En Cuaresma, guiados por el Espíritu Santo ver las tentaciones contra las que luchar en nuestra vida / Por Mons. Jesús Vidal

* «Queremos cambiar la cosas forzando la realidad para acomodarla a nuestra voluntad. La respuesta de Jesús es conocida: ‘No solo de pan vive el hombre’. La Cuaresma es tiempo para aprender a no forzar las cosas, buscar a Dios… El sentimiento de rechazo nos provoca soledad y el enemigo se ofrece a sacarnos de esta si nos aliamos con él y tomamos su camino. Jesús nos dice que la única alianza verdadera es con Él. Jesús nos quiere libre y los sentimientos de humillación y de soledad, si son acogidas con libertad, puede ser ocasión como nuevo principio. Todos tenemos pequeñas esclavitudes que nos permite vivir bien y tranquilos. La Cuaresma es tiempo para iniciar un camino de libertad»

Camino Católico.-  El obispo auxiliar de Madrid, Jesús Vidal, ha meditado sobre el evangelio del primer domingo de Cuaresma en el que Cristo es tentado por el diablo en el desierto, San Lucas 4, 1-13, en el programa ‘Iglesia al Día’ de 13 TV. La Cuaresma es un periodo litúrgico, ha explicado Vidal, en el que debemos tratar de buscar momentos de oración y silencio con Jesucristo para pedirle que nos muestren los momentos en los que estamos siendo tentados por el diablo cada uno de nosotros y de qué manera podemos ser fieles a Dios para seguir su camino.

“Con la Cuaresma la Iglesia nos ofrece un tiempo de gracia, un tiempo especial para volvernos hacia Dios. Así nos preparamos para vivir la Semana Santa y acompañar al Señor en su Pascua. Cada domingo se nos va a dar una palabra para recorrer un camino de conversión”.

En este sentido, ha explicado que este domingo, 6 de marzo, “se nos ofrece un pasaje donde Jesús es llevado al desierto por el Espíritu Santo y allí es tentado por el diablo. Lo importante en la Cuaresma es dejarnos guiar por el Espíritu Santo junto a la Iglesia y movidos por Él”, ha reflexionado Jesús Vidal.

Para el obispo auxiliar de Madrid, en la primera semana de la Cuaresma nos hace bien pensar las tentaciones que vivió Jesús, semejantes a las que vivimos nosotros: “La primera tentación comienza con la situación de hambre. Estuvo cuarenta días sin comer en el desierto y el enemigo se presenta y le dice: ‘Si eres hijo de Dios di a estas piedras que se conviertan en pan’. La tentación consiste en forzar la realidad, en querer cambiarla con violencia”.

Para Vidal, en ocasiones los hombres nos sentimos impotentes y tenemos la tentación de recurrir a la violencia: “Queremos cambiar la cosas forzando la realidad para acomodarla a nuestra voluntad. La respuesta de Jesús es conocida: ‘No solo de pan vive el hombre’. Es decir, estamos llamados a otros alimentos más grandes. Jesús dirá que su alimento es hacer la voluntad del Padre, pero tenemos que esperar esos alimentos pacientemente. La Cuaresma es tiempo para aprender a no forzar las cosas, buscar a Dios”, señala.

La segunda tentación que enumera el obispo en ‘Iglesia al Día’ viene en situaciones en las que sentimos el rechazo de los demás. En este caso, el diablo sube a Jesús al Monte y le muestra sus pueblos. Le propone un pacto.

“En la vida cotidiana es la tentación de las compensaciones. El sentimiento de rechazo nos provoca soledad y el enemigo se ofrece a sacarnos de esta si nos aliamos con él y tomamos su camino. Hay que tener cuidado con las compensaciones tóxicas que nos acechan, muchas aparentemente inocentes como comprar compulsivamente, las adicciones a las nuevas tecnologías, las redes sociales… cosas que no son malas en sí mismas pero puede ser una trampa que nos aíslan y nos sumerge en una tristeza individualista que nos separa de nuestros seres queridos”, advierte Jesús Vidal.

“Jesús nos dice que la única alianza verdadera es con Él. Jesús nos quiere libre y los sentimientos de humillación y de soledad, si son acogidas con libertad, puede ser ocasión como nuevo principio. Todos tenemos pequeñas esclavitudes que nos permite vivir bien y tranquilos. La Cuaresma es tiempo para iniciar un camino de libertad”, agrega.

Por último estaría la tercera tentación, que tiene su origen en situaciones de fracaso o sufrimiento como una enfermedad, descrédito en el trabajo, crisis familiar: ”Tenemos sensación de estar solos, en desamparo, y nos preguntamos dónde está Dios. Parece que todo saldrá mal y que Dios nos rechaza y se olvida de nosotros, y le mandamos una prueba inequívoca”.

El diablo le propone a Jesús acudir al alero del templo y dice: “Si eres el hijo de Dios tírate, los ángeles te cogerán al vuelo”. “Sabemos que no es verdad, el sufrimiento forma parte de nuestra vida. La respuesta de Jesús es apelar a la memoria: “No tentarás al Señor, tu Dios”.

“A través del fracaso Dios hace obra con nosotros. Es importante recordar que no termina todo en la cruz, sino que caminamos hacia la resurrección”, expresa el obispo auxiliar de Madrid en su meditación.


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