Entrevista al Papa Francisco en la televisión brasileña en la que aborda la reforma de la curia y el IOR, los problemas de los jóvenes, la crisis económica y la pobreza

29 de julio de 2013.- (Camino Católico El Papa Francisco ha afirmado que «hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece y ahora tenemos el ruido de los escándalos de una transferencia de millones de dólares de un monseñor». Estas manifestaciones las ha realizado el Pontífice en la primera entrevista televisiva exclusiva que ha concedido, durante su visita a Río de Janeiro para la JMJ 2013, y que fue emitida ayer domingo 28 de julio por Globo News, que puede visualizarse y escucharse en el vídeo.

 Durante la conversación con el periodista Gerson Camarotti el Papa Francisco aborda, con claridad, sencillez y naturalidad, cuestiones difíciles y espinosas, respondiendo a todas ellas: los escándalos recientes en el Vaticano, la reforma de la curia romana, la verdadera razón de por qué vive en la Casa Santa Marta y no en donde por varias décadas habían vivido los Papas, la crisis económica, la pobreza, la situación de los jóvenes y ancianos y por qué decidió viajar sin Papamóvil blindado a Brasil. Una de las respuestas más amplias es para responder a los escándalos vaticanos y a la reforma de la Curia Romana. Esta es la respuesta del Papa Francisco:

-“A la curia romana siempre se le criticó. Y como se presta a críticas porque tiene que resolver muchas cosas (algunas cosas gustan, otras no gustan; algunos trámites están bien encauzados, otros están mal enfocados, mal encauzados, como en toda organización…). Yo le diría esto: en la curia romana hay santos: cardenales santos, obispos santos, sacerdotes, religiosas y laicos santos; gente de Dios, que ama a la Iglesia. Pero eso no se ve. Hace más ruido un árbol que cae que no un bosque que crece.

Se escucha el ruido de los escándalos… Ahora estamos con uno: un escándalo de transferencia de 10 millones o 20 millones de dólares de un monseñor de ahí. ¡Bello favor le hace a la Iglesia este señor!, ¿no? Pero es preciso reconocerlo: este señor obró mal y la Iglesia debe darle la sanción que merece pues obró mal.

Hay casos de ese tipo… En el momento del Cónclave, antes tenemos lo que se llaman congregaciones generales. Hemos tenido una semana de reuniones los cardenales. Y ahí se hablaba claramente de los problemas. Ahí se habla claramente de todo, porque estábamos nosotros solos, para ver cuál es la realidad y así trazar el perfil del nuevo Papa. Y ahí salieron problemas serios derivados, en parte, de lo que ustedes conocen: de los Vatileaks y todas esas cosas. Había problemas de escándalo pero los santos seguían estando. Esos hombres que daban su vida por la Iglesia de manera silenciosa y celo apostólico. 

También se habló de ciertas reformas funcionales que había que hacer, eso es verdad. Y se pidió que el nuevo Papa tratase de hacer una comisión “out sider” para estudiar los problemas de organización de la curia romana. Al mes de mi elección nombré esa comisión de ocho cardenales, uno de cada continente: uno de América del norte y otro de América del sur, con un coordinador, que también es latinoamericano, y un secretario que es italiano. 

Ya han llegado muchos documentos que esta comisión ha obtenido y que nos los pasamos entre nosotros. Tendremos la primera reunión oficial el 1, 2 y 3 de octubre. Y ahí se verán algunas pautas. Yo no creo que salga de ahí alguna cosa definitiva porque la reforma de la curia es muy seria y hay que ver las propuestas: si son propuestas muy serias hay que madurar. 

Calculo que vamos a tener que hacer dos o tres reuniones más antes de hacer alguna reforma.

Por otro lado los teólogos dicen, no sé si desde la Edad Media, «La iglesia siempre se tiene que reformar», si no se queda atrás. Así que esto no sólo es importante por los escándalos del Vatileaks, que los conoce todo el mundo, sino porque la Iglesia siempre se tiene que reformar. Y hay cosas que servían para el siglo pasado, hay cosas que servían para otras épocas o para otros puntos de vista, y que ahora no sirven más y que hay que reacomodarlas. Así la Iglesia es dinámica y responde a las cosas. Todo esto se pidió en la reunión de cardenales previa”.

En la entrevista, Francisco recuerda las palabras que le dijo el arzobispo de Sao Paulo, el cardenal brasileño Claudio Hummes, cuando el argentino fue escogido como Papa: «él me dijo ´no te olvides de los pobres´ y esa fue una frase que me hizo tanto bien».

A pesar de desconocer el fondo de la ola de protestas en Brasil, que se intensificaron en junio por diferentes reivindicaciones sociales y en varias ciudades del país, Francisco opina: «un joven que no proteste no me gusta, el joven tiene la ilusión de la utopía y la utopía no siempre es mala». «El joven tiene más frescura para decir sus cosas, un joven esencialmente es disconforme y eso es muy lindo y hay que escuchar a los jóvenes y cuidarlos para que no sean manipulados, pues hay gente que busca explotar a estos jóvenes manipulándolos», expresa.

Critica también la «feroz idolatría del dinero», fruto de «una política mundial muy impregnada del protagonismo del dinero. Quien manda ahora es el dinero», asevera Francisco, quien pone como ejemplo de eso «el alto porcentaje de desocupación juvenil que hay en Europa. Es alarmante».

«Hay chicos que mueren de frío en el invierno y eso no es noticia, pero si bajan tres o cuatro puntos las bolsas de las grandes capitales eso si es noticia. No debemos caer en una globalización de la indiferencia», considera.

 Francisco aboga por «fomentar una cultura del encuentro en todo el mundo de todas las confesiones», como él llama el conjunto de religiones. «Las diversas confesiones no pueden irse a dormir tranquilas mientras haya un chico con hambre», subraya.

Sobre su visita a Brasil y el hecho de ser de Argentina, país vecino y rival en muchos aspectos, Francisco destacó que fue recibido con calidez y «el pueblo brasileño tiene un gran corazón y la rivalidad está superada, porque hemos negociado bien: el papa es argentino y Dios es brasileño».

Justifica el ejemplo de «simplicidad y humildad» al escoger un coche modesto para desplazarse en Brasil, un «papamóvil» abierto y una residencia sin lujos durante su estancia en Río de Janeiro.

«No puedo vivir solo, encerrado, necesito contacto con la gente y me quedé en la residencia por razones psiquiátricas (risas) para no estar sufriendo esta soledad que no me hace bien», indica el Papa para explicar porque decidió vivir en Santa Marta  en lugar de los apartamentos papales.

Respecto a su seguridad y al viaje a Brasil admite que fue«indisciplinado» por no atender siempre las recomendaciones de seguridad del Vaticano y de Brasil.«Fui a ver el «papamovil» y estaba con vidrios. Nadie puede visitar a sus amigos en una caja de vidrio, no podría venir a visitar, a este pueblo que tiene un gran corazón, dentro de una caja de vidrio. O es todo o es nada, pues fue un viaje con comunicación humana, y la comunicación a medias no hace bien«, concluye.

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