David García: «A los 14 años, entré en el mundo de las drogas, del robo, de la mentira», pero descubrió que Cristo lo llamaba a ser sacerdote

* «Hoy miro para atrás y veo la historia tan grande que está haciendo Dios conmigo. Veo todos estos años de Seminario como un regalo enorme de Dios, y que me hacen exclamar, dentro de mi corazón, el agradecimiento por ser un espectador de tantos milagros. Veo que todo lo he recibido gratis, y que estoy llamado a darlo gratis. Puedo decir lo de san Pablo: ¡Ay de mí, si no anunciase el Evangelio»

3 de mayo de 2015.- (Juan Ignacio Merino / Alfa y Omega  / Camino Católico)  David García es diácono, tiene 28 años y le quedan dos días para ordenarse sacerdote. Su historia vocacional comienza hace ocho años en su comunidad Neocatecumenal de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Fátima de Madrid. Tras experimentar un fuerte vacío por las cosas del mundo, sintió la llamada al sacerdocio.

Ya desde pequeño tenía una gran intimidad con el Señor, «soy el tercero de cuatro hermanos, y desde mi nacimiento mi familia me ha transmitido la fe. En muchas ocasiones, por las noches, gritaba al Señor para que cuidara de mi familia», cuenta David. Entrando en la adolescencia, perdió esa inocencia y se preguntó seriamente por el sentido de la vida:

«Con el paso de los años, esta relación con Dios fue perdiéndose debido a mis pecados, me empecé a preguntar por el sentido de la vida y si, verdaderamente, yo quería ser cristiano. Veía que la fe de mis padres no era mi fe».

David creía «que nadie me quería. Empecé a buscar el amor y la felicidad en el mundo. A los 14 años, entré en el mundo de las drogas, del robo, de la mentira. Vivía una superficialidad impresionante. Veía que tenía una doble vida, me movía totalmente por los afectos de los demás y por lo que pensaban».

Al experimentar ese vacío, que intentaba llenar saliendo de fiesta, David era consciente de que no era feliz así. Con 18 años, y después de un retiro espiritual, recibió una palabra de Dios por parte de sus catequistas que le cambió la vida. Se fue a un monasterio a rezar durante unos días y allí descubrió que el Señor le llamaba a entregarse totalmente. Dios le llamaba al sacerdocio y así lo manifestó en un encuentro vocacional del Camino Neocatecumenal. Meses después, ingresó en el Seminario Redemptoris Mater de Madrid.

Durante este año, ha servido como diácono en la parroquia de Santa Catalina Labouré. Ahora, dentro de 48 horas, recibirá la ordenación presbiteral de manos de don Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, en la catedral de la Almudena. Y ante este hecho trascendental en su vida, vuelve la mirada. «Hoy miro para atrás y veo la historia tan grande que está haciendo Dios conmigo. Veo todos estos años de Seminario como un regalo enorme de Dios, y que me hacen exclamar, dentro de mi corazón, el agradecimiento por ser un espectador de tantos milagros. Veo que todo lo he recibido gratis, y que estoy llamado a darlo gratis. Puedo decir lo de san Pablo: ¡Ay de mí, si no anunciase el Evangelio!», explica David García Patos.

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