Blanca Pinedo, madre de Fernandito “niño milagro” nacido a las 24 semanas de gestación: «Siempre hemos creído que hay vida desde el principio»

«Y ahora, más que nunca hemos podido ver como esa vida es real, como esos niños que muchos no consideran personas hasta que nacen, son fuertes, son luchadores, están vivos, lloran y quieren salir adelante…Soy madre y soy católica pero sobre todo soy la que soy porque respeto y defiendo el derecho a vivir por encima de cualquier creencia, educación o ideología»

1  de junio de 2014.- (Blanca Pinedo / Infovaticana / Telemadrid / Camino Católico) Blanca Pinedo y Bosco Pelayo son los padres de Fernando, un ‘bebé milagro’ que nació en la semana 24 de gestación en la Unidad de Neonatos de La Paz de Madrid y ha conmovido a miles de personas a través de las redes sociales. Si las cosas hubieran salido como estaban previstas, el próximo mes de junio, Bosco y Blanca habrían tenido su tercer hijo, sin embargo, a veces Dios tiene otros planes para nosotros…

Así, el pasado 2 de marzo, cuando pesaba menos de tres cuartos de kilo y aún la ley española ni siquiera le reconocía la categoría legal de “resto humano” (la reconoce a los fetos a partir de a las 28 semanas de gestación) vino al mundo Fernando.

Desde el primer día, Bosco y Blanca se dieron cuenta de que el ejemplo de superación de su hijo podía ayudar a tantas chicas que, desanimadas y desesperanzadas, a veces solas y sin ningún apoyo familiar, deciden poner fin a su embarazo eliminando a su hijo. Con este objetivo, y con el de pedir oraciones para Fernando, comenzaron el hashtag #rezoporfernando, que ha alcanzado miles de impactos en Twitter y que ha dado la vuelta al mundo.

Nos hemos puesto en contacto con la familia de este pequeño luchador, que hoy celebra su santo. Blanca, su madre, nos ha escrito un conmovedor testimonio, ejemplo de visión sobrenatural y abandono en las manos de Dios. Así lo cuenta:

Hace menos de nueve meses descubrimos con alegría que estaba embarazada de nuevo. Siempre quise formar una familia y siempre quise tener hijos, aunque nunca imaginé que antes de cumplir cuatro años de matrimonio tendría ya tres niños maravillosos.

Blanca, la mayor, acaba de cumplir tres años. Bosco cumplió dos hace apenas quince días y Fernando, el pequeño, tiene ya tres meses. Y es con Fernando, Fernandito como ya le conoce todo el mundo con quien empieza esta historia.

Como decía entes, hace menos de nueve meses supimos que seríamos padres por tercera vez. Mentiría si dijera que no nos preocupó como seríamos capaces de salir a delante con tres niños tan pequeños, pero, sin duda, la emoción y la felicidad de ser padres de nuevo supera cualquier miedo.

Los primeros meses de embarazo fueron bien hasta que todo se complicó y tras varias semanas en reposo me ingresaron en el Hospital Universitario de la Paz. Tres días más tarde nacía Fernando con menos de 25 semanas de gestación y 740 gramos de peso.

Fernandito quería salir y yo no pude evitarlo. Tardé más de cuarenta y ocho horas en conocerle. Fueron días difíciles que pude superar gracias al apoyo de mi marido y mi siempre mejor amiga, mi madre.

La primera vez que vi a Fernando me sorprendió. Pensaba que sería más pequeño, menos niño que mis otros dos hijos. Sin embargo, tras el cristal de la incubadora, descubrí a un gran luchador, un niño maravilloso con sus manitas pequeñas, su cabecita redonda y una nariz perfecta. Mi hijo con tan sólo cinco meses y pico estaba vivo.

Me dieron el alta, regresé a casa y dejé a Fernandito en manos de médicos y enfermeras. Mis otros dos hijos no entendían nada, el pequeño no me hablaba y la mayor lloraba y protestaba por cualquier cosa. Tardamos más de un mes en hacerles comprender que, si Mamá no había estado para darles un beso de buenas noches era porque había nacido su hermano pequeño.

Unos días después, cuando Fernandito tenía menos de una semana, Bosco, mi marido, con lágrimas en los ojos me dijo que todo saldría bien, que Fernando saldría adelante y que antes o después estaría en casa con nosotros. ¿Cómo no iba a sobrevivir? En él había vida, era un gran luchador dispuesto a todo por quedarse con nosotros.

Fue entonces cuando recordamos un video que vimos juntos unos días antes de que naciera Fernando. Un video en el que mostraban como niñas y mujeres abortaban en una clínica de Madrid con veinte y veinticinco semanas de embarazo.

Recuerdo ver ese video y echarme a llorar viendo como asesinaban a niños como el que yo llevaba dentro.

Siempre hemos estado en contra del aborto porque siempre hemos creído que hay vida desde el principio, y ahora, más que nunca hemos podido ver como esa vida es real, como esos niños que muchos no consideran personas hasta que nacen, son fuertes, son luchadores, están vivos, lloran y quieren salir adelante.

Y por todo ello, mi marido me propuso contar nuestra historia, contar la historia de Fernandito y hacerlo a través de las redes sociales. Nunca me imaginé hablando de mi hijo en internet, colgando fotos y desvelando nuestra intimidad. Sin embrago, mi marido tenía razón. Fernando era y es un ejemplo de vida, una oportunidad para hacer ver al mundo que existe vida desde la concepción.

Y así es como empezó en twitter @bpelayom #rezoporfernando.Una cuenta a través de la cual hemos recibido el apoyo de miles de personas a las que estaremos siempre agradecidas.

Este es el proyecto personal de mi marido. Un reto que no siempre es fácil llevar a cabo, porque son muchos los días que hemos llegado a casa destrozados, tristes y apenados por nuestro hijo. Y a pesar de ello, Bosco siempre ha encontrado tiempo, ánimo y fuerzas para escribir y contar hasta el mínimo avance.

Admiro a mi marido y lo hago por su entereza, por su esperanza y por su fe. No es fácil vivir todo lo que hemos vivido, mantenerse y mantenerme a flote, apoyarme y seguir dando ejemplo de cómo Fernando está vivo, lucha y es persona.

Nuestro mundo ha dado un giro de 360 grados. Todo aquello a lo que dábamos importancia ya no la tiene porque, sin duda, Fernandito está por encima de todo.

Vivimos en una montaña rusa, hay días buenos en los que creemos que queda poco para tenerle en casa. Otros, los duros, salimos de la UCI con lágrimas en los ojos sin saber que va a pasar con él.

Hemos pasado por todo tipo de complicaciones, corazón, pulmón, vista etc. Y ahora, Fernandito centra sus esfuerzos en aprender a respirar.

Tener un hijo prematuro es una carrera de fondo con demasiados obstáculos, pero de repente un día ves la luz al final del túnel y te das cuenta de que pronto, muy pronto, tu hijo estará en casa.

Es un camino duro que aún seguimos recorriendo pero no podemos dar más que gracias a Dios por nuestras respectivas familias que se desviven por nosotros, por tener a Blanca y a Bosco que nos alegran los días difíciles, por los miles de conocidos y desconocidos que nos apoyan y por el magnífico equipo de la Paz, esos ángeles de la guarda que cuidan con cariño diariamente a nuestro hijo.

Estoy convencida de que Fernando saldrá adelante, que aprenderá a respirar y a comer, que llegará a casa, conocerá a sus hermanos crecerá, andará, hablará y reirá.

Y estoy convencida de ello porque tenemos fe ciega en él y en Dios. Pero para todos aquellos que no crean en Dios, sólo puedo decirles que tengan fe en la naturaleza y en el instinto de supervivencia del hombre. Estos niños son vida y prueba de ello es que sobreviven.

Respetemos la vida, respetemos a las personas y hagámoslo por encima de nuestro mal llamado derecho a la libertad de elección.

Soy madre y soy católica pero sobre todo soy la que soy porque respeto y defiendo el derecho a vivir por encima de cualquier creencia, educación o ideología.

Blanca Pinedo Texidor

Comentarios 0

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad