Ana Iris Blanco Achés, predicadora y cantautora de Venezuela: “Cantar la palabra de Dios tiene un poder soberano”

“No debemos utilizar la música para nuestros intereses personales. Nuestra música tiene que llamar a la conversión, al encuentro con Dios, a buscar una vida nueva, a perdonar, a amar a los enemigos. Ésta es la música que Dios quiere que se despierte en la Iglesia católica hoy” 

26 de octubre de 2014.- (Ana Iris Blanco Achés / Aleteia / Camino Católico La hermana Ana Iris Blanco Achés, laica consagrada residente en Venezuela, sirve a la Iglesia compartiendo en retiros su experiencia de fe y a través de la música en diversos países latinoamericanos. Acaba de publicar su primer disco, y entre sus numerosas actividades, en enero de 2015 participará en el encuentro de jóvenes de la Renovación Carismática Católica de Bolivia.

En su opinión, “no debemos utilizar la música para nuestros intereses personales. Nuestra música tiene que llamar a la conversión, al encuentro con Dios, a buscar una vida nueva, a perdonar, a amar a los enemigos. Ésta es la música que Dios quiere que se despierte en la iglesia católica hoy”. La artista explica a Aleteia cómo nacen sus canciones:

Siempre me ha gustado el arte. Mi familia es familia de músicos. Mi hermana Laura y yo cantábamos en la iglesia, en el Orfeón de Guarenas dirigidas por el maestro Daniel Ilarraza y bailábamos en la casa montando coreografías junto a mi mamá que nos enseñaba ballet en las tardes.

Un día enseñándonos un salto, nuestra madre se cayó, y nos reímos tanto de ella, que nunca más nos enseñó. Así que nos tocó continuar bailando sin ella. 

Las canciones que hoy grabo en mi primera producción, son canciones que han surgido mientras estoy orando con los textos bíblicos que voy a predicar en los retiros, que los hermanos y hermanas me piden para profundizar la fe y compartir la espiritualidad de vida. 

Nombraré las canciones en forma aleatoria:
 
NO TEMAS la compuse mientras oraba y profundizaba el texto de Josué 1, Is. 42, 10b e Isaías 43. Preparaba la predicación a los jóvenes de servicio juvenil de los Samaritanos de la California de Caracas.

Muchos jóvenes se imaginan fracaso cuando aún no lo han intentado. Son expertos imaginando situaciones que no han sucedido y que nunca sucederán. El miedo los paraliza y ¡¡¡Dios es experto moviendo hacia adelante a los que llama!!!

Con la canción no temas, busco que crezcamos en la fe, que creamos a Dios y creyéndole a él nos aferramos a sus promesas. Dios es fiel y nunca cambiará su promesa de protección, de victoria, de sustento. Dios no miente. Él nos acompaña, Él estará contigo, conmigo, con la Iglesia hasta el fin del mundo.

Me sorprende cómo Dios se abaja y es capaz de hacer lo que sea por nosotros. Es impresionante la solidez de su promesa, la envergadura de lo que dice, y cómo lo cumple. Mientras leo la palabra, automáticamente voy orando o cantando, en mi interior o audiblemente.

En la comunidad, la lectio divina es básica en nuestra oración. Los salmos los cantamos en la liturgia de las horas. Es lo normal en nuestros encuentros comunitarios. Es nuestra experiencia de vida: Palabra, oración y canto surge espontáneamente. Somos una comunidad de músicos, cantantes, adoradores y compositores. Es parte del carisma fundacional. Esto que vivimos en normal entre nosotros. 

HOSTIA SANTA la compuse mientras preparaba las predicas que llevaría al encuentro de jóvenes en santa Cruz de la Sierra de Bolivia. Fui invitada por la Comunidad Betania y ellos me habían dicho que compartiría con un padre de Colombia radicado en Chile. Uno de los momentos más especiales sería la exposición y adoración del Santísimo.

Una madrugada me desperté con una melodía bien hermosa e inmediatamente la grabé en mi celular. En la mañana mientras oraba el Señor me mostró que orara por los sacerdotes y mientras lo hacía veía a muchos celebrar y consagrar sin fe; los vi en sus noches oscuras, eran las mismas noches por las que yo había pasado y sentí dolor y amor por ellos….

Sin necesidad de buscar el celular mientras oraba cantando en lenguas surgió la melodía de la madrugada y la letra llegó y se llama “Hostia Santa”.

Con esa canción le pido a Dios que vuelva a realizar sus grandes acciones de otros tiempos. Que sus acciones mesiánicas, se repitan hoy de nuevo. Nuestra fe debe crecer.

Me imagino expuesto el santísimo y adorando al Señor, los paralíticos se levantan; los ciego, ven; los sordos, oyen; los oprimidos son liberados; el hambriento, saciado. ¡¡¡La Hostia es Jesús!! El mismo de ayer, de hoy y de siempre. Él está vivo. 

BRILLA: Fui invitada a la noche de la luz, que organiza Radio Natividad en San Cristóbal, los 31 de octubre de cada año. Durante toda la semana estuve predicando desde el lunes 26 hasta el viernes, 30 en los servicios de jóvenes, sólo hombres, sólo mujeres, catequistas y familias.

¡¡¡La canción no llegaba!!! No tenía una canción nueva para esa noche y el sábado mientras subíamos hacia Villa Rosmini, contemplando ese hermoso paisaje de montañas altas, el Señor me regaló Brilla

Esa noche estaríamos orando, celebrando a Cristo luz de las naciones que vence a las tinieblas. Todo pecado es expuesto a su luz, en las tinieblas guías nuestros pasos, la muerte ha sido sorbida en Victoria!

Fue una experiencia maravillosa; durante esa noche Brilla fue el grito sobre las tinieblas del Halloween. A los ecuatorianos les fascina alabar a Dios con esa canción. 

ALELUYA: Es la canción más antigua que tengo, la empecé a cantar: Aleeluuyaaa!!!!! Como un simple coro. Sentía algo bien especial por ella. Mi mamá me regaló una biblia de estudio, Dios habla hoy, cuando me faltaban días para llevarme a la comunidad “Jesús es Señor”.

Cuando abrí la biblia, el texto que leí a primera vista fue este: “Miren veo los cielos abiertos y al hijo del hombre sentado a la derecha de Dios”. Inmediatamente mi mente que todo lo ilustra pudo contemplar esa escena de Esteban, que veía a Dios, mientras era acusado con falsos testimonios y pronto se avecinaba su martirio.

Ese pasaje bíblico es muy significativo para mí. La melodía fue desapareciendo con el tiempo. En el sexto semestre mientras estudiaba Trinidad, me encontré con san Agustín diciendo: “El Padre, es el amante; el Hijo, es el amado y el Espíritu Santo es el Amor”. Ésta sencilla y eterna verdad, me traspasó el alma y no podía parar de llorar. 

Inmediatamente me sentí llena del amor de Dios. Se me abría un horizonte más de la santísima Trinidad. No sé si me puedo explicar con claridad, pero me sentí amada por el Padre, amada por el Hijo y amada por el Espíritu Santo. Me vi envuelta en la unidad, en la igualdad y en la comunión de Dios. Comencé a cantar en lenguas y de las tantas músicas o melodías olvidadas, volvió: Aleeluuyaaa!!!!! Y completé la canción.

Estaba estudiando, y Trinidad y Dios me dio ese hermoso regalo. Esa canción tiene un poder abrumador cuando la canto…..yo misma me asombro de lo que Dios te puede regalar en algún momento inesperado. 

Las canciones no las pienso, salen solas. Llegan como un regalo. Al tocar la guitarra. Al leer un texto, al adorar ante el santísimo, haciendo los oficios de la casa, estudiando, yendo en carro, en medio de la oración comunitaria o personal.

Es un gozo indescriptible cantar para Dios, componer para él, pero sobretodo predicar su palabra. El músico católico, tiene que crecer en su ministerio, amando la palabra de Dios; conociéndola, orando con ella, contemplándola en los sacramentos, ella está allí. 

Cuando estoy en el momento de la consagración, veo la palabra viva: ”Este es mi cuerpo, ésta es mi sangre……hagan esto en conmemoración mía”. Es con la palabra viva ante el signo que aumenta nuestra fe. “¿Acaso no nos ardía el corazón cuando nos explicaba las escrituras?”. 

Les tengo miedo a los músicos que lo intentaron en el mundo y como no lo lograron se dedicaron a cantar para Dios. Saúl buscaba un músico que le tocara y lo consiguió. David tocaba con maestría y reverencia y conseguía alejar al espíritu maligno de Saúl.

Y entonces decimos del poder de la música en medio de la Alabanza. Eso es cierto, pero no vemos el detalle más poderoso: “Saúl no necesitaba música, él tenía que arrepentirse de su pecado”.

No debemos utilizar la música para nuestros intereses personales. Nuestra música tiene que llamar a la conversión, al encuentro con Dios, a buscar una vida nueva, a perdonar, a amar a los enemigos. Ésta es la música que Dios quiere que se despierte en la Iglesia católica hoy. 

Fue en el servicio a los demás que yo crecí. Y hoy canto, predico, dirijo la alabanza, la adoración y amo ser consagrada y servir a la Iglesia en los pobres, donde me llamen. 

“COMO UN NIÑO”: Hay una canción muy hermosa del Salmo 131. Les predicaba a Jóvenes en la azulita, estado Mérida. Cuando comencé a predicarles sobre el amor de Dios con este salmo, los jóvenes comenzaron a derramar sus corazones necesitados y hambrientos de ser amados.

¡Sabes cuando tienes a un tesoro como la juventud y ves que no se sienten amados, se sienten rechazados no debes quedarte quieto, ellos tienen que saber que Dios los ama! El suicidio en la juventud es una cifra aterradora.

Mientras les predicaba, los sumergí en la oración y allí llegó “Como un niño”, varios de ellos se pusieron de rodillas y cerré mis ojos y cuando los volví abrir, la mayoría estaba en posición fetal; así que continué orando con el salmo 131 y esos jóvenes y yo fuimos llenos del amor de Dios, gracias a una tierna efusión del Espíritu Santo que nos envolvió en el amor del Dios que nos salvó, nos sanó, nos perdonó y nos da vida nueva.

Lamentablemente no la he podido incorporar en mi primera producción, mi presupuesto no llegó a esa canción. ¡Pero la canto con la guitarra y Dios vuelve a hacer lo suyo!

Otro consejo para los músicos católicos: “todo pasará pero la palabra de Dios no pasará. ¿Que he experimentado? Pues esto: cantar la palabra de Dios tiene un poder soberano.

Estas canciones nacieron en el púlpito, junto a los jóvenes, a las hermanas del grupo de oración, frente al santísimo, en la carretera y entre los pucheros, como decía santa Teresa. 

Ana Iris Blanco Achés

 

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