Betty Vázquez, juez de Master Chef México: «La Eucaristía es plenitud, es saber que estoy bien, acompañada, en gracia y eso me compromete a ser coherente con lo que digo y hago»

* «Creo en un Dios misericordioso, bondadoso que ha sabido perdonar. Yo siempre me pongo en las manos de Dios y que se haga su voluntad, aunque a veces no la entiendo, pero le pido que me dé luz. Soy mariana y sí entiendo que la intercesión de María Madre con Dios es directa. Cada vez que hemos pedido con devoción, nos ha concedido los milagros. Hablo de milagros de salud, palpables y estamos haciendo una junta de constancias médicas, pues tenemos a varios sanados de cáncer terminal, y los médicos nos dicen ‘no sé qué están haciendo, pero síganlo haciendo’. Además, se han solucionado problemas económicos y problemas de cárcel con injusticia, señales que nos hacen creer que es Nuestra Señora del Rosario»

Camino Católico.-  Betty Vázquez es una de las jueces de uno de los programas más exitosos de Tv Azteca, Master Chef México. Católica por convicción, católica por amor y por ejemplo de sus padres, ha viajado por todo el mundo llevando su talento, conocimientos, sus valores y su fe. La Chef Betty ha testimoniado en Aleteia de la importancia de la presencia real de Cristo en su vida de fe y que la Virgen la acompaña porque es mariana. Este es el testimonio en primera persona entrelazando sus manifestaciones textuales:

Betty Vázquez vive en un pueblito muy chiquito, que siempre ha tenido una comunidad religiosa y siempre ha visto monjas en acción: llevando la comunión, haciendo servicio social y se han encariñando con ellas/ Foto: Gentileza

«La Eucaristía es plenitud, es saber que estoy bien, que estoy acompañada y que estoy recibiendo la gota divina para mantenerme viva y mantener viva mi fe; es saber que estoy en gracia y eso me compromete a ser coherente con lo que digo y con lo que hago. Lo más hermoso como seres humanos es estar en paz y la paz más perfecta es cuando estás en gracia, y eso es la Eucaristía, saber que pase lo que pase vas a estar bien.

Yo creo en un Dios misericordioso, bondadoso que ha sabido perdonar. Vi morir a mi abuela, le sostuve la mano hasta el último momento y fue una energía tan particular en su habitación, que te puedo decir que bajó Dios por ella, y la muestra, fue que mi abuela de 95 años quedó como una muchacha de 15. Estoy convencida de que el día que nos toque, como decimos en casa, “colgar los tenis”, lo vamos a hacer con la serenidad y la alegría de que vamos a ir a un encuentro y que, si estás en gracia y en paz, va ser un encuentro muy bonito.

Los planes de Dios son perfectos. A mí me ha dado grandes sorpresas y estoy convencida que al levantarnos debemos agradecer que respiramos y que tenemos a los nuestros bien, especialmente en estos últimos años que han sido complejos, pero la vida nos sorprende. Dios, quien está alrededor de nosotros, siempre nos va maravillar.

Formada en la fe católica desde pequeña

La chef Betty Vázquez con un joven que posa con ella / Foto: Gentileza

Nací en Tepic, Nayarit (México) y tuve la oportunidad de estar ahí hasta los 15 años. Por falta de oportunidades, mis papás decidieron que saliéramos a estudiar fuera.

Vengo de una familia muy católica. Mi mamá y mi abuela nos llevaban a misa, mi papá nos acompañaba, pero nunca practicante al cien. Mi papá es hijo de un masón, un masón que rezaba y estaba convencido de que había un Dios maravilloso, pero él no sabía rezar y mi mamá lo enseñó. Hay una historia muy bonita de cuando ellos se conocieron, mi papá estaba bautizado, pero no tenía ningún otro sacramento, entonces, le dijo a mi mamá que se quería casar y mi mamá le dijo que sí, pero que por todas las de la ley.

Entonces, se acercaron a la Iglesia local en Tepic y un sacerdote agustino le dijo que necesitaba organizarse e ir a sus pláticas si se quería casar con mi mamá. Y mi papa, estando en México, hizo todo lo que tenía que hacer porque quería casarse correctamente con mi mamá. En mi casa hay ejemplo de todo, pero siempre mucho amor, porque en el momento en que mi papá accede a tener todos los sacramentos es por amor a mi madre.

Del lado materno tuve una abuela muy católica y una madre muy practicante. Mis papás se casan y nos educan en la fe al darnos una formación católica desde la educación primaria. En la secundaria estuvimos en una de gobierno, porque mi papá quería que viéramos las dos partes y, aun así, varios de mis maestros eran católicos.

En preparatoria fui a un colegio jesuita, entonces, volví al redil de las actividades, especialmente en pro del prójimo. Los jesuitas te abren el mundo de oración, de libertad, y nos inculcaron el “Sé bueno, no hagas cosas que no te gustaría que te hicieran”, y creo que eso ha regido el camino que vivo, el trabajo, el compromiso con la empresa, el ser parte de una comunidad. Me dio la oportunidad de entender la religión con diferentes aristas. Tuve la oportunidad de vivir con compañeros de otras religiones y eso me ayudó a entender que lo que las religiones buscan son mejores seres humanos.

Yo vivo en un pueblito muy chiquito, que siempre ha tenido una comunidad religiosa y siempre hemos visto monjas en acción: llevando la comunión, haciendo servicio social y nos vamos encariñando con ellas. También tenemos la fortuna, en el estado de Nayarit, de tener congregaciones franciscanas y clarisas y hoy por hoy la Congregación Franciscana, es la que cuida a la Virgen de Talpa.

“Soy soltera y mi vida personal se siente plena sin hijos y sin pareja”

Después, regresé a mi estado, viví en Europa un tiempo, en Estados Unidos, en la ciudad de Guadalajara y cuando terminé mi carrera regresé al puerto de San Blas a ejercer parte de mi carrera, porque había hecho una licencia de guía de turistas y una carrera de control aéreo, pero no estaba plena. Entonces, entré a la hotelería y, en la hotelería, ya tengo 40 años trabajando en la cocina de un hotel que me ha dado muchas satisfacciones, alegrías, retos, se han llorado muchas cebollas para poder llegar a una serenidad como cocinera, siempre buscando nuevos retos y oportunidades.

La Chef Betty Vázquez se siente plena con su vida de soltera / Foto: @chefvazquezbetty

Soy soltera. Y eso me ha permitido tener un crecimiento personal y profesional de diferente manera, porque mucha gente piensa que la realización de la mujer es tener hijos y pareja, pero yo desde muy joven vi cómo la gente se casaba y se descasaba y lo veo todavía, y es algo que no me parece.

Mis papás duraron de novios nueve años y casados 54 años. Yo decía: “Si no encuentro una pareja correcta, está bien, me quedo soltera”. Sí se me hacía muy difícil pensar en hijos y no tener una pareja, porque me parece que la creación de un ser humano debe de tener el apapacho de padre y madre, y eso lo tuve muy claro. Cuando la gente me pregunta esto, les digo que me casé con mi cocina, con mi negocio y que tengo muchos hijos porque cada gente que trabaja conmigo son mis niños.

Vivo en una tranquilidad emocional como profesional y mi vida personal se siente plena sin hijos y sin pareja.

Lo más importante son las bases familiares. Mucho de la desintegración y esta locura de sociedad que estamos viviendo, es la falta de bases morales de compromiso de una familia. Los chicos de los últimos 20 años ya van al matrimonio con la mentalidad “si no me va bien, me divorcio”, y no, debes de ir con el compromiso, porque es un estira y afloja porque yo lo vi en mis papás. La base de una buena sociedad, es la base de una buena familia y eso influye en la educación que le vas a dar a tus hijos.

Siempre fue interesante ver que tenía mi angelito de la guarda y que siempre ha estado junto a mí, así como los consejos de mi abuela, de mi madre. Si te portas bien es muy difícil que te vaya mal, si andas buscando problemas vas a encontrar problemas y seguro no la vas a pasar bien.

Llegar a Master Chef fue un milagro de Dios

Chef Betty Vázquez durante uno de los programas de Master Chef México / Foto: Gentileza

Aparte de ser asesor gastronómico del lugar donde trabajo, me dediqué a promover la gastronomía y el turismo a nivel regional, nacional e internacional, y ahí fue en donde me encontró Master Chef para hacer el programa. Pero en sí, es una vida de trabajo, de compromiso, de crecimiento personal y profesional, siempre mirando al mar y ahí, donde el mar y el cielo se juntan, encuentro la serenidad de saber que hay mucho más de lo que no entiendo, pero que debo dejar oír mi corazón. La parte creativa de mi persona son los momentos en los que veo la naturaleza y entiendo que es tan perfecta y contundentemente divina que hay un Creador y me vuelvo a encontrar con la serenidad de la fe.

Llegar a Master chef fue un milagro de Dios, porque el programa no lo pedí. Yo tenía un dilema, porque un proyecto no había funcionado, estaba enojada y me habló un amigo, que es judío, y me dijo: “¿Cómo te sientes? ¿No se te hizo verdad?” Le dije que no, que no había trabajado lo suficiente y que ahora quería un programa de televisión y a los 45 días me hablaron de Televisión Azteca.

Yo tenía mucho trabajo y les dije que me mandaran un correo y al otro día me marcaron por la noche y me dijeron: “Chef, óiganos, le vamos a cambiar la vida”. Y al día siguiente que me dijeron del proyecto, yo dije: “Jesús, esto es un milagro”. De eso ya pasaron siete años y sigo agradeciendo y bendiciendo este regalo que me dieron en una época de mi vida en donde creía que ya había hecho todo, pero me di cuenta que tengo mucho que hacer y decir y que puedo ser ejemplo para alguien más. Yo siempre me pongo en las manos de Dios y que se haga su voluntad, aunque a veces no la entiendo, pero le pido que me dé luz.

“La intercesión de María Madre con Dios es directa”

La Chef Betty Vázquez cuando se levanta le agradece a Dios estar viva, le dedica sus esfuerzos y sus cansancios/ Foto: @chefvazquezbetty

Me levanto y le agradezco a Dios estar viva, le dedico mis esfuerzos y mis cansancios. Y en el camino del día voy haciendo cosas para conectar con mi fe.

En casa todos comemos a deshoras y solo digo: “Bocadito sagrado hazme provechito”. En casa, si nos sentamos a comer, sí agradecemos el alimento y sí agradezco tener este bocado de aire de alimento, de vida y agradezco aprender algo todos los días. Estoy por cumplir 61 años y espero no parar, para poder seguir creciendo y enseñando.

Soy mariana y sí entiendo que la intercesión de María Madre con Dios es directa. Yo vivo en el puerto de San Blas, fundado en 1768 por una comunidad española que iba rumbo a toda la alta california y que nos dejó la bendición de tener a la Virgen del Rosario, la marinera, que en España se llama la Galeona.

Por cuestiones del destino, por más de 200 años, desapareció la devoción a la Virgen y a finales de los años 90 llegó un descendiente del primer comandante de la zona naval de San Blas y preguntó por la Virgen y, como nadie sabía, él prometió regresar la imagen que está en bulto y lo hizo en 1998 en una peregrinación hermosísima que hacía el grupo Quetzalt, un grupo de jóvenes españoles y mexicanos.

“La virgen nos ha concedido los milagros”

Cuando la Virgen llegó nos empezamos a empapar de su historia, pero cambiaron el párroco y la Virgen quedó guardada hasta que llegó el siguiente párroco, en el 2005 y, de ahí, hasta el 2010 rezábamos el rosario en comunidad. Había mucha efervescencia y empezamos a ver lo que se puede hacer en una oración comunitaria; empezaron a surgir los milagros.

En casa mi mamá lee, reza todos los días y nosotros en el trayecto del día a día y, cada vez que hemos pedido con devoción, nos ha concedido los milagros. Hablo de milagros de salud, palpables y estamos haciendo una junta de constancias médicas, pues tenemos a varios sanados de cáncer terminal, y los médicos nos dicen “no sé qué están haciendo, pero síganlo haciendo”.

La Chef Betty Vázquez es mariana y ora a la Virgen con devoción / Foto: @chefvazquezbetty

Además, se han solucionado problemas económicos y problemas de cárcel con injusticia, señales que nos hacen creer que es Nuestra Señora del Rosario. Soy muy mariana, muy devota de ella y, junto con un grupo de gente, imprimimos la oración de la marinera y ponemos las estampitas en lugares públicos y, así, se ha ido haciendo una red en la que ya tenemos muchos seguidores en toda la república.

En una forma abierta y a veces más velada, trato que todo lo que salga de mi boca sea constructivo y que pueda tocar alguna cuerda sensible de alguien y, que entienda, que es un mensaje que salió de mi boca, pero que, si te llegó, es porque Dios o María te lo manda.

Hace poco vino una chiquita encantadora, de 4 o 5 años, que tiene un cáncer muy agresivo y tiene que recibir 120 quimios y va en la 78, y cuando llegó le dijo a sus papás: “Llegamos al hotel donde vive la señora que me habla”, y los papás no entendieron.

Entonces, la niña se les salió del cuarto y dentro del hotel está la capilla con la Virgen del Rosario en un cuadro y por un lado a la Virgen de Guadalupe, y la niña se fue a sentar a una banca de la capilla y estaba platicando con “alguien” que le habla. Los papás estaban preocupados, pusieron la alerta en el hotel, las puertas se cerraron y la niña estaba en la capilla. La mamá le preguntó: ¿Por qué viniste aquí? Y la niña dijo: “Porque la señora me hablaba, que quería hablar conmigo y me dijo que vamos a estar bien”.

Eso fue cuando estaba en la quimio 69 y estaba muy desgastada. Sus papás me mandan mensajes y me dicen: “La oración la rezamos diario, Ámbar también reza pensando en que va a estar bien”. La gente lo que necesita es creer para seguir adelante y, a través de una nena de cinco años, encontramos una fe renovada de los papás.

A raíz de tener a la Virgen del Rosario, hay una formación en mí, porque cuando estaba en un quiebre de fe, Ella llegó para decirme que no estaba sola. Y Dios me ha enseñado con su amor que yo soy un ser vivo, con errores, con valías, en un proceso de buscar santificación o al menos gracia. María siempre está con nosotros y si ella está con nosotros, estamos bien. No sé qué tan buena católica soy, pero sí sé que soy una católica que ora mucho.

Esta es la oración milagrosa que rezo y recomiendo orar a la Virgen María la Marinera:

Santísima Virgen María, Madre de Nuestro Señor Jesucristo.
Madre Gozosa que engendraste el hijo de Dios en tu vientre santo.
Madre dolorosa que llevaste en tu corazón las espinas y la cruz de tu Hijo.
Madre Gloriosa que fuiste coronada como Reina y Señora.
Madre del Santo Rosario que nos enseñas a ofrecernos en el gozo, a saber llevar la cruz en el dolor, a glorificar a Dios en la esperanza.
A ti acudimos, pidiendo tu aliento y protección. Ayúdanos a saber coronar tu imagen, poniendo diadema de caridad y de amor fraterno entre todos los hombres, de todos los pueblos»

Chef Betty Vázquez


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