Stojan Adasevic, médico ex-abortista: «Apreté hasta haber convertido aquello en una pasta»

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* Realizó en la antigua Yugoslavia más de 55.000 abortos, de 35 a 40 por día, y dejó de matar niños después de soñar con Santo Tomás de Aquino y practicar uno a la novia de un primo suyo, en el cual presenció, después de aplastar el feto, como el corastojan4771_stojan_adasevic.jpgzón del pequeño latía

11 de octubre de 2009.- Stojan Adasevic mató a más de 55.000 niños cuando practicaba abortos, hasta que vió cómo el latido del corazón de uno de los niños se iba apagando poco a poco en medio de una masa de tejidos que extrajo con sus pinzas. Ese pequeño era hijo de un primo suyo. Días antes había soñado con Santo Tomás de Aquino y decidió dejarlo, pero el día que se presentó su primo con su novia sucumbió. Sin embargo, esa experiencia fue decisiva para abandonar los abortos y Santo Tomás su guia y protector para perseverar en su decisión en medio de la Serbia comunista. Su testimonio es parte de un documental que AIN repartirá de forma gratuita desde el martes.

(Escuchar la Voz del Señor) Stojan Adasevic es actualmente el principal líder pro-vida de Serbia, pero durante 26 años fue el ginecólogo abortista más prestigioso de la Belgrado comunista. Calcula que realizó al menos 55.000 abortos. Llegó a practicar 35 a 40 abortos en un sólo día. Los libros de medicina del régimen comunista decían que abortar era, simplemente, extirpar un trozo de tejido. Los ultrasonidos que permitían ver al feto llegaron en los años 80, pero no cambiaron su ostojanadasevicadasevic_fotonoticia.jpgpinión

Sin embargo, empezó a tener pesadillas. Soñaba con un hermoso campo, lleno de niños y jóvenes que jugaban y reían, de cuatro a 24 años, pero que huían aterrrados de él. Un hombre vestido con un hábito blanco y negro lo miraba intensamente, en silencio. El sueño se repetía cada noche y despertaba con sudores fríos. Una noche preguntó al hombre de negro y blanco por su nombre. "Me llamo Tomás de Aquino", respondió el hombre del sueño. Adasevic, formado en la escuela comunista, nunca había oído hablar del genial santo dominico, no reconoció el nombre. "¿Por qué no me preguntas quiénes son estos niños? Son los que mataste con tus abortos", le dijo Tomás.

La impresión de un corazón latiendo

Adasevic despertó, impresionado, y decidió no practicar más intervenciones. Pero ese mismo día vino a su hospital un primo con su novia, embarazada de cuatro meses, para hacerse su noveno aborto, algo bastante frecuente en los países del bloque soviético. El doctor accedió. En vez de sacar el feto miembro a miembro, decidió machacarlo y sacarlo como una masa. Él mismo lo relata:

«Corté el vientre, abrí la placenta y el líquido amniótico se derramó. Agarré al niño, forcejeé un poco y, tras extraerle, lo puse sobre un paño. De pronto miré stojan_adasevicabo.jpgy vi una mano, algo grande. El niño tenía tres meses y medio, tal vez cuatro. No tenía una cinta métrica a mano para medirla. Había salpicaduras de yodo en la mesa y las terminaciones nerviosas de la mano entraron en contacto con el yodo. ¿Y qué ocurrió? Miré y dije: “Dios mío, la mano se está moviendo”.

Sin embargo, continué trabajando con mis pinzas y de nuevo cogí algo. Lo sujeté y lo extraje. Me dije a mí mismo: “Que no sea una pierna”. Tras extraerlo, lo miré: una pierna. Quise poner la pierna en otra mesa cuidadosamente, para que no estuviera al lado de la mano. Ya la había dejado, cuando escuché un golpe detrás de mí. Me sobresalté, se me escaparon las pinzas y la pierna cayó junto a la mano. Y vi que tanto la pierna como la mano se movían. Pero de nuevo introduje las pinzas en el vientre y apreté todo lo que había dentro.

Pensé que lo que necesitaba para acabar con aquello era extraer el corazón del niño. Continué apretando y apretando y apretando… Hasta que estuve seguro de que había convertido aquello en una pasta. Y una vez más forcejeé con las pinzas… Cuando saqué una masa pensando que serían fragmentos de hueso, la llevé hasta el baño y vi un corazón humano latiendo y latiendo. Pensé que me iba a volver loco. El latido era cada vez más y más lento hasta que finalmente se detuvo. Nadie pudo ver lo que yo vi con mis propios ojos. Acababa de asesinar a un ser humano».

Persecución a toda la familia de las autoridades y perseverancia en la decisión

Ese día el doctor Stojan Adasevic Informó al hospital de que no haría más abortos. Nunca en la Yugoslavia comunista un médico se había negado. Redujeron su salario a la mitad, echaron a su hija del trabajo, no dejaron entrar a su hijo en la universidad. ¿Acaso el estado socialista no había pagado sus estudios para servir al pueblo? ¿No estaba saboteando al Estado?

Después de dos años de "mobbing" estatal, estaba a punto de rendirse, pero volvió a soñar con Santo Tomás. "Eres mi buen amigo, persevera", dijo el hombre de blanco y negro. Adasevic se comprometió con los grupos pro-vida. Dos veces consiguió que la televisión yugoslava emitiera la película de ultrasonidos "El grito silencioso", de otro famoso ex-abortista, el doctor Bernard Nathanson. A principios de los años 90, el movimiento pro-vida consiguió incluso que el Parlamento stojan_adasevic20040921112414.jpgaprobase un decreto de protección del no nacido, pero el presidente Milosevic lo bloqueó al negarse a firmarlo. Luego, Milosevic llevó a la guerra civil a los mismos yugoslavos que habían abortado a sus hijos por miles. Hoy el doctor Adasevic ha publicado su testimonio en revistas y diarios de Europa del Este, como la revista rusa "Liubitie Drug Druga". Ha vuelto al cristianismo ortodoxo de su infancia y también ha aprendido cosas sobre Tomás de Aquino.

¿Cómo es que un santo católico se le manifestó a él, que ni lo conocía? "Tomás, influido por Aristóteles, escribió que la vida humana empezaba 40 días después de la fertilización", escribe Adasevic en "Liubitie Drug Druga". El doctor sugiere que quizá el santo buscaba compensar ese error. Adasevic, "el Nathanson serbio", prosigue hoy su lucha por la vida de los más pequeños.

El relato del testimonio de Stojan Adasevic es parte de un DVD que la Asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada va a regalar a toda persona que lo quiera en el marco de la campaña «La vida es un regalo» que pone en marcha a partir del día 13 de octubre con el objetivo de «apoyar la defensa de la vida desde su concepción hasta su muerte natural». El DVD, que se puede conseguir llamando al 902 636 737, contiene dos documentales. Uno centrado en el aborto y otro en la eutanasia.

Ambos están elaborados por la delegación de AIN en Alemania y en ellos se reflejan testimonios de impacto de médicos y personas relacionadas con el aborto y la eutanasia en varios países.

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