Antonio Sena se estrelló en el Amazonas, sobrevivió 36 días solo entre los depredadores y clamó al Señor que le escuchó: «Solo la fe en Dios me hizo creer que yo saldría de ahí»

* «Volví para mi carpa y cuando llegué ese fue el momento de mayor flaqueza, fue un momento donde pensé que iba a morir en ese lugar y ese día yo grabé un video de despedida para mi familia y muchas cosas pasaron por mi cabeza hasta que resolví tener una conversación franca con Dios, y le dije: «Dios, si es tu voluntad que yo encuentre a mi familia, mi madre, mis hermanos, dame fuerzas, dame fe para salir de aquí, porque por mis fuerzas solo no voy a salir de aquí». Después de esa conversación todo cambió. Antes había intentado entrar en el bosque y no pude, pero después de ese día que hablé a Dios fueron 30 días caminando por el bosque, pude hacerlo porque finalmente tenía la ayuda de Dios»

A.L.M. / Camino Católico.-  Antonio Sena es un piloto brasileño de 36 años que esquivó la muerte en un accidente aéreo y que sobrevivió 36 días en la selva amazónica, infestada de cocodrilos y serpientes, alimentándose a base de huevos de aves y frutas silvestres. El piloto brasileño desapareció el pasado 28 de enero de 2021 tras despegar del municipio de Alenquer (Estado de Pará-Brasil), en la orilla norte del río Amazonas, cuando se dirigía a la ciudad de Almeirim ofrecía un servicio de taxi aéreo en una zona de minería ilegal en la Amazonía. De un momento a otro la pequeña aeronave que pilotaba comenzó a presentar fallas en el motor. Antonio se estrelló, pero milagrosamente salió ileso. Rápidamente, antes de que la aeronave comenzara a incendiarse, Antonio rescató algunos víveres.

Al poco rato fue testigo de la explosión de la avioneta. A partir de ese momento comenzó la otra odisea, la de tratar de sobrevivir en medio de las hostilidades que presentaba no solo su condición, pues tenía algunas heridas, sino también el terreno en el que estaba inmerso. Finalmente fue rescatado en el mes de marzo 36 días y en una entrevista en el  El Deber cuenta que “cuando parecía que no podía seguir más. Decía: ‘Dios dame tu fuerza porque yo no puedo más y continuaba caminando’…  Solo la fe en Dios me hizo creer que yo saldría de ahí”.

Toda su historia la ha relatado en un libro titulado Stay Alive until the End, que sin duda da para realizar una película. En declaraciones a Famille Chretienne durante su reciente visita a Francia, Antonio Sena cuenta que “el hombre se compone de tres dimensiones, el cuerpo, la inteligencia y el espíritu. Y el quinto día, en el bosque, mi cuerpo y mi mente se vinieron abajo y le grité e Dios: ‘¡Dios, no puedo hacerlo!’. Entonces le escuché decirme: ‘si quieres volver a ver a tu familia sigue el camino’. Le pedí fuerzas e inmediatamente recibí una gran paz. Mi cuerpo e inteligencia aún no podían soportar la situación pero mi mente se hizo cargo”.

Durante aquellos días de soledad, Dios se convirtió en su único compañero de viaje: “Me hablaba todo el tiempo, me decía ‘aquí estoy. No tengas miedo. Vete en paz’. Vi el Sagrado Corazón a mis espaldas, era una señal de su presencia. ¡Rezaba todo el tiempo! Por la mañana abría los ojos y le saludaba, cuando me iba a la cama por la noche le pedía que no lloviera… En ese momento empezaba a llover muy fuerte, así que cambiaba mi oración y pedía que me diera la fuerza para soportar la lluvia”.

Hoy su vida ha cambiado profundamente y piensa que su misión es dar testimonio de que  “Dios no es el que hace sufrir al hombre, sino el que ayuda al que sufre». Y uno de los pasajes del Evangelio que más lo marcó fue: «Si tuvieras la fe como una semilla de mostaza, podrías decirle a esta montaña que se arroje al mar, y lo hará (Lc 17,6)”. 

A partir de ese encuentro con Dios que le devolvió la fe que había perdido tras la muerte de su padre todo era diferente para Antonio. “Era el mismo bosque, los mismos problemas, pero todo cambió”, relata.

Así explica en la entrevista con El Deber como  clamó e hizo un pacto con Dios para poder reencontrarse con su familia:

“Ese quinto día toda mi esperanza estaba en el rescate. Después que ellos pasaron y no volvieron, yo sabía que ya no iban a volver más. Y en ese día, por primera vez, intenté caminar en el bosque, pero no pude, era muy cerrado, muy difícil. Logré estar 30 minutos intentando, pero no pude más, sin machete era difícil, y yo tenía un cuchillo pequeño.

Volví para mi carpa y cuando llegué ese fue el momento de mayor flaqueza, fue un momento donde pensé que iba a morir en ese lugar y ese día yo grabé un video de despedida para mi familia y muchas cosas pasaron por mi cabeza hasta que resolví tener una conversación franca con Dios, y le dije: «Dios, si es tu voluntad que yo encuentre a mi familia, mi madre, mis hermanos, dame fuerzas, dame fe para salir de aquí, porque por mis fuerzas solo no voy a salir de aquí». Después de esa conversación todo cambió. Antes había intentado entrar en el bosque y no pude, pero después de ese día que hablé a Dios fueron 30 días caminando por el bosque, pude hacerlo porque finalmente tenía la ayuda de Dios.

Después de ese momento yo tenía fe absoluta de que iba a salir de ahí, no sé cuándo o a qué hora porque ese tiempo pertenecía a Dios, pero yo sabía en mi corazón que iba a salir de ahí y la única cosa que debía hacer era caminar, caminar y no desistir. No desistí en ningún momento, aun cuando las cosas estaban más difíciles, aun cuando tenía mucho dolor, aun cuando estaba con frío bajo la lluvia, cuando parecía que no podía seguir más. Decía: «Dios dame tu fuerza porque yo no puedo más y continuaba caminando».

Es curioso que cuando salí de ahí no entendía muy bien la grandeza de todo eso y conforme los días fueron pasando yo recibí muchos mensajes de personas que decían que esta historia les había transformado su vida y que había hecho que tengan fe y volver a creer de nuevo, a pesar del momento tan difícil que el mundo está pasando.

Yo resumo esta historia como una historia de amor y fe, el amor que yo tenía por mi familia me hizo caminar todos esos días y solo la fe en Dios me hizo creer que yo saldría de ahí.

Para usted que está pasando por alguna dificultad, no sé en cual bosque esté, o cual es el problema que está pasando, pero no desista, tenga fe en Dios, confíe en él, entregue su vida en las manos de él y continúe caminando, continúe batallando que Dios le dará la victoria. No puedes desistir de ninguna manera, el tiempo es de Dios, pero la batalla es nuestra aquí, así que tienes que luchar”.


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