Jesús Santos, Fiscal de la Audiencia Nacional: “Rezo por los terroristas”

"Las oposiciones me sirvieron para encontrar a Dios"

6 de agosto de 2009.- Aterrizó en la Audiencia Nacional en una época en la que ETA no apartaba su punto de mira de los que allí prestaban servicio, con dolorosísimos resultados: el asesinato de Carmen Tagle, la carta bomba que le estalló en las manos a Fernando de Mateo Lage, la que no le estalló -fue desactivada- a Eduardo Fungairiño… De sus años en la Audiencia -caracterizados por la imparcialidad, la salvaguarda de las garantías procesales y la búsqueda de una respuesta proporcional a la gravedad de los delitos-, se queda con el “testimonio enriquecedor de las víctimas del terrorismo”, cuya fortaleza ha hecho posible encarcelar a los que señalaron los objetivos y a los que los remataron en el suelo.

( Gonzalo Altozano / Alba ) -Si tuviera que singularizar el coraje de tantísimas víctimas, ¿qué nombre daría?
-El de Ana María Neira. Diez años después del asesinato de su marido, el día en que se dictó sentencia contra el autor material del mismo, cuando la familia ya podía hacer borrón y cuenta nueva, se suicidó su hijo con el arma de su padre.

-¿Usted qué hizo?
-Llamarla. Recuerdo que me dijo: “La única esperanza que me queda es Dios, que me da fuerzas para seguir viviendo”.

-Junto a testimonios así, están los de los terroristas: testimonios de infamia.
-Son gente fría, desalmada. En los juicios es duro ver su falta de arrepentimiento y de cercanía al dolor, haciendo burla incluso de la víctima a la que han dejado en silla de ruedas. Y sin embargo…

-¿Sin embargo?
-Hay que rezar por ellos.

-¿Para qué?
-Para que se produzca un milagro y recapaciten, y vean el daño que han hecho, y pidan perdón. Sólo así podremos reintegrarlos en la sociedad. Insisto, son gente muy necesitada de nuestradeco_jesus_santos_alonso_007-a2ded.jpgs oraciones.

-¿Cuentan con las suyas?
-Sí. A los católicos nos interesan todas las almas.

-Aparte de por la conversión de los terroristas, ¿para qué reza?
-A la oración suelo llevar las realidades cotidianas de mi vida, esas que afectan a mi familia, mis amigos, mi trabajo…

-Defina oración.
-Necesidad vital de entablar un diálogo íntimo con la persona que más te quiere: Dios.

-Supongo que habrá días en que, por la razón que sea, el diálogo no es fluido.
-Es en esos momentos de contrariedad cuando me reconforta mucho recordar dos frases del Evangelio.

-¿Cuáles?
-”Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré” y “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. También encuentro consuelo en aquellos pasajes relativos a la encarnación de Jesús.

-¿Por qué?
-Porque son la prueba de que Dios nos ama. Y porque nos dicen que su rostro es el de Jesús.

-Esa vertiente humana, ¿qué implica?
-Me ayuda a pensar en Dios como el amigo que nunca falla, como el padre siempre dispuesto a perdonarte, como el juez justo pero también misericordioso.

-Al principio hablaba de la huella que le han dejado las víctimas. ¿Quién más le ha marcado?
-Mis padres, un ejemplo de vida, que nos educaron a sus hijos en la fe. Y como miembro del Opus Dei, san Josemaría.

-¿Qué destacaría de Escrivá?
-Su mensaje de búsqueda de la santidad en lo ordinario.

-Más santos.
-No sé, son tantos… Sí le digo que dedico los veranos a empaparme de sus vidas. El pasado leí la del padre Pío y la de madre Teresa. Y tengo pendiente Historia de un alma, de santa Teresita de Lisieux.

-Son cada uno de su padre y de su madre.
-Sí, pero todos pueden aportarnos algo porque fueron héroes que llevaron una lucha diaria de amor, que supieron levantarse las veces que cayeron. Su historia me anima a acercarme más a Dios.

-¿Alguna vez se alejó?
-Durante los años universitarios abandoné las prácticas de piedad. Ya sabe, demasiado ocupado en buscar nuevos horizontes, en pasármelo bien por la noc214-jesus.jpghe…

-La ruptura, ¿fue total?
-Curiosamente, nunca dejé de rezar por las noches, de acordarme de la Virgen.

-¿Cuándo fue el punto de inflexión?
-En cuarto de carrera. Me sentía vacío, quería darle un sentido a mi vida… Y tuve la suerte de que un compañero me llevó a un centro de la Obra. Volví a confesar, descubrí qué era la oración, empecé a convertir las horas de estudio en horas de oración. Aunque…

-Diga, diga.
-Esto último empecé a hacerlo realmente mientras preparaba oposiciones.

-No me diga que para encontrarle hay que encerrarse a estudiar ocho horas al día.
-Bueno, a mí las oposiciones me sirvieron para tratarle más a fondo. Pero Dios está en todas partes.

-¿También en la vida social?
-También. No olvidemos que la fe tiene una dimensión comunitaria.

-Pues hay quien la quiere recluir. Ante eso, ¿qué deben hacer los católicos?
-Malos cristianos seríamos si nos avergonzáramos. Es más, bien está que los que desarrollamos una actividad pública seamos testigos de Aquel que es eje de nuestras vidas: Jesús.

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