por mí».  Y sobre esa ayuda sobrenatural que recibía añadía: «He decidido seguir luchando por toda la gente que me quiereSaco fuerzas de mi familia y de Dios».

En varias ocasiones ha tenido ocasión de explicar el papel de Dios en su enfermedad y sobre todo en poder vivirlo con alegría y esperanza. Jorge aseguraba en Respública que “sin la fe puedes verlo como una forma de superación o de mejora personal. Si crees, tienes la certeza de que ese dolor trasciende hacia algo o alguien, así que puedes aprovechar y ofrecerlo por la gente a la que quieresesto me ayuda a ver que Dios realmente existe, veo cambios alucinantes en amigos y personas conocidas que de otra forma dudo mucho que pudieran ocurrir”.

Es decir, la enfermedad era para él también un elemento en el que podía mostrar a Dios. Recordaba el momento en el que le diagnosticaron la leucemia que le tuvo una buena parte de su vida entre su casa y hospitales. “Me lo dijeron mis padres, en principio tenía que ingresar en ese mismo momento en el que me lo decían, pero al final me dejaron entrar por la noche, así que me fui con mis padres y hermanos a casa. Hicimos una buena comida y pasamos un rato juntos llorando y desahogándonos. Después me fui a despedirme de mis amigos. Me despedí del Señor y fui a Misa, me confesé y recibí la Unción de Enfermos. Y listo, para mi nueva casa”.

En Camino Católico, contamos en febrero de 2015 que pese a su juventud mostraba una enorme madurez espiritual. Desde su propia experiencia explicaba que “si lo aceptas, rezas más y estás mucho más cerca de Dios. Y es que Dios no es un ente extraño que está ahí viendo lo que hacemos y ya. ¡Qué va! Dios es nuestro padre y cualquier padre se vería afectado si su hijo estuviera pasando por una situación como esta. Así que le pido ayuda y consuelo”.

Jorge no separaba a Dios de su Iglesia y afirmaba que estar en ella “me ayuda a tener fe porque sabes que lo que estoy pasando no es en vano sino que tiene repercusiones en los demás, es algo trascendente con lo que puedes ayudar al resto”.

“Me he sentido muy ayudado por la Iglesia. Los sacerdotes han estado ahí para poder confesarme y comulgar y, además, me consta que religiosas y religiosos están rezando por mí. También amigos, conocidos e incluso gente que no conozco de nada pero que les ha llegado mi caso me mandan ánimos y me encomiendan”, añadía Jorge.

En todo momento luchó para curarse, con sus propias fuerzas y también con la de tantas miles de personas con las que estaba en comunión a través de la oración. Pero sabía que la muerte podría estar ahí y no la rehuía.  “Sobre lo de ‘pobre Jorge’, para nada, en realidad si no consiguiera vencer a la enfermedad, me dolería por la gente que está cerca de mí, por su sufrimiento. Yo, aunque prefiero quedarme, lo aceptaría, pues tengo claro que de aquí al cielo”, afirmaba.

Tampoco se cansaba de explicar de dónde le venía esta vitalidad para afrontar la vida. Explicaba Jorge: “No me canso de responder que la saco de Dios, no veo otra forma de poder afrontar esto. Tampoco me siento utilizado, aunque mucho menos un punto de referencia para nada ni nadie. Lo único para lo que me pueden utilizar es para rezar por ellos, o alguien o  algo, así que si es eso lo que me piden, por mí genial, cuántos más mejor, hay que sacar el máximo provecho posible de esto”.

Ganas locas de vivir

Uno de sus mejores amigos destaca a Zenit  de él “esas ganas locas de vivir. Da igual que le dieran una buena que una mala noticia en el hospital, que al día siguiente lo tenías de excursión, o de ruta en moto o con los amigos o tirándose de paracaídas o puenting… cualquier excusa era buena para salir a vivir y comerse el mundo”.

Sostenido por un aluvión de oraciones, día a día, este joven valenciano de 24 años ha ganado la batalla de la vida eterna. Ha vivido al día, ha exprimido cada segundo de su corta vida, ha aprendido a ser feliz en medio de extremas dolencias y dificultades y ha regalado amor a todos los que se acercaban a él.

Para el joven estudiante de Magisterio, ninguno de sus amigos pasaba desapercibido: “Ese don que tenía el para tratar a cada uno de una forma diferente, ajustándose siempre a su forma de ser, recordando al de al lado su valía y cuando era necesario, corrigiendo sus defectos con muchísimo tacto y cariño”, advierte su amigo.

A Jorge le caracterizaba “ese espíritu de servicio que tenía hacia el resto, esa capacidad de darse a los demás y compartirlo todo”, escribe su compañero del colegio ‘El Vedat’. “Por otra parte, esa preocupación por querer juntarnos a todos año tras año (a los de su promoción del colegio) hasta tal punto de organizar una comida de promoción a pesar de no poder asistir a ella”.

“Ahora toca seguir sus pasos”

“Ahora toca seguir sus pasos, que bien nos los ha marcado con su gran ejemplo”, expresa su allegado amigo. “Incluso ahora, cuando se marcha de este mundo, nos manda unos últimos ‘deberes’ para asegurarse de que los que nos quedamos seamos felices: ‘Que estéis alegres, que no os alejéis de Dios y nos vemos en el cielo’”.

“Ha sido una pasada haber tenido a Jorge como amigo… literalmente, un regalo del cielo. Ahora ya le toca descansar, que lo tiene bien merecido. Yo estoy feliz de tenerlo ahí siempre y afortunado de poder haber compartido con Jorge millones de momentos desde que éramos unos enanos”, recuerda.

Con numerosísima participación, la misa funeral se celebró el domingo a las 10:30 horas en la parroquia de San Josemaría, en Valencia, y fue concelebrada por 15 sacerdotes.

“Toda la familia Ribera Sempere con Jorge ya en el cielo os damos las gracias por todas vuestras oraciones durante casi diez años y por el cariño de estos dos días. Ahora más que nunca no podemos dejar de rezar. Jorge descansa YA Y PARA SIEMPRE. Los que nos quedamos, le vamos a echar mucho de menos, pero él quiere que recéis y nos quiere volver a ver en el cielo, donde nos espera. Seguimos rezando”, escribieron el domingo por el grupo de difusión de WhatsApp.

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