El P. Naeem Ayub Shoshandy huyó de Qaraqosh con los cristianos, mataron a su hermano, vio a los asesinos y los perdonó

“Nosotros, poco tiempo  después de que mataran a mi hermano, nos vimos cara de cara con los asesinos. No es una situación fácil perdonar, pero como soy realmente cristiano les perdono. Cuando pienso en Jesús en la Cruz y en cómo perdonó a quienes le hicieron esas maldades, pienso que si Cristo hizo esto, ¿quién soy yo para reaccionar de otra manera? Eso me hace ser un cristiano de verdad, y no solo un cristiano de «carnet de identidad»”

30 de octubre de 2016.- (Eukmamie / Camino Católico) El Padre Naeem Ayub Shoshandy es un joven sacerdote iraquí de 33 años. Nació en Qaraqosh, en la llanura de Nínive y completó sus estudios universitarios, graduándose en Ciencias Sociales, en la Universidad de Nínive, en Mosul. Realizó sus estudios sacerdotales primero en Qaraqosh y luego en el Líbano, hasta ser ordenado sacerdote en el año 2013. Fue destinado a Baltallah (en la provincia de Nínive) y, poco después, regresó a su ciudad natal para servir a las comunidades cristianas de Qaraqosh ya como sacerdote. “Estuve allí hasta que fuimos expulsados por el Ejército Islámico”.  Este sacerdote explica su testimonio  en el programa de HM Televisión«Tras las huellas del Nazareno».

El P. Naeem explica: “Después de que cayera Bagdad, la capital de Irak,  empezó la persecución de los cristianos. La masacre comenzó en Bagdad, en Irak”. Al P. Naeem no le gusta hablar de política, pero no puede sino describir lo que ha pasado en Irak desde la caída de Saddam Hussein: 

“No entiendo mucho, y no me gusta la política… Pero, es cierto que antes de que los americanos ocuparan Irak, en la época de Saddam Hussein, los cristianos vivían en paz y seguridad. Pero después de que Bagdad cayera, o como dicen los políticos «después que se liberara Bagdad»,estos términos que utilizan…, la vida de los cristianos empezó a ser mucho más difícil. Mataban a los cristianos solo por el hecho de ser cristianos, muchas veces solo al ver su carnet de identidad. Los cristianos fuimos siendo masacrados. Después aparecieron los movimientos islámicos… Antes yo no tenía conciencia de quién era suní o quien era chií … Simplemente eran musulmanes, sin más…” El P. Naeem afirma: “Estoy persuadido de que, realmente, puede haber y hay países que no buscan el bien para Irak”.

“En esa época empezó a haber secuestros, había asesinatos y también comenzó la expulsión de los cristianos de unos lugares a otros. Había muchas dificultades y, de vez en cuando, escuchábamos que alguien había sido secuestrado, o que a otro lo habían matado… Cada vez la vida para los cristianos se fue dificultando y estrechando…  Luego oíamos que, por ejemplo, habían bombardeado una Iglesia, que la habían arrasado completamente, y también casas de cristianos… Muchos sacerdotes y obispos fueron secuestrados y algunos asesinados”.

Con todo, y a pesar de las dificultades que no eran pocas, los cristianos podían todavía vivir en sus ciudades. Hasta que llegó el día 6 de agosto de 2014, cuando al fin el Estado Islámico entró en la llanura de Nínive: “El 6 de agosto de 2014 fue un día negro. Fue el día en que nos expulsaron de allí”.

En la madrugada de esa noche fatídica, varias personas, incluidos varios niños, murieron bajo el fuego de los morteros. El P. Naeem se emociona al recordar: “La gente empezó a salir por el miedo, por el pánico  que había. Yo permanecí en la zona hasta las dos de la madrugada, con el Obispo y los demás sacerdotes, y también con las hermanas dominicas. Finalmente nos dijeron que teníamos que irnos… Irnos de Nínive… Los pershmerga, los kurdos, se habían retirado y claro, nosotros no teníamos nada para defendernos…. Dejamos todo y salimos, no quedó nadie. El Obispo dijo que debíamos salir. Toda esta situación, y otras que vivimos, fueron muy dolorosas… Dejamos todo. Toda nuestra historia, todos nuestros recuerdos se quedaron allí… Teníamos que salir en dirección a Erbil (al Kurdistán). Fue una situación realmente dura, momentos muy difíciles. Ni siquiera pudimos ver a nuestras familias…Tuvimos que esperar un día entero para poder entrar en Erbil, porque ellos aceptaron que los cristianos entraran allí, pero tenían que registrar a cada uno. (…) Y… cuando llegamos allí… nos vimos en la calle…”

Los cristianos tenían la esperanza de que esa situación iba a ser breve, que en poco tiempo todo se solucionaría y podrían volver a sus hogares. Pero no fue así, y la Iglesia – como Madre solícita – tuvo que proveer alojamientos para todos. El calurosísimo mes de agosto iraquí lo pasaron bajo los toldos de las tiendas de campaña, que eran auténticos hornos, sin ningún tipo de intimidad y sin la más mínima comodidad. Y viendo cómo los días pasaban, y al calor del verano sucedería el frío de un invierno aún más duro. En toda esta situación, sacerdotes y religiosas, trabajaron incansables al servicio de la comunidad cristiana. El P. Naeem explica: 

“En medio de toda esta situación tan desesperante para la gente, los sacerdotes ayudaron muchísimo. La gente les llama «los hijos de la resurrección», porque la esperanza nunca les abandonaba a través de ellos”.

Los cristianos intentan una y otra vez encontrar un trabajo para sostener a sus familias, pero una y otra vez se encuentran con personas que abusan de su necesidad y de su situación de debilidad, y tras realizar un trabajo, no reciben su salario, o es un salario absolutamente injusto… Son situaciones tremendamente dolorosas, pero el P. Naeem declara: “Tenemos estos problemas porque lo hemos dejado todo, absolutamente todo en nuestra ciudad, para poder salvar y mantener nuestra fe. Porque solo podíamos quedarnos en nuestra ciudad bajo tres condiciones: apostatar de nuestra fe y convertirnos al Islam, pagar la yizia o la muerte”. Realmente, ante los ojos del mundo entero – si lo quiere ver – han demostrado que no han antepuesto nada a su fe y su amor por Cristo.

Hay dos temas claves en este conversación, una vez descrita toda la dolorosa e injusta situación: uno es la convivencia entre musulmanes y cristianos y otro es el tema del perdón.

Ante la pregunta de la convivencia entre musulmanes y cristianos, el P. Naeem se expresa así: “Siempre nos preguntan eso y, realmente nosotros tenemos esta esperanza (que cristianos y musulmanes pueden convivir), creemos en esto. Pero algunas veces el ser humano puede caer en la desesperanza, porque uno puede querer vivir en paz con los otros, pero los demás pueden no querer vivir en paz contigo. En la actualidad resulta muy difícil la convivencia. Hace tiempo sí, podíamos vivir juntos. Siempre hemos vivido juntos… Pero las personas que antes entraban en nuestras casas como amigos, también dejaron al ISIS entrar en las suyas… Y han terminado convirtiéndose al ISIS”.

El perdón que están demostrando nuestros hermanos cristianos iraquís es verdaderamente ejemplar. El P. Naeem tiene en esto su propia y emocionante historia: “Algo personal que puedo contar es la experiencia del asesinato de mi propio hermano… Nosotros, poco tiempo  después de que mataran a mi hermano, nos vimos cara de cara con los asesinos. No es una situación fácil perdonar, pero como soy realmente cristiano les perdono. Cuando pienso en Jesús en la Cruz y en cómo perdonó a quienes le hicieron esas maldades, pienso que si Cristo hizo esto, ¿quién soy yo para reaccionar de otra manera? Eso me hace ser un cristiano de verdad, y no solo un cristiano de «carnet de identidad»”. 

El sufrimiento ha sido para el P. Naeem una escuela de fe: “La fe ha ido aumentando en mí. Descubrí su importancia y valor prácticamente en los principios de lo que sería mi vocación sacerdotal… La fe ha sido el apoyo donde muchas veces, en momentos duros he encontrado mi fortaleza. Ha sido como el cimiento de todo un recorrido. Y la que me ha sostenido en muchos momentos en los que incluso me echaba a llorar”.

Las últimas palabras del P. Naeem en esta entrevista son como una oración: “No hay nada mejor para nosotros, ni que nos fortalezca más, que el que nos recuerden en sus oraciones. Hay que pedir al Señor, pidamos a Dios que entre en las almas de aquellos que nos persiguen… Hay que pedir hasta alcanzar de Dios el poder vivir con libertad nuestra dignidad de ser hijos de Dios… Ser hijos de Dios y vivir humanamente, vivir como seres humanos”.

Para ver más programas de “Tras las huellas del Nazareno» de H.M. Televisión:

http://www.eukmamie.org/

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