Étienne vivió 4 años adicto a la pornografía, se intentó suicidar, pero una sorprendente charla con un sacerdote le rescató: «Vi caer el amor de Dios sobre mí»

* «Dios me sacó de mi oscuridad, y me perdonó, me perdonó a través de mis padres… y yo mismo me perdoné. Fue todo la acción de Dios. Yo resumo todo esto diciendo que Dios es amor, es perdón, es misericordia, incluso en la mayor de las tinieblas»

Camino Católico.-  Enganchado a la pornografía, Étienne pensaba en el suicidio, se odiaba y se avergonzaba de sí mismo. Gracias a una conversación inesperada, inició un camino de reconstrucción donde experimentó la misericordia de Dios. En Découvrir Dieu cuenta su testimonio en primera persona:

Étienne se introdujo en la pornografía porque unos amigos se la mostraron
«Dios me sacó de mi oscuridad y me perdonó. Fue todo la acción de Dios»

Mi nombre es Étienne. Tengo 19 años. Y de hecho, todo comienza en quinto grado en el colegio donde, mientras estoy con amigos, me muestran pornografía. Y, rápidamente para mí, es el comienzo del infierno ya que me enseñan esas imágenes que me hacen ponerme a investigar. Y me digo a mí mismo: «Está bien, no conozco todo este mundo, tengo que profundizar en él y descubrir todo“. Es en los diálogos con estudiantes que son, muchas veces, poco saludables, descubro la sexualidad y me sumerjo en ella.

Y, rápidamente, empiezo a perder todos mis recursos desde que caigo en la adicción: ya no puedo salir de todo eso. Y ahí, para mí, hizo clic porque me dije: “Ok. Comienzo a perder el control de mi cuerpo. Estoy empezando a sumergirme en la pornografía varias veces al día. Y tengo vergüenza de comentarlo incluso con mis amigos que también la consumen. Yo, de hecho, sabía que mi mente se  estaba volviendo más sucia que la del resto de compañeros: la pornografía tiene un efecto no solo en mí sino en mi vida ya que estoy empezando a cerrarme mucho y a paralizarme.

Entonces, gradualmente, comencé a tener pensamientos oscuros, pensamientos suicidas. Todas las mañanas iba acompañado a la escuela con un amigo. Mientras hablábamos observaba un bulevar. Entonces me dije: “Me voy a lanzar contra un autobús porque ya no puedo más: ya no puedo vivir esta doble vida”.  Realmente imaginé este escenario y para mí era la solución porque por mucho que me aferraba a cualquier cosa e intentaba buscar soluciones, a diestra y siniestra, hasta en internet, ya no encontraba nada… Fue horrible.

Todavía en 5to grado, un día llego a casa de la escuela y veo a lo lejos, una pandilla de jóvenes que querían atacarme. Tenía 12 años y ellos eran seis. Me asusté, me tiré al bulevar y me atropelló un coche. El accidente fue muy violento: reventó el parabrisas del coche. Estaba en el suelo y todos los testigos piensan que estoy muerto. Es bastante asombroso. Y llego al hospital. Y, de hecho, mis padres llegan enseguida. Y los médicos me dicen: “Estas bien, solo tienes una pierna rota”. Mi padre me dijo: “Étienne, tu cabeza no se ha golpeado y no tienes nada. Tu espalda está bien. Es solo tu pierna. Va a ser muy largo, va a ser difícil recuperar la pierna, pero solo tienes la pierna afectada”.

Étienne dice que Dios es amor, es perdón, es misericordia

Me quedo una semana en el hospital. Y, en esta semana, estoy solo. Así que pienso en todo y reflexiono: “Dios tiene un plan para mí. De hecho, si todavía estoy aquí es porque sirvo para algo y no estoy tan podrido, no soy esa fruta podrida que no sirve, que está en el suelo. No, yo soy alguien. Y, aunque estoy atrapado en esto, tengo derecho a vivir”.

Sin embargo, cuando recuperé mi pierna, la adicción seguía presente y cada vez más fuerte: iba a clase, llegaba a casa de clase y directamente estaba inmerso en esta adicción, por la mañana, todo el tiempo… Y así me prometía cada mes, cada semana, que iba a parar y siempre lo incumplía.

En ese momento, perdí toda la confianza en mí mismo, estoy en 3er grado. Me doy cuenta de que ya no tengo voluntad, dignidad ni confianza en mí mismo. Ya no soy nada, estoy destruido. Mi corazón, mi cuerpo… todo son unas ruinas.

Y un día me digo: “Tengo que hablar de eso. Decido ir a ver a un cura para hablarlo. Logro admitirlo todo, con dificultad, pero lo logro. Y, en ese momento, hay un momento de silencio y me digo: “Aquí. Se acabó”.  El sacerdote me mira y me dice: “¡Bravo por lo que dices! ¡Alegría!” Y yo, no entiendo nada de lo que me está pasando porque no me lo esperaba para nada. Fue un torrente de misericordia. Vi caer el amor de Dios sobre mí. Estaba solo en la oscuridad y allí estaba Dios. Salí muy feliz, diciendo: «Estoy perdonado, ya no estoy solo. Hay alguien. Hay alguien conmigo”.

Y también descubro que hay mucha gente que es como yo. Estoy empezando a renacer. Sin embargo, la adicción sigue ahí. Unos meses más tarde, mis padres me pillaron en plena adicción y ciento la peor de las vergüenzas ¡Es horroroso! Mi papá no había llegado a casa del trabajo todavía. Estaba esperando, lo recuerdo, eran las 2 p.m. Me dije a mí mismo: “Él llega a casa a las 8 p.m.”. Fue mi madre quien me atrapó. Y ahí, son horas muy largas donde sé lo que va a pasar.

Sé lo que sucederá. Sé que mi padre me va a gritar y voy a salir de la casa: para mí, se acabó. Pero mi padre llegó, se sentó frente a mí, y me dijo que no me iba a juzgar. No entendí nada: para mí era imposible. Y, entonces, mi padre me dijo que me iba a ayudar. Y, así, comenzamos un viaje de tres vías llamado ‘Libres para amar’.  Y este es el principio de la curación, este es el principio del fin. Veo luz al final del túnel.

Había caído en un agujero para el que pensaba que nunca habría una salida. Sin embargo, renazco. Y, lo que es una locura es que mis padres me ayudaron: ¡para mí, era imposible! Salgo de esta adicción, después de un año. Y, con dificultades, acepto todo lo que me ha pasado, acepto y me perdono. Y de hecho, finalmente estoy saliendo de esta adicción después de cuatro años de oscuridad y horror.

Cuando miras hacia atrás, ves que Dios me sacó de mi oscuridad, y me perdonó, me perdonó a través de mis padres… y yo mismo me perdoné. Fue todo la acción de Dios. Yo resumo todo esto diciendo que Dios es amor, es perdón, es misericordia, incluso en la mayor de las tinieblas.

Étienne 

Video del testimonio de Étienne en francés


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