Fray Jozo al Papa en Sarajevo: “Estuve cuatro meses en el campo de concentración. La fe, la esperanza y la oración fueron mi sostén”

“Esos 120 días fueron como 120 años o más. Sufrimos tratos inhumanos, hambre y frío. Tampoco teníamos con qué lavarnos. Estoy seguro que ningún puede soportar todos estos sufrimientos sin la ayuda de Dios”

6 de junio de 2015.- (ACI  / Radio Vaticano Camino Católico)  El Papa Francisco tuvo hoy un encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la catedral del Sagrado Corazón de Jesús en Sarajevo, durante su visita apostólica a Bosnia-Herzegovina. Un sacerdote y dos religiosos compartieron con el Santo Padre su testimonio de fidelidad a Cristo y a la Iglesia Católica en medio de la persecución a los cristianos, durante la guerra en la década de 1990.

Bosnia-Herzegovina sufrió a inicios de la década de 1990 una cruenta guerra, que acabó con más de 97 mil vidas y ocasionó cerca de dos millones de desplazados. Los enfrentamientos tuvieron un motivo principalmente étnico y religioso, entre bosnios (musulmanes), serbios (cristianos ortodoxos) y croatas (católicos).

Los testimonios conmovieron tanto al Papa Francisco que decidió improvisar su discurso, dejando de lado el que había preparado con anterioridad.

Fray Jozo fue el segundo en contar su experiencia durante la guerra ante el Papa. El 14 de mayo de 1992 la policía irrumpió en la casa parroquial y se lo llevaron al campo de concentración,  junto con muchos de sus parroquianos. El fraile comentó que los soldados dejaron muchas casas destruidas.

“Estuve cuatro meses en el campo de concentración. El tiempo transcurrido en un lugar así no se cuenta por meses sino por días, horas y segundos. Los días eran muy largos porque estaban llenos de incertidumbre y miedo.  Esos 120 días fueron como 120 años o más. Sufrimos tratos inhumanos, hambre y frío. Tampoco teníamos con qué lavarnos”.

Fray Jozo narró que fue golpeado y torturado con diversos instrumentos. “Estoy seguro que ningún puede soportar todos estos sufrimientos sin la ayuda de Dios. Solo la fe y la esperanza nos daban la fuerza para empezar cada día. También la oración fue mi sostén”.

El fraile confesó que un día pidió a los soldados que lo maten porque ya no podía soportar más torturas. Pero ellos le respondieron: “No morirás tan fácilmente”. Desde ese momento se aferró a la vida y conservaba la esperanza de que podría dar testimonio de los horrores de la guerra.

“El perdón crea el espacio en el corazón del hombre para la venida de Dios y nos ayuda a reconocerlo en cada hermano y hermana”, manifestó Fray Jozo. 

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