Berna Perles, soprano: «Siento la presencia de Dios allá donde me encuentre, por eso le rezo hablándole. Me costaría mucho trabajo vivir sin relacionarme con Dios de esta forma»

* «Cantar obras sacras (una Misa o un oratorio) es una forma de rezar, así lo siento desde siempre, como si aumentara la capacidad transcendente de la oración. Pero no solo ese tipo de canto, sino cualquiera, es ya para mí una forma de orar. Expresar un don, un talento que te ha venido dado por Dios, y hacerlo con toda tu consciencia y capacidad es una forma de oración»

Camino Católico. Berna Perles (Málaga, 1985) es hoy por hoy una de las cantantes líricas más valoradas en el panorama nacional e internacional. Premio Extraordinario del Conservatorio de Málaga, completó sus estudios en Roma y Viena y actúa en escenarios de todo el mundo. Recientemente, ha participado en un álbum de duetos junto a Carlos Álvarez. Comparte la trascendencia de la oración en su vida a Ana Medina en Diócesis de Málaga.

Para esta soprano, sus primeros recuerdos en torno a la oración vienen envueltos en un cariño entrañable. «La primera persona que me enseñó a rezar fue mi abuela. La imagen que tengo de mí misma es la de no sobrepasar la altura de la cama. Cuando me quedaba en su casa, me aprendía el “Jesusito de mi vida” y el “Ángel de la Guarda”, y lo rezábamos antes de dormir. Me decía que así Jesús y el ángel de la guarda me cuidaban durante la noche. Lo recuerdo como algo muy bonito», cuenta.

Presencia de Dios

Berna Perles dice que «siento la presencia de Dios allá donde me encuentre, por eso le rezo hablándole»

Aquella niña es ahora una cantante lírica que pisa los principales escenarios nacionales e internacionales: el Liceu, la Zarzuela, el Real, Viena, Versalles, Buenos Aires, Roma… Nunca deja de formarse, de hacer crecer su instrumento: su voz, del mismo modo que no deja de madurar también su fe.

«La oración no la entiendo ya como cuando era pequeña, una fórmula preestablecida y que tú repites para dirigirte a Alguien que está fuera. Ahora, siento la presencia de Dios allá donde me encuentre, y me es más fácil conectar con Él a través de la música, de las personas a las que quiero… Por eso le rezo hablándole. Probablemente me costaría mucho trabajo vivir sin relacionarme con Dios de esta forma», confiesa.

Aunque Berna reconoce que es habitual acudir a la oración cuando vivimos alguna dificultad, en los últimos años ha descubierto la alegría de relacionarse con Dios también en clave de acción de gracias por la vida. Su momento favorito para rezar es estando sola.

Para Berna Perles cualquier canto es una forma de orar

«Suelo rezar por la noche antes de dormir o por la mañana cuando me despierto. Siempre en agradecimiento por el día que llegao que se va, casi siempre en soledad, aunque también con mis niños, a quienes enseño a rezar desde que son pequeños —explica—. Y en la naturaleza me sale de forma “natural”, valga la redundancia»

Rezar cantando

«Mi oración favorita desde siempre es el Ángel de la Guarda. Lo repito muchísimo a lo largo del día. Creo mucho en el ángel de la guarda y esta oración es la que me acompaña más de cerca», cuenta.

Para ella, «cantar obras sacras (una Misa o un oratorio) es una forma de rezar, así lo siento desde siempre, como si aumentara la capacidad transcendente de la oración. Pero no solo ese tipo de canto, sino cualquiera, es ya para mí una forma de orar.  Expresar un don, un talento que te ha venido dado por Dios, y hacerlo con toda tu consciencia y capacidad es una forma de oración».


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