Anna Clendening: De la ansiedad y la depresión al Aleluya en el escenario televisivo del programa “America’s got talent”
25 de junio de 2014.- (Mauricio Artieda /Catholic-link.com / Camino Católico) Anna Clendening es una joven británica de 20 años. Sufre de un cuadro médico de ansiedad y depresión. Durante mucho tiempo su difícil condición la mantuvo siempre en casa, alimentando miedos que la alejaban del contacto con otras personas. Con la ayuda de sus padres descubre la música y encuentra en ella un instrumento para sobrellevar la angustia y una fuente de valoración y estima personal. Su presentación en “America’s got talent” es impresionante.
La historia de Ana nos habla muy fuerte sobre la importancia de saber enfrentar nuestros miedos y darles la dimensión que realmente tienen; por otro lado, esta historia resalta no sólo la victoria de Ana sino la victoria de toda la familia. Sólo el amor puede sanar las heridas profundas que laceran el corazón de una persona que sufre depresión.
Elementos apostólicos:
1. La historia de Ana es para todos. No hay nadie que no tenga miedos o alguien que no haya pensado mal de sí mismo por el hecho de tenerlos. La depresión entre otras cosas es un estado grave de un círculo vicioso en el cual, de alguna u otra manera, todos hemos caído. No son pocas las veces en que el miedo transforma la realidad y a nosotros mismos en algo que no es y que no somos. Agranda los supuestos peligros y nos disminuye hasta el punto de hacernos sentir incapaces de afrontarlos. Esto genera un círculo vicioso del cual es muy difícil salir por nuestros propios medios. Necesitamos de otra mirada, de alguien en quien confiar para escapar a este ciclo auto-lesionante.
2. Dudo profundamente de las terapias cognitivas del “yo puedo” y de la acumulación de ideas positivas. No sé si Ana asistió a este tipo de tratamiento pero si fue así el resultado fue contundente: la ayudaron sólo un tiempo, luego la enfermedad volvió peor que nunca. ¿Qué cosa ayudó a Ana? ¿La música? Es una buena pregunta. Personalmente pienso que Ana descubrió una gran fuente de valoración en la música y que esta seguramente le permitió tener una idea más realistas de sí misma pero creo que fue el amor perseverante de sus padres y la imagen luminosa que ellos tenían de ella, proyectada una y otra vez sobre sus miedos hasta hacerlos salir de la penumbra, que le dieron el coraje de tomar esa guitarra y cantar antes miles de personas. Ella misma lo dice en el video: “Fueron mis padres quienes me dieron el coraje de estar aquí hoy”.
3. La mirada de Dios proyectada en nuestras vidas tiene un efecto similar. Nos ayuda a comprender auténticamente nuestra identidad y a colocar nuestros miedos en el lugar debido. Lo importante es dejarse mirar. Hace algunos meses el Papa Francisco hablaba de esto. Qué importante es dejarse mirar por Dios. Porque no es fácil, porque muchas veces estamos tan llenos de nuestras propias ideas que no dejamos que ninguna otra mirada penetre. Creemos que no hay nadie más en quien podemos confiar y no es así. Lo peor es esto: cuando no entra la luz de Dios y del prójimo en nuestras vidas entran inevitablemente las tinieblas del demonio.
4. Dios no nos da cruces más grandes de las que podemos cargar. Si nos toca cargar con algo tan duro como un cuadro depresivo debemos confiar en que Dios ha puesto en nosotros y a nuestro alrededor las herramientas para poder hacernos santos a pesar de ello; es más, muchas veces ocurre que es a través de eso que nos duele que nos hacemos santos.
5. ¡Oye! aquí Dios no tiene nada que ver. La chica se salva por la música y por sus padres. ¡Alto! Dios actúa en nuestras vidas de muchas maneras y se sirve de cosas tan sencillas como un instrumento musical o de cosas tan lindas como dos padres que nos aman para mostrarnos Su propio Amor. Si estás esperando que las nubes conspiren y formen tu nombre en el cielo para escuchar a Dios probablemente te estás perdiendo de todas las muchas otras formas que Dios tiene para hablarnos.
Se me ocurre eso. El video me encantó. ¿y a ti?
Mauricio Artieda
