Jean-Claude compró una iglesia antigua para dar clases de danza y el vendedor lo devolvió a la fe: «Lo que hacía para mi gloria, ahora lo hago para la gloria de Dios»

* «Y luego, me fui a la cama. Y ahora a medianoche, me pongo a llorar sollozando: 20 minutos, ½ hora, hasta 1 hora. Tres días después, fui a una universidad católica para conseguir un trabajo como profesor de matemáticas y me aceptaron. Y, después, me encontré con un catequista que me dijo: ‘¡Jean-Claude, experimentaste una conversión!’»

Camino Católico.-  Jean-Claude a través de la danza encontró su camino hacia la fe. Fue a comprar una Iglesia antigua para su academia de baile, fue invitado por quien se la vendió a una inauguración, a la que asistió por educación, donde Dios le tocó el corazón y su vida cambió para siempre, tal como cuenta en un video de Découvrir Dieu. Esta es su historia:

Jean-Claude

 

«En grande, estaba escrito: ‘Si crees, verás la gloria de Dios’. Me quedé tan asombrado»

Mi nombre es Jean-Claude. Vengo de una familia francesa por parte de padre y polaca por parte de madre. Fui profesor de matemáticas y de deportes. Siempre fui muy fiestero: mis padres me pagaron un equipo de sonido y ponía música en las bodas y banquetes.

Me fui a vivir a Burkina-Faso, el segundo país más pobre del mundo, a Uagadugú a trabajar en una escuela técnica. África me marcó: por su acogida, sencillez y hospitalidad. Me quedé marcado por lo que viví allí.

Jean-Claude

Tuve que volver a Francia, y fue como una bofetada, me costó mucho superarlo. Abrí una academia de baile. Daba clase de danza africana y de jazz. Un día, en una clase, conocí a Dominique, que se convertiría en mi futura mujer. Entonces nos dijimos que debíamos buscar un lugar para crear una escuela de baile más grande.

Y llegamos a un lugar donde se alquilaba una habitación. Había un señor en lo alto de una escalera. Siempre recordaré a este hombre bajando la escalera, y enseñándonos la habitación. Allí en grande, estaba escrito: «Si crees, verás la gloria de Dios». Me quedé tan asombrado: ‘¿Qué es eso?, le pregunte. Y él me respondió que era pastor y que vendía su antigua iglesia en el centro de Lens. Fuimos a verla y la compramos.

Con el tiempo recibo una invitación del pastor para inaugurar la que sería su nueva iglesia. Acudí por educación y me senté discretamente al fondo de la iglesia. Veía las flores, los cantos… me recordaba un poco a África. Y entonces, había alguien que hablaba del Evangelio y aquello me tocó el corazón.

Salgo de allí y, por la noche, me encuentro en una discoteca con Dominique. Tenía algo dentro de mí que no estaba bien, estaba un poco avergonzado, no sé muy bien por qué. Le dije que nos fuéramos a casa. Entonces ella se fue con sus padres y yo volví a mi apartamento. Y luego, me fui a la cama. Y ahora a medianoche, me pongo a llorar sollozando: 20 minutos, ½ hora, hasta 1 hora. Tres días después, fui a una universidad católica para conseguir un trabajo como profesor de matemáticas y me aceptaron. Y, después, me encontré con un catequista que me dijo: «¡Jean-Claude, experimentaste una conversión!”.

Así compramos la escuela de baile, dimos clases… y lo que antes hacía siempre para mi gloria, ahora lo hago todo para la gloria de Dios. Mi vida ha cambiado mucho y mis hijos se han beneficiado de ello. Una conversión es algo que marca: ha sido como una especie de sello dentro de mí.

Jean-Claude

Video del testimonio de Jean-Claude en francés


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