Álvaro Medina del Campo al nacer enfermó, su padre perseguía a los cristianos, fue a rezar a una iglesia, el bebé se sanó y él se convirtió: «El Señor está con nosotros cada día»

* «Mi padre no vio a sus hijos acogerse en la fe y no decayó en ningún momento. Y años después, la semilla que él había puesto estaba ahí, y cuando al Señor le pareció bien, la hizo crecer. Yo fui a la Iglesia evangélica, estuve con los Testigos de Jehová, estuve estudiando el Corán… Hasta que un día, al cabo de mucho tiempo, sin ninguna razón aparente, sentí un deseo muy grande de Dios. Armé un lío terrible porque, como no frecuentaba las iglesias, llamando por teléfono para pedir cita para confesarme… ¡Imagínate el lío!»

Camino Católico.-  A sus 72 años, Álvaro Medina del Campo y su esposa María Rosario García Garoz han viajado a Roma desde Madrid (España), para dar su testimonio acerca de la importancia de la transmisión de la fe de los mayores a los jóvenes en el X Encuentro Mundial de las Familias, que se visualiza en el vídeo de la transmisión en directo realizada por la EWTN . Han explicado la historia de uno de sus nietos, quien les pidió ser bautizado para que Dios le escuchara mejor cuando rezaba por la enfermedad de su madre. Álvaro es presidente nacional de Vida Ascendente, un Movimiento Laical de personas jubiladas y mayores y jamás se habría imaginado que la historia de su padre que perseguía cristianos y se convirtió, que pasó hace tantos años, iba a contarse en un día como hoy en Roma ante más de 2.000 personas.

“Mi intención es transmitir a los mayores esperanza en un tema que genera mucho dolor y desconcierto, que es cuando una persona está tratando de transmitir su fe a sus hijos y a sus nietos y no lo consiguen”, explica. “Para consolar y esperanzar a los mayores a que no dejen de dar su testimonio, he podido contar lo que le pasó a mi padre, que se pasó toda su vida dando testimonio de aquel milagro que él había vivido”.

Álvaro Medina del Campo y su esposa María Rosario García Garoz explican su testimonio en el Encuentro Mundial de Familias. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Un milagro entre lágrimas

Durante la Guerra Civil española, el padre de Álvaro se sintió atraído por las juventudes comunistas. Luchó en contra de la religión y las iglesias y terminó encarcelado durante más de 6 años.  Al salir de prisión se enamoró de su mujer, que era diez años más mayor que él, y pronto se casaron. Después de 3 abortos, nació Álvaro. Sin embargo, a los pocos meses el bebé enfermó con pulmonía doble.

El padre de Álvaro, en medio de la desesperación por ver a su hijo enfermo, sintió la necesidad de acudir a una iglesia. Sin saber apenas rezar, llegó a una iglesia a medianoche para rogar a Dios por la vida de su hijo. De pronto, un sacerdote se acercó a él y le preguntó qué le ocurría. El sacerdote, al escuchar su historia le dijo: “No sabes rezar, caballero, pero hoy has rezado más que yo: vete a casa”.

Y esa misma noche, al llegar a casa, su mujer le dijo que su hijo volvía a respirar sin ninguna dificultad y que la fiebre había desaparecido. Los médicos no encontraron ninguna explicación.

“Estaba vestido de cura, pero estoy seguro de que era un ángel”, dice Álvaro.

“Mi padre no vio a sus hijos acogerse en la fe y no decayó en ningún momento. Y años después, la semilla que él había puesto estaba ahí, y cuando al Señor le pareció bien, la hizo crecer”, asegura Álvaro, que prefirió buscar la verdad por su cuenta:

“Yo fui a la Iglesia evangélica, estuve con los Testigos de Jehová, estuve estudiando el Corán… Hasta que un día,  al cabo de mucho tiempo, sin ninguna razón aparente, sentí un deseo muy grande de Dios. Armé un lío terrible porque, como no frecuentaba las iglesias, llamando por teléfono para pedir cita para confesarme… ¡Imagínate el lío! ¿Cómo iba a imaginarme yo que aquella historia de mi padre un día iba a venir yo a contarla a Roma? ¡Dios mío!”.

“En el tiempo de llorar nos visitó el Señor”

El testimonio del padre de Álvaro  le sirvió como ejemplo a Álvaro y su mujer María Rosario para poder afrontar todas las dificultades de la vida.

Entre estas dificultades, la mayor fue ver enfermar espiritual y físicamente a su hija Eva, que pasó varios meses en coma por un aneurisma en la cabeza.

Álvaro Medina del Campo y su esposa María Rosario García Garoz interviniendo en el X Encuentro Mundial de las Familias

Además, durante un tiempo huyó a una comuna donde vivió alejada de su familia, hijos y también de Dios, llegando incluso a querer terminar con su vida. El ejemplo y la fe que Álvaro aprendió de su padre le ayudó a nunca dejar de confiar en el Señor y esperar con paciencia y esperanza la recuperación de su hija Eva. 

“Ahora nuestra misión es acompañar a nuestra hija a la casa del Padre con todo lo que conlleva”, asegura el matrimonio.

María Rosario relata que “en casa de vez en cuando, cuando rezábamos bendecíamos la mesa. Mi nieto Víctor no estaba bautizado y nos pidió recibir el bautismo para que Dios le escuchara mejor cuando rezaba por la enfermedad de su madre. Poco a poco los abuelos vamos transmitiendo esa semillita y llega el momento y a él también la ha servido. Yo creo que los abuelos hacemos mucho.”

De alguna manera, Álvaro volvió a repetir la historia de su padre, rezando al Señor por la recuperación de su hija. “No teníamos ninguna certeza de nada. Estábamos convencidos de que se iba a morir. No pedíamos al Señor por su curación, sino por su salvación.  Pero el Señor tenía sus planes, y esa es nuestra misión y tarea ahora, cuidar de nuestra hija. Y ahora sabemos que el Señor nos cuidó siempre, y a ella ahora la vemos feliz, aunque dentro de sus limitaciones”.

Su hija se va recuperando poco a poco, y hace apenas un año dos de sus hijos fueron bautizados. Además, uno de ellos fue adoptado por su tío, el hermano de Eva.

Las certezas de fe

El matrimonio español asegura que “el Señor está con nosotros cada día. Y para tener certeza de eso, no hay mejor cosa que hacer memoria. Si uno mira hacia atrás en su vida, encontrará ocasiones en las que ha sido consciente de que el Señor estaba a su lado”. 

“Quizá no eres consciente en ese momento, pero después te das cuenta. Hay distintas ocasiones en las que tienes fe cierta de que el Señor estaba contigo, y eso es lo que fortalece la fe. Si uno tiene esas certezas de fe, que ponga los ojos en el Señor, confíe y siga caminando”, dice Álvaro.

“Aunque no quiere decir que coincida con lo que queremos, el Señor juega con nuestros planes, aunque lo que esté pasando no lo entiendas en el momento”, asegura.

“El amor es darse”

“Cuando la pareja mide su relación en función de lo que el otro le hace feliz, lo más seguro es que se rompa. Porque es imposible que te esté haciendo felíz siempre”, explicaron a continuación los esposos.

“Pero si la pasión de la pareja es hacer feliz al otro, es casi imposible que se rompa. Porque lo que estás buscando es encontrar la manera de hacer al otro feliz. El amor es darse, y cuando el amor se entiende desde el don, las parejas en las circunstancias difíciles se unen más. “Esperamos que este Encuentro de las Familias sirva para lo que pretende el Papa, cambiar la mirada hacia los mayores, que serenemos el ánimo y veamos la realidad con serenidad, realismo y sensatez”, han concluido.

testimonio, conversión, historia de conversión, historia de vocación, Jesucristo, Dios, evangelio, fe, oración, Encuentro Mundial de las Familias, transmisión de la fe, matrimonio, abuelos,


Para entrar en el catálogo y en la tienda pincha en la imagen

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad