Alisa Iordan se sentía vacía y planeó suicidarse, pero se ha bautizado a los 21 años: «Hablé con amigos y vi que Dios podía estar obrando en mí. Ahora sé que la fe da libertad»

* «Hay gente que me pregunta cómo puedo creer en Dios cuando vemos todas esas atrocidades de la guerra. Pero creo que Dios nos dio libre voluntad. Unos la usan para servir a su orgullo, pero podemos usarla para trabajar por la paz»

Camino Católico.-  Libertad para amar. Eso es lo que Alisa Iordan, de 21 años, dice que ha encontrado recientemente en la fe y el bautismo. «Antes pensaba que la fe era limitadora y opresiva, pero ahora me doy cuenta de que es extremadamente liberadora», asegura, poco después de ser bautizada en Pascua de 2022.

«Saber que todo se perdona me hace sentirme absolutamente libre, no porque piense que ahora pueda hacer cualquier cosa, sino porque sé que, no importa lo que hiciera mal, no tengo que llevar esa carga conmigo«, detalla. «Me siento a la vez en paz y muy emocionada».

Dice que ahora tiene libertad para poder amar bien.

La ha bautizado en Malta el arzobispo Charles Scicluna, en la catedral. Otros 14 adultos recibieron la Confirmación pero ella fue la única que recibió el bautismo. En el Times of Malta ha contado su testimonio y P.J.G. lo traduce y sintetiza en Religión en Libertad.

Educada como agnóstica

Alisa está en su segundo año de Sociología en la Universidad de Malta. Llegó de su Rusia natal con su madre y su hermana hace 10 años ya. Su madre quería dar a sus hijas una educación europea, y le gustaba el clima y la gente de Malta. A Alisa la educaron como agnóstica, lejos de cualquier religión. Hasta noviembre de 2021 nunca pensó en la religión, en enero empezó a creer en Dios.

 se dio cuenta de que, durante años, «algo faltaba». «Nunca pensé que fuera la religión. Para mí, la religión era algo para personas de mente débil que no son muy brillantes y eligen la salida fácil. Pero me sentía muy vacía, como echando algo de menos…»

«Empecé a experimentar una gran sensación de falta de sentido, hasta que fue demasiado, y entonces, en noviembre, empecé a contemplar el suicidio. Nunca lo intenté, pero lo estuve planeando», admite.

Alisa Iordan recibe el bautismo en la catedral de Malta de manos del arzobispo Scicluna

Poder hablar en profundidad… y un día ir a misa

A Alisa le ayudó abrirse a hablar con amigos sobre sus sentimientos. Y después de hablar con ellos, dice que empezó a creer que «Dios podía estar obrando en mí».

Alisa tenía un novio, católico bautizado pero no practicante. Fue ella la que lo acercó a él a la fe. Un domingo de enero decidieron ir juntos a misa.

Era la primera vez que Alisa entraba en un iglesia para participar en misa. Y su sensación fue intensa: «Sentí como si volviera a casa. Recuerdo cuando en Rusia jugábamos en la nieve con un tiempo gélido. En cuanto volvíamos a casa, nos envolvía esa sensación cálida, acogedora, de familia y comida caliente. Eso es para mí la sensación de llegar a casa. Y eso es exactamente lo que sentí cuando entré en esa iglesia por primera vez».

Desde entonces, Alisa y Brandon han ido juntos a misa cada domingo, y empezaron una catequesis semanal con un sacerdote.

Los temas de la fe van encajando

Alisa dice que los temas que planteaba fueron «encajando en su lugar de forma orgánica, armoniosa. Iba a las reuniones semanales con preguntas preparadas y él me las respondía antes de que las planteara», comenta. Luego, cuando iba a misa, «la homilía es como si tratara exactamente de lo que habíamos tratado esa semana».

Hace unas semanas el Papa Francisco estuvo en Malta y Gozo. Alisa, que hace unos meses pensaba en el Papa sólo como un dignatario más, se sumó al entusiasmo de muchos jóvenes que acudieron a su encuentro a la plaza de St. George en La Valetta. «Su bendición desde el balcón era muy cálida, casi mágica», comenta.

Le apena la guerra en Ucrania. «Condeno con fuerza toda esa violencia que sucede», dice. Asegura que la fe le ha dado consuelo en estas semanas tristes. «Hay gente que me pregunta cómo puedo creer en Dios cuando vemos todas esas atrocidades de la guerra. Pero creo que Dios nos dio libre voluntad. Unos la usan para servir a su orgullo, pero podemos usarla para trabajar por la paz», propone.


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