Jorge Becerra era evangélico pentecostal pero afrontó el ahogo de una niña así: «¡María… si existes, intercede por esta bebé ante tu hijo Jesús…sé que puede hacer milagros!»

* “Oré con mucha fe. Le clamaba al Señor con alabanzas… y para mi asombro, en pocos minutos la niña volvió a la vida y se recuperaron sus colores.Yo no la reanimé. Solamente recé y le pedí a Dios que hiciera algo por esta bebé” 

* “Hoy si me dicen que debo ir a rezar por alguien que está lejos de mi casa, lo hago sin dudar. Habiéndose manifestado el Señor, habiéndome llevado por sus caminos, me hizo su siervo”

4 de diciembre de 2013.- (PortaLuz / Camino Católico) Noviembre trae días especiales para Jorge Becerra. Es la fecha en que cumple un año más de matrimonio; también celebra el nacimiento de su primer hijo, pero en especial fue en noviembre, del año 2012, cuando recibió el regalo de ser testigo privilegiado de la Omnipotencia de Dios. En forma explícita Él le mostró su misericordia de Padre, arrasando en un instante con la muerte. Luego serían los médicos quienes quedarían sin palabras. 

Criado por sus tíos, Evangélicos Pentecostales, el culto de esta iglesia fue por años un bálsamo para las experiencias de pérdida que como niño y adolescente padeció Jorge. Pero la herida permanecía abierta y Dios, en esos años, parecía mantenerse ajeno al profundo anhelo de sanación que la psiquis y el alma de este hombre requerían. Formado en el fundamentalismo que considera literalmente los dichos de la Sagrada Escritura (negando cuestiones fundamentales como el contexto histórico de personajes y hechos, análisis comparativo de textos, géneros literarios, recurso a estudio del lenguaje, aportes de la arqueología, etcétera), memorizaba pasajes completos de la Biblia y en especial cuestionaba con vehemencia las afirmaciones de la doctrina católica sobre la Eucaristía y la Santísima Virgen María. 

El amor de una mujer y el poder de la Eucaristía

Cuando el año 2005 conoció a Evelyn en un supermercado de alimentos de la ciudad de Rancagua (Chile) el ser íntimo de Jorge comenzó a ser transformado por el amor… Con el matrimonio –que por exigencia de su esposa hubo de contraerlo sacramentalmente en la fe que ella profesaba, la católica-, llegarían nuevos cambios. Luego, sabia, Evelyn se las ingeniaba para vencer las resistencias de Jorge y lograba que le acompañase regularmente a la Parroquia donde el Evangélico Pentecostal no podía evitar quedar impactado por la prédica testimonial del sacerdote Luis Escobar Torrealba. 

No lo sabía,  pero la pedagogía de Dios le iba preparando para el fundamental acontecimiento de noviembre de 2012. Y recibiría un nuevo golpe de la Gracia. “En ese tiempo trabajaba como minero, mi esposa estaba embarazada, era verano y llegué a casa. Ahí estaba ella ensangrentada, llorando, con evidentes señales de pérdida de nuestro bebé de apenas un mes y medio de vida. Corrí a la calle buscando ayuda, confuso, angustiado, crucé la calle y en ese instante escucho que me llaman desde un auto… ¡Era el padre Luis que venía a darle la comunión a mi esposa! Él no sabía lo que pasaba y yo de los nervios nada le dije, sólo atiné a llevarlo hasta la casa y al entrar me adelanté por las escaleras para tapar a mi esposa –que estaba pálida- con una colcha, para que el sacerdote no la viera en ese estado. Ella tampoco dijo nada. «Evelyn, ¿quieres recibir el Cuerpo de tu Señor Jesucristo?» le preguntó el padre, y ella respondió afirmativamente. Yo que renegaba de esa creencia católica de creer que Cristo está en la hostia consagrada, sólo observé. Cuando mi esposa comulgó ¡la lividez del rostro dejó lugar a un tono normal, incluso se sonrojaron sus mejillas! Evidentemente comenzaba a sentirse mejor. No la llevé al médico y se mantuvo en reposo. Hoy mi hijo tiene ocho años recién cumplidos el nueve de noviembre. La verdad es que Jesús en la Eucaristía entró a mi casa. Me emociono al contarlo… pues siento como si fuera ayer cuando Dios actuó. Yo no creía en la Iglesia Católica y menos que Jesús estuviese en una hostia”.

Luego cuando en un retiro de oración experimentó espiritualmente el abrazo de la Santísima Virgen María, entendió que en ella tenía a su madre y esta caricia comenzó a sanar las carencias que como niño padeció. Al converso le faltaba sólo un paso más por dar… entregarse como siervo, como canal de sanación (la misma que se le había regalado)…. 

La Madre siempre escucha, Dios siembra su amor en todo

El sábado 17 de noviembre de 2012, Jorge se encontraba trabajando en unas obras de jardinería en la localidad chilena de Machalí. Gritos desesperados que pedían auxilio desde una casa cercana los sobresaltaron. 

Quien gritaba era Susana, una joven mujer quien, por estar atenta a labores domésticas, se despreocupó de su bebé, Catalina, de 11 meses quien desplazándose a gatas hacia el jardín, se había precipitado accidentalmente al agua, dentro de la piscina, desatando el caos.  

“Un compañero de trabajo me alertó de lo que estaba ocurriendo y decididos, encendimos el camión para pedir ayuda”,cuenta Jorge. Al acudir para prestar auxilio –dice- pudo ver que la pequeña Catalina lucía inerte, con un color morado, y sin respiración. Preso de angustia la tomó en brazos. “Yo no tenía conocimientos de reanimación, menos para atender a una pequeña bebé en esas condiciones”.

Susana la madre gritaba desesperada y fue entonces que Jorge en un impulso que le vino del alma, sin estar muy consciente de sus palabras, invocó con desesperación a la Santísima Virgen María… “Dejé a la niña postrada en suelo y sigilosamente dije: «¡Tanto hablan de ti María… si existes, intercede por esta bebé ante tu hijo Jesús…sé que puede hacer milagros!. Te pido que hoy lo hagas. ¡Soy tu hijo, ten misericordia!»”. 

Luego, emocionado colocó las manos en el corazón de la niña…“Oré con mucha fe. Le clamaba al Señor con alabanzas… y para mi asombro, en pocos minutos la niña volvió a la vida y se recuperaron sus colores”.

Ante la mirada atónita de la madre, solamente atinaron a llamar a los servicios médicos para que enviaran una ambulancia. Pensaron ganar minutos y trasladaron a la pequeña hasta un servicio de urgencias. “Llegamos al Hospital Clínico Fusat de Rancagua. Luego de los exámenes, me preguntaron si al hacer la reanimación había botado agua. Solamente les contesté: «Yo no la reanimé. Solamente recé y le pedí a Dios que hiciera algo por esta bebé»”.

En un hecho sin explicación y según dijeron los médicos, añade Jorge, la pequeña Catalina no tenía agua en sus pulmones. “Por el testimonio de la madre, los médicos calcularon que pudo haber estado durante 15 a 20 minutos en el agua, padeciendo además una hipotermia severa”. Pero la niña no presentaba daños. 

Recuerda que la familia de Catalina agradeció la ayuda, y se volcaron a la fe transformados por este hecho extraordinario. La niña fue bautizada y con su familia acude sin falta a la Eucaristía.  

Por su parte, Jorge con esta experiencia no sólo confirmó su amor y fidelidad a la Santísima Virgen María, ¡su madre!, sino que descubrió su vocación laboral… trabajando como auxiliar de servicio en la sala de maternidad del Hospital Regional de Rancagua y está siempre disponible cuando su querido amigo el padre Luis Escobar le convoca para orar. “Hoy si me dicen que debo ir a rezar por alguien que está lejos de mi casa, lo hago sin dudar. Habiéndose manifestado el Señor, habiéndome llevado por sus caminos, me hizo su siervo”. 

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