El Papa en la Audiencia 2-10-19: «Evangelización es dejar que el Espíritu Santo te guíe, que te empuje al anuncio con el testimonio»

* «El Espíritu Santo es el protagonista de la evangelización. «Padre, voy a evangelizar» – «Sí, ¿qué haces?» – Ah, yo anuncio el Evangelio y digo quién es Jesús, trato de convencer a la gente de que Jesús es Dios. Amigo, eso no es evangelización, si no hay Espíritu Santo no hay evangelización. Eso puede ser proselitismo, publicidad…. He dicho que el protagonista de la evangelización es el Espíritu Santo y ¿Cuál es el signo de que tú, cristiana, cristiano, eres un evangelizador? La alegría. Incluso en el martirio»

Video completo de la transmisión en directo realizada por 13 TV de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* «Que el Espíritu haga de los bautizados hombres y mujeres que anuncian el Evangelio para atraer a los demás otros no a sí mismos sino a Cristo, que sepan hacer lugar a la acción de Dios, que sepan volver a los demás libres y responsables ante el Señor»

2 de octubre de 2019.- (Camino Católico)  El diálogo entre Felipe y un hombre etíope, que no entendía el cuarto canto de Isaías, “nos dice que no es suficiente leer la Escritura, ya que la clave para entenderla se encuentra en Jesús, Palabra encarnada del Padre, que con su misterio pascual le da pleno sentido”, ha afirmado el Papa Francisco, hoy, 2 de octubre de 2019, en la audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano ante miles de peregrinos.

El Santo Padre ha retomado el ciclo de catequesis en torno al Libro de los Hechos de los Apóstoles. En concreto, ha meditado sobre el momento en el que después del martirio de Esteban se desató en Jerusalén una violenta persecución contra la Iglesia, por la que muchos cristianos tuvieron que abandonar la ciudad y dispersarse por Judea y Samaria. Se trata de una persecución que no solo no detuvo la evangelización, sino que la impulsó, tal y como demuestra el testimonio del diácono Felipe, “que fue a evangelizar las ciudades de Samaría, donde el anuncio de la Palabra estaba acompañado por muchos signos de liberación y curaciones”, ha explicado el Pontífice.

Efectivamente, durante esta misión, describió el Papa, el Espíritu Santo hizo que Felipe se encontrara con un etíope que no entendía la Palabra. Este encuentro llevó al etíope a pedirle el Bautismo y “al recibirlo lo convirtió en un hombre nuevo y lo marcó con ‘el sello’ de la alegría del Espíritu Santo, fuente de esperanza para su camino”, ha afirmado Francisco. En el vídeo superior de 13 TV se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Después del martirio de Esteban, la «carrera» de la Palabra de Dios parece sufrir  un paro debido al desatarse de «una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén» (Hch 8,1). El resultado es  que los Apóstoles permanecen en Jerusalén, mientras muchos cristianos se dispersan por otros lugares en Judea y Samaria.

En el libro de los Hechos, la persecución aparece como el estado de vida permanente de los discípulos, de acuerdo con lo que había dicho Jesús: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros”. (Jn 15.20). Pero la persecución, en lugar de apagar el fuego de la evangelización, lo atiza todavía más.

Hemos escuchado lo que hizo el diácono Felipe que comienza a evangelizar las ciudades de Samaria, y son numerosos los signos de liberación y sanación que acompañan el anuncio de la Palabra. Entonces, el Espíritu Santo marca una nueva etapa en el camino del Evangelio: empuja a Felipe a salir al encuentro de un forastero que tiene el corazón abierto a Dios. Felipe se levanta y parte decidido y, en un camino desierto y peligroso, se encuentra con un alto funcionario de la Reina de Etiopía, administrador de sus tesoros. Este hombre, un eunuco, después de haber ido a Jerusalén para rendir culto, regresa a su país. Era un prosélito judío de Etiopía. Sentado en una carroza, lee el rollo del profeta Isaías, en particular el cuarto canto del «siervo del Señor».

Felipe se acerca al carruaje y le pregunta: «¿Entiendes lo que vas leyendo?» (Hechos 8:30). El etíope le contesta: «¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?» (Hechos 8:31). Ese hombre poderoso reconoce que necesita ser guiado para entender la Palabra de Dios. Era el gran tesorero, era el ministro de economía, tenía todo el poder sobre el dinero, pero sabía que sin la explicación no podía entender, era humilde.

Y este diálogo entre Felipe y el etíope nos lleva a reflexionar también sobre el hecho de que no basta con leer la Escritura, es necesario comprender su significado, encontrar el «jugo» que va más allá de la «corteza», ir al Espíritu que anima la letra. Como dijo el Papa Benedicto XVI al comienzo del Sínodo sobre la Palabra de Dios, «la exégesis, la verdadera lectura de la Sagrada Escritura, no es sólo un fenómeno literario, […]. Es el movimiento de mi existencia» (Meditación, 6 de octubre de 2008). Entrar en la Palabra de Dios es estar dispuesto a ir más allá de los propios límites para encontrar y conformarse a Cristo, que es la Palabra viva del Padre.

¿Quién es, pues,  el protagonista de lo que leía el etíope? Felipe ofrece a su interlocutor la clave de lectura: ese siervo manso y sufriente, que no devuelve mal por mal y que aunque sea considerado fracasado y estéril y al final eliminado, libera al pueblo de la iniquidad y da fruto para Dios, ¡es precisamente ese Cristo que Felipe y toda la Iglesia anuncian! Que con la Pascua nos ha redimido a todos. Finalmente el etíope reconoce a Cristo y pide el bautismo y profesa fe en el Señor Jesús. Esta historia es hermosa, pero ¿quién empujó a Felipe a ir al desierto a encontrarse con este hombre? ¿Quién empujó a Felipe para que se acercara al carruaje? Es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el protagonista de la evangelización. «Padre, voy a evangelizar» – «Sí, ¿qué haces?» – Ah, yo anuncio el Evangelio y digo quién es Jesús, trato de convencer a la gente de que Jesús es Dios. Amigo, eso no es evangelización, si no hay Espíritu Santo no hay evangelización. Eso puede ser proselitismo, publicidad…. Pero la evangelización es dejar que el Espíritu Santo te guíe, que sea Él quien te empuje al anuncio, al anuncio con el testimonio, incluso con el martirio, incluso con las palabras.

Después de haber llevado al etíope al encuentro del Resucitado –el etíope encuentra a Jesús resucitado porque entiende aquella profecía-  Felipe desaparece; el Espíritu lo toma y lo envía a hacer otra cosa. He dicho que el protagonista de la evangelización es el Espíritu Santo y ¿Cuál es el signo de que tú, cristiana, cristiano, eres un evangelizador? La alegría. Incluso en el martirio. Y Felipe, lleno de alegría, fue a otro lugar a predicar el Evangelio

Que el Espíritu haga de los bautizados hombres y mujeres que anuncian el Evangelio para atraer a los otros no a sí mismos sino a Cristo, que sepan hacer lugar a la acción de Dios, que sepan volver a los demás libres y responsables ante el Señor.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Como hemos escuchado en la lectura de los Hechos de los Apóstoles, después del martirio de Esteban se desató en Jerusalén una violenta persecución contra la Iglesia, muchos cristianos tuvieron que dejar la ciudad y se dispersaron por Judea y Samaría. Esa persecución en lugar de detener la evangelización, la impulsó, y así lo observamos en el testimonio del diácono Felipe que fue a evangelizar las ciudades de Samaría, donde el anuncio de la Palabra estaba acompañado por muchos signos de liberación y curaciones.

Fue también durante esa misión que el Espíritu Santo llevó a Felipe hacia un extranjero que se dirigía a su tierra e iba leyendo el cuarto canto del “Siervo del Señor”, del libro de Isaías, sin comprender su significado. El diálogo entre Felipe y ese hombre, que reconoció no entender la Palabra de Dios, nos dice que no es suficiente leer la Escritura, ya que la clave para entenderla se encuentra en Jesús, Palabra encarnada del Padre, que con su misterio pascual le da pleno sentido. El encuentro con Felipe impulsó al etíope a pedirle el Bautismo, y al recibirlo lo convirtió en un hombre nuevo y lo marcó con «el sello» de la alegría del Espíritu Santo, fuente de esperanza para su camino.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y de Latinoamérica. Hoy, memoria litúrgica de los ángeles custodios, pidamos al Señor que nos conceda, por su intercesión, el don de su Espíritu Santo, para que haga de todos nosotros los bautizados anunciadores valientes del Evangelio, dando cabida en nuestra vida a la acción de Dios, que nos hace criaturas nuevas y criaturas libres. Que el Señor los bendiga.

Francisco

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