Isabella Aciar tenía 3 años cuando fue curada de una neumonitis bilateral por la oración y el poncho del Cura Brochero: «Los médicos dicen que fue un milagro»

* «Ya no se movía. La internaron y la intubaron. Estaba muy grave, creían que no sobreviviría. Le diagnosticaron neumonitis bilateral. Sabemos que se salvó de milagro luego de 16 días internada. Cuando yo subo a la terapia a verla había un señor al que le habían dicho que debía llevar el poncho del Cura Brochero para Isabella. Él me lo dejó. Isabela pasó toda la noche con el poncho a su lado. Nos pasamos rezando con mi marido hasta las 7 de la mañana porque sabíamos que ella estaba muy delicada y con pocas esperanzas. A la mañana empezó a mejorar y estabilizarse. Estuvo incluso a punto de sufrir un paro. No tenía defensas»

El vídeo en el que se ve a Isabella hospitalizada grave y en el que la familia da gracias por las oraciones después de haber recibido el alta hospitalaria

Camino Católico.- Isabella Aciar Sánchez tenía 3 años en septiembre de 2018 cuando le diagnosticaron neumonitis bilateral y su enfermedad hizo una infección generalizada. Su familia y los médicos esperaban los peor, pero llegó hasta ella el poncho del Cura Brochero. Y súbitamente sanó. «Es al día de hoy que los médicos dicen que fue un milagro», cuenta su madre Daniela a Diario Móvil.

“Isabela empezó con fiebre, luego dijeron que era viral, después le dieron antibióticos, pero al otro día amaneció y ya no se movía. La internaron y la intubaron. Estaba muy grave, creían que no sobreviviría. Le diagnosticaron neumonitis bilateral. Sabemos que se salvó de milagro luego de 16 días internada”, relata Daniela.

Ante la gravedad, la familia pidió en redes sociales, oraciones por la pronta recuperación y la tierna foto de Isabella volvió viral: “Con toda mi familia estamos dispuestos a hacer lo imposible para que ella salga adelante, por eso estamos reuniendo un ejército de soldados de Dios para juntos ponernos en oración y clamar al cielo y a Dios por su pronta recuperación”, escribió una familiar la pequeña. También intercedieron por los médicos, encargados de salvar a Isabella. “Pido mucha oración fuerza y luz también por sus médicos el Dr Emanuel Fernández y la Dra. Zapata para que Dios los ilumine en su labor y puedan junto a todos sus colaboradores ayudar a curarla”.

El doctor Emanuel Fernández y la doctora Verónica Zapata, fueron las manos que salvaron a Isabella y que se fotografiaron con la familia en el momento de dar el alta a la pequeña

Luisa Aciar, hermana de Daniela, tía de Isabella, fue a la parroquia de Santa Lucia a pedir a unas señoras que hacían oración que rezaran. Daniela recuerda que “fueron un miércoles e hicieron una pequeña ceremonia del Cura Brochero. Cuando yo subo a la terapia a verla había un señor al que le habían dicho que debía llevar el poncho del Cura Brochero para Isabella. Él me lo dejó. Isabela pasó toda la noche con el poncho a su lado. Nos pasamos rezando con mi marido hasta las 7 de la mañana porque sabíamos que ella estaba muy delicada y con pocas esperanzas. A la mañana empezó a mejorar y estabilizarse. Estuvo incluso a punto de sufrir un paro. No tenía defensas”.

El poncho es una reliquia de tercer grado, es decir, una reliquia que tuvo contacto con una reliquia primaria. Durante un año, permaneció sobre los restos del Cura Brochero y peregrina por clínicas, hospitales y hogares de familias.

“Fueron 16 días de recuperación. Después que me dieron el alta fuimos a Buenos Aires, me dijeron que fue un milagro porque con la edad que tenía era muy difícil que sobreviviera. Tuvo una sepsis generalizada. Tenía la panza verde, y con los días iba mejorando”, contó Daniela.

“Si bien nosotros somos católicos, no éramos devotos del Cura y conocíamos la historia. Incluso conocíamos a Camila otra chica curado por intercesión de Brochero. Y para nosotros fue un milagro. Yo digo que la fe mueve montañas. En las cosas más desesperantes hay que tener fe. Fue mucha gente a apoyarnos, de distintas religiones. El rezo en comunidad ayuda mucho. Además del Santo también queremos agradecer a Emanuel Fernández, que es el terapista y a todo el equipo del Sanatorio Argentino”, concluye Daniela.

«Es la fuerza de la oración, Dios todo lo puede», dice emocionada Luisa Aciar, tía de la niña.

Darío, la persona encargada de cuidar el poncho del Cura Brochero y llevarlo hasta los devotos, asegura que se registraron muchas otras curaciones extraordinarias:

“Recuerdo un chico que fue atropellado en una carrera de caballos. Era gasista y bailaba en una academia, se le quebró la cadera. Le dijeron que no podría volver a bailar y hoy está nuevamente bailando. El último caso fue el de mi padre. Él sufrió un ACV, el pronóstico no era bueno y estaba muy complicado. Tenía afectado el cerebro y comprometidos los órganos, nos decían que si salía, lo haría en silla de ruedas. El día que fui con el poncho, mi papá estaba sentado y a los cinco días, salió caminando“.


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