Carta del Papa para el IX Encuentro Mundial de las Familias Dublín 2018: “Sólo la familia puede regenerar el amor de Dios en el mundo”

“El amor de Dios es su “sí” a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el “sí” de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el “sí” y el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y dominada por la falta de amor. La familia, por lo tanto, es el “sí” del Dios Amor. Solamente partiendo del amor la familia puede manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y hermano”

Video promocional de invitación al IX Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Dublin en 2018

30 de marzo de 2017.- (Radio Vaticano Camino Católico) Se hizo pública la Carta del Papa, con motivo de la cita de las familias católicas de todo el mundo, que como él mismo anunció en el precedente Encuentro Mundial de las Familias, Filadelfia 2015, tendrá lugar en la capital de la República de Irlanda del 21 al 26 de agosto de 2018, con el lema: «El Evangelio de la familia: alegría para el mundo». Coincidiendo con la presentación de la carta se ha difundido el video promocional del mismo encuentro.

Con su misiva – dirigida al Card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida – el Obispo de Roma desea ofrecer algunas indicaciones sobre el tema elegido para el encuentro de Dublín, con el anhelo de que las familias profundicen y compartan su reflexión sobre los contenidos de la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris laetitia.

«Nos podríamos preguntar: ¿El Evangelio sigue siendo alegría para el mundo? Y también: ¿La familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy?»,escribe el Papa Francisco para luego responder:

«¡Yo estoy seguro de que sí! Y este “sí” está firmemente fundado en el plan de Dios. El amor de Dios es su “sí” a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el “sí” de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el “sí” y el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y dominada por la falta de amor. La familia, por lo tanto, es el “sí” del Dios Amor. Sólo partiendo del amor la familia puede manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y hermanos».

Tras «hacer hincapié en la importancia de que las familias se pregunten a menudo si viven a partir del amor, por el amor y en el amor», el Papa invita a «toda la Iglesia» a recordar sus indicaciones en el camino de preparación pastoral para el Encuentro Mundial de Dublín. Y, con un pensamiento especial para esa arquidiócesis y para toda la querida nación irlandesa desea que el Señor recompense desde ahora su generosa hospitalidad y compromiso. La Carta pontificia lleva la fecha del 25 de Marzo, Solemnidad de la Anunciación a María, de 2017, y su texto completo es el siguiente:

Al Venerado Hermano el cardenal KEVIN FARRELL

Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida

Al final del VIII Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Filadelfia en septiembre de 2015, anuncié que el encuentro sucesivo con las familias católicas de todo el mundo tendría lugar en Dublín. Ahora, con el deseo de comenzar su preparación, me complazco en confirmar que se desarrollará del 21 al 26 de agosto de 2018, sobre el tema: “El Evangelio de la familia: alegría para mundo”. Y con respecto a este tema y a su desarrollo quisiera ofrecer algunas indicaciones más precisas. Deseo, efectivamente, que las familias puedan profundizar en la reflexión y la condivisión de los contenidos de la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris Laetitia

Nos podríamos preguntar: ¿El Evangelio sigue siendo alegría para el mundo? Y también: ¿La familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy?

¡Yo estoy seguro de que sí! Y este “sí” está firmemente fundado en el plan de Dios. El amor de Dios es su “sí” a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el “sí” de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el “sí” y el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y dominada por la falta de amor. La familia, por lo tanto, es el “sí” del Dios Amor. Solamente partiendo del amor la familia puede manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y hermanos.

Quiero hacer hincapié en la importancia de que las familias se pregunten a menudo si viven partiendo del amor, por el amor y en el amor. Esto significa concretamente darse, perdonarse, no perder la paciencia, anticiparse al otro, respetarse. ¡Cómo mejoraría la vida familiar si cada día se vivieran las tres sencillas palabras “permiso”, “gracias”, “lo siento”! Todos los días experimentamos la fragilidad y la debilidad, y por eso todos nosotros, familias y pastores, necesitamos una humildad renovada que plasme el deseo de formarnos, de educarnos y de ser educados, de ayudar y de ser ayudados, de acompañar, discernir e integrar a todos los hombres de buena voluntad.

Sueño con una Iglesia en salida, no autorreferente, una Iglesia que no pase lejos de las heridas del hombre, una Iglesia misericordiosa que anuncie el corazón de la revelación de Dios Amor que es la Misericordia. Es la misma misericordia que nos hace nuevos en el amor; y sabemos cuanto las familias cristianas sean lugares de misericordia y testigos de misericordia; después del Jubileo extraordinario lo serán todavía más, y el Encuentro de Dublín podrá dar señales concretas.

Invito, pues, a toda la Iglesia a recordar estas indicaciones en la preparación pastoral para el próximo Encuentro Mundial.

Ante Usted, querido Hermano, junto con sus colaboradores, se presenta la tarea de conjugar de una forma especial la enseñanza de Amoris Laetitia, con la cual la Iglesia desea que las familias estén siempre en camino, en esa peregrinación interior que es una manifestación de vida auténtica

Mi pensamiento se dirige de manera especial a la archidiócesis de Dublín y a toda la querida Nación irlandesa, por la generosa hospitalidad y el esfuerzo que implica organizar un evento de esta magnitud. ¡Que el Señor os recompense a partir de ahora, concediéndoos en abundancia favores celestes!

La Sagrada Familia de Nazaret guíe, acompañe y bendiga vuestro servicio y a todas las familias involucradas en la preparación del gran Encuentro Mundial de Dublín.

Desde el Vaticano, 25 de marzo de 2017

Francisco

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