Javier Garza descubrió a Dios con 21 años en un retiro, ahora es capuchino, buscador de la belleza y ayuda a rezar en internet

* «Después de aquel encuentro ya nada fue igual, yo decidí hacer mi primera comunión, para esto había que prepararse y comencé por ir a la parroquia a preguntar sobre los requisitos y las pláticas. En esa preparación conocí al grupo de jóvenes, al cual me fui integrando. Este grupo de jóvenes tenía amistad con los frailes y un día me llevaron al convento, ahora mi casa. Ahí conocí la vida de ellos, poco a poco me fui interesando por leer sobre la vida de San Francisco y sobre la Orden en general. Para esto nadie aún sospechaba que fuera yo a ingresar, y así fue pasando el tiempo. Después organicé en la parroquia un grupo de jóvenes para ir de apostolado a casa Simón de Betania y a algunos asilos, para visitar enfermos y adultos mayores. Y así empezó la llamada de Dios. Cuando de manera misteriosa llego a mi corazón un ¿Por qué no?  Cuándo eso paso sentí mucho miedo, sobre todo por la cuestión familiar, pues en mi casa: ni pensarlo. Yo sabía cómo iban a reaccionar. Empecé a llevar dirección espiritual y acompañamiento vocacional»

CaminoCatólico.com.- Donfert en Jóvenes Católicos dialoga con Fray Javier Garza. Fraile Capuchino de Monterrey que tiene como afición mirar con su cámara fotográfica las bellezas de la creación. Además colabora con iMision.

– Lo primero es que nos gustaría que nos contaras un poco tu historia y como descubriste la vocación.

– A mis 21 años jamás hubiese pensado que el Señor me llamaría para el sacerdocio o la vida religiosa, estaba estudiando la carrera de Administración de Empresas, mi familia no es muy practicante de la religión católica por lo tanto no crecí con valores religiosos muy fuertes. Por ejemplo, a mis 21 años aún no tenía la primera comunión y no participaba de la vida de la Iglesia, pues para mí había otras prioridades que me parecían más importantes.

Era el mes de agosto cuando una prima mía me invito a un encuentro de jóvenes que se llevaría a cabo en el mes de noviembre, faltaban aún 3 meses. Yo no sabía qué era un encuentro ni qué se haría. Cuando me dijo que era un fin de semana, yo dije “ni pensarlo” pues el fin de semana lo disfrutaba mucho con mis amigos y amigas; ella siempre me estuvo insistiendo en inscribirme y separarme el lugar cosa que siempre que me la topaba me negaba. Faltando 2 semanas para el encuentro una amiga de la universidad me dice…vamos a un encuentro de jóvenes, lo que se me hizo muy extraño, pues resultó ser el mismo encuentro al que mi prima me invitaba. Cuando me di cuenta de esto pensé mucho y como mi amiga iba a ir y me llevo muy bien con ella decidí entonces ir.

Después de aquel encuentro ya nada fue igual, yo decidí hacer mi primera comunión, para esto había que prepararse y comencé por ir a la parroquia a preguntar sobre los requisitos y las pláticas. Me inscribí e iba todos los lunes a las 7pm. En esa preparación conocí al grupo de jóvenes, al cual me fui integrando. Este grupo de jóvenes tenía amistad con los frailes y un día me llevaron al convento, ahora mi casa. Ahí conocí la vida de ellos, poco a poco me fui interesando por leer sobre la vida de San Francisco y sobre la Orden en general. Para esto nadie aún sospechaba que fuera yo a ingresar, y así fue pasando el tiempo. Después organicé en la parroquia un grupo de jóvenes para ir de apostolado a casa Simón de Betania y a algunos asilos, para visitar enfermos y adultos mayores. Y así empezó la llamada de Dios. Cuando de manera misteriosa llego a mi corazón un ¿Por qué no?  Cuándo eso paso sentí mucho miedo, sobre todo por la cuestión familiar, pues en mi casa: ni pensarlo. Yo sabía cómo iban a reaccionar. Empecé a llevar dirección espiritual y acompañamiento vocacional.

– Que les dirías a tantos chicos y chicas que se plantean la vocación.

– Pues en general a todos los chicos y las chicas que alguna vez han sentido inquietud en su corazón de seguir al Señor, les vuelvo a decir las palabras de Jesús: “No tengan miedo” (Mt 28, 9-10).

Decir el “sí” con el cual comprometes toda tu vida es una gracia. Pídanle al Espíritu Santo que les dé esa capacidad de respuesta y siéntete alegre de adentrarse mar adentro.

– ¿Cómo puede un monje Capuchino estar tanto en las Redes Sociales? ¿Qué es para ti iMisión?

– Esta ha sido una de las principales preguntas que recibo en mis redes sociales, ¿Cómo siendo religioso me la paso en el computador o en el smartphone?

Pienso que uno de los reclamos más insistentes que nos ha hecho el papa Francisco desde que llegó ha sido, sin lugar a dudas, la invitación de ir a las periferias de la existencia para predicar el amor de Dios.

Una de las frases que más me ha impactado en su ministerio ha sido: «Una Iglesia cerrada (…) es una Iglesia enferma. La Iglesia debe salir de sí misma. ¿Adónde? Hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean, pero salir».

Con estas palabras de Francisco me siento llamado a ir a esos lugares que normalmente no son evangelizados; ya sea porque son difíciles, porque parecerían ajenos a la misión de la Iglesia. Y ¿qué sitios, hoy, requieren una audacia particular por parte de la Iglesia para la evangelización? Muchos pueden catalogarse en esta etiqueta. Principalmente en el que nos hacemos presentes… Internet.

Porque la red, el internet ya no es solo un medio para pasar el tiempo, sino que es, como lo llamó el antecesor de Francisco, un «continente digital» en el que habitamos. En Internet estamos para informarnos, pero también para comprar cosas, para buscar trabajo, ahora hasta pareja o para el discernimiento vocacional. Un lugar en el que podemos hacer un sinfín de cosas y buscar un sinfín de cosas y por qué no encontrarse ahí también con el testimonio cristiano, con el mensaje del Evangelio, o con una fotografía que nos hable y nos toque el corazón. Internet es hoy un lugar donde gira nuestra sociedad. ¿Y cómo Iglesia, seremos indiferentes?

Las redes sociales son parte de la sociedad actual, ¿Cuándo pudiéramos imaginarnos que un Papa pudiera tener redes sociales? Se trata de estar presentes.

iMisión para mi es saber estar en el Continente Digital haciendo presente el testimonio cristiano es compartir la vida en los medios de comunicación para difundir el Evangelio, es integrar el mensaje de salvación en la “nueva cultura”

– Además eres el creador de Orar en la Red, ¿Cómo se puede rezar por Internet?

– #OrarEnRed Nació un día que me puse a reflexionar la cantidad de mensajes directos que recibía en mis diferentes redes sociales, especialmente Twitter, sobre petición de oraciones, por diferentes necesidades.

Claro que podemos rezar en la red!!! Estoy consciente que implica un reto en medio de tanta distracción, pero ¿Qué no es lo mismo en la vida diaria? Las personas tienen una gran necesidad muchas veces de expresar su necesidad de Dios, y #OrarEnRed para mí es precisamente  el poder leer todas esas necesidades y llevarlas a la oración.

– En tu Blog dices que buscas captar momentos bellos de la vida, ¿No crees que hay una crisis en captar la verdadera belleza?

– Todos buscamos la belleza, una cosa curiosa que he reflexionado en estos tiempos, es cuando en algun acontecimiento importante, todos queremos sacar nuestro móvil y tomar nuestra propia fotografía. ¿Por qué?

En el fondo, yo veo que no nos conformamos con que otro, saque la foto o capte el momento. Yo quiero mi propia fotografía, yo quiero captar la belleza del momento.

Pienso que no hay estrictamente hablando una crisis en captar la belleza, más bien creo que no hemos sabido cómo compartirlo, y no me refiero solamente a las fotografías, sino también a la belleza interior, y esa es también nuestra misión en la Iglesia.

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