El impacto de la pornografía sobre el matrimonio y la familia

Egoísmo, aislamiento, infidelidad, insatisfacción matrimonial, desconfianza, degradación de la mujer, destrucción de la autoestima, depresión, estrés, ansiedad… Son algunas de las consecuencias de la adicción al porno, que puede llegar a destruir un matrimonio

1 de septiembre de 2017.- (Ferran Esteve / Forum Libertas / Camino Católico) Varios estudios han demostrado que el consumo de pornografía daña el cerebro, dado que hay “una relación negativa entre la cantidad de horas que los sujetos ven porno y la cantidad de materia gris que se encuentra en una zona del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria”, según uno de ellos.

Siendo esto así, no es de extrañar que diferentes estudios lleguen a la conclusión de que la adicción al porno causa estragos en las relaciones de pareja, el matrimonio y la familia. Así lo constatan otros informes que analizan el masivo consumo de pornografía en el seno de muchos hogares.

Estos son algunos de los efectos dañinos para las parejas como causa de la adicción a la pornografía: egoísmo, aislamiento, infidelidad, insatisfacción matrimonial, desconfianza, degradación de la mujer, destrucción de la autoestima, depresión, estrés y ansiedad.

Diez efectos destructivos

En septiembre de 2015, el portal ‘Sorpresas para tu parejainformaba sobre los efectos perniciosos para el matrimonio cuando uno de los componentes de la pareja, habitualmente el hombre, es adicto al consumo de pornografía; y añadía que esa adicción “está destruyendo matrimonios”.

Recordaba que ya en 2004 la doctora Jill Manning, licenciada en terapia matrimonial y familiar y especializada en trabajar con individuos afectados por adicción sexual o pornografía, constató que el 56% de los casos de divorcio involucraban a una parte de los dos componentes de la pareja teniendo un interés obsesivo en páginas pornográficas.

Al mismo tiempo, exponía hasta 10 razones por las que la adicción a la pornografía puede llegar a destruir un matrimonio:

1. Destruye la confianza. De acuerdo a numerosos estudios una exposición prolongada a la pornografía lleva a una disminución de la confianza entre la pareja, dado el secretismo que acompaña a esta práctica. Así, la pareja del adicto o adicta se siente traicionada cuando se entera del problema.

2. Obstaculiza la intimidad emocional. La pornografía lleva a tratar a la otra persona como un objeto e impide una interacción significativa con ella. Hay una gran diferencia entre tener sexo y hacer el amor. El sexo se trata de placer mientras que hacer el amor se trata de conectar. El sexo se trata del cuerpo mientras que hacer el amor se trata de la persona.

3. Destruye la autoestima. Cuando los hombres y mujeres habían sido expuestos a la pornografía eran más propensos a no estar satisfechos con la apariencia física, el afecto y el rendimiento sexual de su pareja. Además, no sólo afecta en cómo ves a los otros sino también en cómo te ves a ti mismo. Investigaciones sobre el tema constatan que los consumidores de pornografía se comparan a ellos mismos y a sus parejas con los modelos de las imágenes que ven.

4. Causa egoísmo. Promueve el egoísmo y el placer inmediato. Muchos piensan solo en recibir, no en dar. Una relación donde uno sólo está interesado en recibir no dura mucho tiempo.

5. Degrada a las mujeres. Los resultados muestran que cuanto más porno ve un hombre, más probable es que quieran que las mujeres sean sumisas y subordinadas a ellos. Cambia la manera en que los hombres ven a las mujeres. Las ven como objetos debido a la manera degradante en la que las mujeres y el sexo son retratados. Y eso sin mencionar que el porno muestra a las mujeres siendo dominadas y abusadas sólo para su disfrute personal.

6. Deteriora tu vida sexual. Puede llevar a una disminución de la actividad sexual. Según una encuesta realizada en esas fechas, un 19% de los usuarios que ven pornografía sufren eyaculación precoz, el 25 % no tienen interés en el sexo con su pareja, el 31% tienen dificultades para llegar al orgasmo y el 34% experimentan disfunción eréctil. Después de comprometerse a no masturbarse y no ver pornografía el 60 % de ellos sintió que sus funciones sexuales habían mejorado y el 67% tuvo un aumento en sus niveles de energía y en productividad.

7. Conduce a la insatisfacción matrimonial. Las investigaciones muestran que los hombres que han sido expuestos a la pornografía se puntúan a ellos mismos como menos enamorados de su pareja de lo que se puntúan los que no la han visto. El hecho es que la pornografía hace más difícil tener relaciones de amor verdaderas. Debido a que la pornografía es retratada como fácil y rápida, el sexo en el matrimonio es visto como algo complicado y que requiere mucho trabajo. Como resultado, el romance disminuye.

8. Es una puerta de entrada a la infidelidad. Incrementa la infidelidad matrimonial en un 300%. Viendo pornografía disminuye el compromiso con la relación. Las relaciones sin pornografía de por medio son más fuertes y con un índice de infidelidades menor.

9. Está vinculada a la depresión, el estrés y la ansiedad. Los hombres que tienen cibersexo tienen un índice alarmantemente alto de depresión clínica, estrés y ansiedad. Estas tres cuestiones pueden tener un impacto fuerte no sólo en nosotros mismos sino en nuestro matrimonio.

10. Altera tu cerebro. Como señalábamos al inicio de esta información, el consumo de pornografía daña el cerebro. Al igual que con otras sustancias adictivas, la pornografía llena el cerebro de dopamina. Y cuanto más ves pornografía más insensible te vuelves, lo que indefectiblemente afecta al matrimonio.

Efectos sobre los cónyuges

Por otra parte, el 26 de mayo de 2015, el Padre Miguel Ángel Fuentes, sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), hacía unas reflexiones sobre las Incidencias de la pornografía en el matrimonio y la familia, basadas en la conferencia que pronunció en el IVº Congreso de Psicología del Sur Mendocino, en la ciudad de San Rafael, el 16 de mayo de ese mismo año, en las que analizaba las consecuencias que la pornografía causa en el matrimonio y en la familia.

El padre Fuentes considera que la pornografía “no tiene otro objetivo, de parte del consumidor, que el placer personal y egoísta, a costa de la degradación ajena”.

Además, en su conferencia hizo referencia a los efectos directos de la pornografía sobre el matrimonio y los cónyuges.

Coincidiendo con el análisis del estudio mencionado anteriormente, una de sus conclusiones es que, en el caso del consumidor, “la pornografía causa en el varón casado un aislamiento de su esposa, un menor interés en las relaciones sexuales normales, una menor apreciación de los valores morales, espirituales, afectivos y humanos de sus esposas, y una concentración en el aspecto físico”. Y todo ello “lo lleva al secretismo, a la mentira, a la doble vida”.

Al mismo tiempo, las esposas de los consumidores “desarrollan, efectivamente, profundas heridas psicológicas, caracterizadas por sentimientos de traición, desconfianza, devastación e ira, tanto si descubren que su esposo está involucrado en esta actividad como si ellos le confiesan su problema”.

También “comienzan a sentirse poco atractivas o sexualmente insatisfactorias, en algunos casos porque sus mismos maridos las culpan de ‘estar muy cerradas a experiencias sexuales nuevas’ y de ‘centrarse demasiado en sus hijos y no atender a las necesidades de sus maridos’”, lo que lleva generalmente a la depresión.

“Otro efecto sobre la esposa relacionado con la pornografía es la violencia sexual, que es uno de los modos en que se ejerce la ‘violencia doméstica’ o ‘intrafamiliar”,añade.

El padre Fuentes advierte de que “algunas de las incidencias de la pornografía afectan a ambos cónyuges simultáneamente”. Por ejemplo, la insatisfacción, pérdida de interés en la relación con su pareja y la infidelidad son algunas de las consecuencias del cibersexo.

En ese sentido, “el matrimonio se va reduciendo, progresivamente, a lo sexual; y se duda cada vez más del valor del matrimonio como institución social esencial y sobre su viabilidad en el futuro”, afirma.

Todo ello suele producir en muchas ocasiones situaciones de aislamiento, incertidumbre y falta de comunicación dentro del matrimonio, lo que, antes o después, puede conducir al divorcio.

También hace hincapié en los problemas de dependencia que genera la adicción a la pornografía. “La pornografía genera fácilmente adicción, con todo el problema que una dependencia de este tipo conlleva. Y las adicciones involucran con mucha frecuencia a todo el entorno creando codependencia”, apunta.

En sus conclusiones, el padre Fuentes advierte de que la pornografía “es un fenómeno que degrada y daña profundamente al ser humano, y en particular a la mujer, principal objeto pornográfico. Altera la auténtica noción del hombre y de la mujer. Produce insensibilidad ante la desviación psíquica, moral y legal, aumenta la hostilidad y la violencia individual y social, especialmente la relacionada con la actividad sexual. Provoca tendencias autodestructivas e incluso puede inducir al suicidio”.

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