Dharmesh Rami seducido por el dinero practicó la magia y arrastró a su esposa: «Jesús liberó a mi familia y nos ha salvado, sacándonos de nuestra miseria»

«Juntos fuimos bautizados la vigilia de Pascua de 2014. He arreglado mis negocios y ahora gano un salario honesto. Cuando mi madre supo que me estaba preparando para recibir el bautismo trató de disuadirme, llegando a decir que me habría excluido de la heredad. Las amenazas de ser desheredado no han frenado mi decisión, es más la reforzó. Porque Jesús decía: «Np sólo de pan vive el hombre»»

21 de marzo de 2015.-  (Dharmesh Rami / Asia News / Camino Católico) «Jesús liberó a mi familia. Cristo nos ha salvado, sacándonos de nuestra confusión, de nuestra miseria y de nuestro amor por el dinero».Así, Dharmesh Rami, de 40 años, hindú originario del Gujarat, cuenta a Asia News  su historia y del por qué decidió- junto a su mujer Asha, ser cristianos. Una vida dedicada por largo tiempo a la ganancia fácil, hasta cuando se encontró  «esclavo del dinero, obtenido con cualquier medio a disposición» y con un matrimonio sacudido «por discusiones cotidianas, amargura, acusaciones y sospechas». Luego, gracias a un retiro espiritual se siente «por primera vez en paz»: incluyendo a Asha en su descubrimiento e inician el camino de la conversión y el 19 de abril del año 2014, Vigilia de Pascua- fueron bautizados. Este es su testimonio contado en primera persona:

Tengo 40 años y soy hindú de etnia gujarati. Desde chico viví en un barrio de Mumbai, habitado por lo más por católicos. Una vecina mía que es católica, siempre me trató como a un hermano menor. Siempre me llevaba consigo a la iglesia.

De muchacho y después como adulto, mi objetivo era ganar y tener una seguridad económica. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de hacer «dinero», aún con medio no tan «éticos»: era esclavo del dinero y la única preocupación de mi vida era siempre hacer más con cualquier medio a disposición.

Mi matrimonio con Asha fue combinado por mis padres, y en nuestro primer año de casamiento fuimos bendecidos por el nacimiento de nuestro primer hijo varón. Nuestra unión fue sacudida por continuas discusiones, amarguras, acusaciones y sospechas. Por 13 años nuestra vida matrimonial fue sólo infelicidad, insatisfacción y peleas. A veces caí también en la «magia negra». Luego el matrimonio terminó: Asha tomó a nuestro hijo y volvió a la casa de su madre.

Me sentía un fallido, un nadie, una nada absoluta. Inicié a buscar la paz y respuestas para mi vida, y me acerqué a muchos «babas» (santones, ndr) y a otros hombres de Dios. Mi vida estaba vacía y sin ningún sentido, ni siquiera mi dinero me satisfacía en la profunda infelicidad y tristeza que sentía.

Estaba desesperado y compartí mi infelicidad con mi amiga de la infancia. Ella me aconsejó que participase a un retiro de 5 días, guiado por un evangelista pentecostal. Por primera vez, después de mi casamiento me sentí en paz, fue un momento de extraordinaria gracia. Me sentía lleno de esperanzas: quería que mi mujer Asha – cuyo nombre significa esperanza- sintiese también ella esa paz. Esos cinco días fueron los más felices de los últimos 13 años de mi vida. Compartí con ella la alegría, y ella dijo que mi rostro estaba radiante de felicidad.

Bajo el consejo de mi amiga, el 2 de febrero de 2013 fui con mi mujer y mi hijo a Ahmedabad (Gujarat), una de las ciudades más pobladas del estado de Gujarat. Allí nos recibieron los padres Vicentinos quienes predicaban un retiro a los peregrinos que llegaban hasta  la casa de oración “Tabor Ashran”. El predicador habló de Jesús, de su gran amor y del hecho que Cristo vino para darnos la vida y sanar nuestras heridas a través de su sangre. Asha estaba conmovida hasta las lágrimas, sentía la curación que Jesús obra: su dolor, su soledad, su desesperación y su angustia se desvanecían y se sintió invadir por la paz.

Asha se sentía llamada a aceptar a Jesús, como Dios que salva, ama, cura y da la vida. Yo sentía lo mismo.

En junio de 2013 nos inscribimos en el Rito de iniciación cristiana para adultos (Rica) y hemos iniciado nuestro camino de fe. Mi hijo siguió un curso dominical en Malad, y todos juntos fuimos bautizados la vigilia de Pascua de 2014.

He arreglado mis negocios y ahora gano un salario honesto.

Cuando mi madre supo que me estaba preparando para recibir el bautismo trató de disuadirme, llegando a decir que me habría excluido de la heredad. Pero Jesús liberó a mi familia. Cristo nos ha salvado, sacándonos de nuestra confusión,  de nuestra miseria y de nuestro amor por el dinero. Las amenazas de ser desheredado no han frenado mi decisión, es más la reforzó. Porque Jesús decía: «Np sólo de pan vive el hombre».

Dharmesh Rami

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