El Papa responde a pregunta del cineasta Martin Scorsese: «¿cómo podemos los ancianos ayudar a los jóvenes a permanecer en la fe, luchar contra el mal y vencer la violencia?»

* «¿Cómo enseñar a transmitir a los jóvenes que la crueldad es un camino errado que mata a la persona, a la humanidad, a la comunidad? Hay una palabra que debemos decir: la sabiduría del llorar, el don del llorar frente a esta violencia, a esta crueldad, a esta destrucción de la dignidad humana. El llanto es humano y cristiano. Pidan la gracia de las lágrimas, porque el llanto abre el corazón, es fuente de inspiración. Jesús en los momentos más sentidos de su vida ha llorado. En el momento en que ha visto el fallo de su pueblo, llora sobre Jerusalén. Llorar. No tengan miedo de llorar sobre estas cosas. Somos humanos… Después compartir la experiencia, con empatía y cercanía que gace milagros»     

CaminoCatólico.com.-  Este martes 23 de octubre el Papa Francisco y el cineasta Martin Scorsese tuvieron un breve encuentro junto a un grupo de jóvenes y ancianos, en el que el Pontífice respondió una serie de preguntas, una de estas proveniente del famoso cineasta estadounidense. El encuentro se celebró en el Instituto Patrístico Augustinianum, en el marco de la presentación del libro “La saggezza del tempo” (La sabiduría del tiempo), escrito por el P. Antonio Spadaro, director de la revista jesuita La Civiltà Cattolica, que recoge testimonios de ancianos de diferentes países del mundo y el comentario del Santo Padre como respuesta a cada uno de ellos.En el evento Francisco también respondió las preguntas de algunos jóvenes.

Martin Scorsese, director de Los Infiltrados y El Aviador, recordó su infancia en la fe católica y el tiempo en que frecuentaba la Catedral de San Patricio en Nueva York. Además dijo que tuvo la suerte de tener padres amorosos y un sacerdote que fue un mentor para él en sus años de formación:

«Llevo años realizando películas, pero aun así, en una época difícil. Soy de una familia trabajadora y pasé muchos años en una iglesia católica de mi barrio. Cuando era pequeño, me di cuenta de que el sufrimiento que veía a mi alrededor era más real y profundo que el de la televisión o del cine. Con mi trabajo, pude transmitir los valores cristianos y conocí a a un sacerdote que se convirtió en mi guía. Los mayores podemos ayudar y guiar a los más jóvenes y poderles enseñar a ver la maravilla de encontrar a Dios en sus vidas. ¿Cómo puedo hacer para vivir bien esta experiencia de luchar contra el mal y vencer la violencia?» En el video se visualiza y escucha la pregunta del cineasta y la respuesta del Santo Padre.

Francisco comenzó su respuesta haciendo una síntesis de la esencia de las preguntas del cineasta: “¿cómo podemos los ancianos ayudar a los jóvenes a permanecer en la fe? ¿Cómo podemos ayudar a la Iglesia en este esfuerzo?”. Y entonces el Pontífice inició su reflexión hablando sobre el “huracán” de violencia que deben enfrentar actualmente los jóvenes y niños. “Un fenómeno que siempre ha estado, pero no así fuerte”, señaló. “Hoy se ve más claramente cómo se actúa con la crueldad, por todas partes, fría en los cálculos para arruinar al otro”.

Una crueldad, indicó, que se percibe también en “el bulliyng” y en el cálculo frío “para arruinar al otro”. El Papa añadió:

“Y una de las formas de crueldad que más me tocan en el mundo de los derechos humanos es la tortura, en este mundo la tortura es el pan nuestro de cada día. Y la tortura es la destrucción de la dignidad humana…

Una vez aconsejé a unos jóvenes padres: ¿cómo corregir a los hijos? A veces hay que usar la filosofía práctica de la bofetada, una bofetada, ¡pero nunca en la cara, porque esto quita la dignidad! Ustedes saben dónde darla. La tortura es como una bofetada en la cara y juega con la dignidad de las personas.

La tortura es jugar con la dignidad de las personas, la violencia para sobrevivir, la violencia en ciertos barrios en los que si tú no robas, no comes. Esta cultura no podemos negarla.

¿Cómo actuar con la gran crueldad? ¿Cómo enseñar a transmitir a los jóvenes que la crueldad es un camino errado que mata a la persona, a la humanidad, a la comunidad?

Hay una palabra que debemos decir: la sabiduría del llorar, el don del llorar frente a esta violencia, a esta crueldad, a esta destrucción de la dignidad humana. El llanto es humano y cristiano. Pidan la gracia de las lágrimas, porque el llanto abre el corazón, es fuente de inspiración. Jesús en los momentos más sentidos de su vida ha llorado. En el momento en que ha visto el fallo de su pueblo, llora sobre Jerusalén. Llorar. No tengan miedo de llorar sobre estas cosas. Somos humanos…

Después compartir la experiencia, y vuelvo a hablar de la empatía. Compartir la experiencia con la empatía con los jóvenes. No se puede tener una conversación con los jóvenes sin empatía. ¿Dónde encuentro esta empatía? No condenar a los jóvenes, como los jóvenes no deben condenar a los ancianos (…). ‘Yo me voy porque soy viejo, pero tú permanecerás’. Y esta es la empatía de la transmisión de los valores.

Después, la cercanía, que hace milagros. La no violencia, la mansedumbre, la ternura, estas virtudes humanas que parecen pequeñas pero que son capaces de superar los conflictos más feos…

Cercanía como usted tal vez de pequeño (ha experimentado y se ha acercado a esta gente con tanto sufrimiento, y tal vez desde ahí ha comenzado a tomar la sabiduría que hoy nos hacer ver en sus películas.

Cercanía con los que sufren, cercanía con los problemas, cercanía entre jóvenes y ancianos. Son pocas cosas, y así se transmite una experiencia y se hace madurar: los jóvenes, nosotros mismos y toda la humanidad”.

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