José Ignacio Bergoglio, sobrino de Papa, y su novia fundan «Haciendo lío» que ya ha atendido a 10.000 personas pobres: «Empezó como una actividad con la que queríamos estar más cerca de Dios»

«Francisco me dijo que siguiera para adelante pero que tengamos cuidado que aún en las cosas más lindas y puras el diablo quiere meter la cola… Queremos darles herramientas para que salgan adelante, por ejemplo, dando formación o creando programas de lucha contra las drogas. Nos gustaría generar un cambio en la vida de las personas»

10 de agosto de 2015.- (Josefina Giancaterino Stegmann / ABC / Camino Católico) Carlos tiene 32 años y lleva un año viviendo en la calle. Duerme en el metro, espera a las tres y media de madrugada cuando ya no están los guardias de seguridad para meterse y resguardarse del inclemente invierno de Buenos Aires. «Me quedo calentito ahí dentro, es lo mejor que puedo hacer», relata con soltura, como si su historia de vida fuera la de cualquiera que cuenta con una cama y comida para vivir dignamente. Espera paciente en la calle Entre Ríos e Yrigoyen, en pleno centro de la capital argentina, donde el imponente edificio del Congreso contrasta con medio centenar de personas sin techo que todas las noches se acercan allí por un plato de comida, un café y sobre todo, y aunque parezca secundario, conversación y apoyo.

Cada noche los miembros de «Haciendo Lío», la organización de ayuda a los más necesitados capitaneada por José Ignacio Bergoglio y su novia, Marina Muro y un grupo de voluntarios, recorren las calles de la ciudad repartiendo alimentos. Los sábados es el día elegido para cocinar a la intemperie con ayuda de una olla gigante y muchas manos que reparten la cena a todos los que se acercan.

Salir a la calle y solidarizarse

«Haciendo Lío empezó en Navidad como una actividad con la que queríamos estar más cerca de Dios. Consistía en repartir juguetes a diferentes hospitales. Quisimos vivir el espíritu navideño cerca de la gente que más lo necesita y nos dimos cuenta de que ese fin tenía que ser un compromiso diario»,cuenta Bergoglio.

El sobrino del Papa eligió la frase que Francisco transmitió a los jóvenes argentinos en las Jornadas Mundial de la Juventud (JMJ) de 2013. «Creímos que su mensaje era el que más nos podía representar. Pedía que dejáramos de estar encerrados en nuestro ombligo para conocer la realidad y que nos solidaricemos con la gente». Aparte de dar alimentos y mantas a una media de 60 personas por semana (y 120 los sábados y domingos) también realizan viajes solidarios. «Vamos a distintas provincias del país donde hay mucha precariedad. El próximo será a Santiago del Estero, provincia a la que llevaremos alimentos no perecederos, agua potable y juguetes».

Encomendarse a Dios

También trabajan desde un punto de vista espiritual. Muchas noches les acompaña un fraile franciscano de la Orden de los Capuchinos para ofrecer ayuda espiritual. «Mucha gente se acerca a él para pedirle ayuda y aunque no salimos a rezar sí nos encomendamos a Dios para que salga todo bien en cada actividad»

Los invisibles

La organización quiere ir más allá. Pero cada paso, de forma firme, como le recomendó Francisco. «Me dijo que siguiera para adelante pero que tengamos cuidado que aún en las cosas más lindas y puras el diablo quiere meter la cola. Tiene que ver con que nosotros mismos nos podemos equivocar y lo que tenemos que hacer es dar pasos firmes, tratando de cometer la menor cantidad de errores posible pero teniendo en cuenta que somos seres humanos».

La idea de «Haciendo Lío» es ampliar el abanico del tipo de ayuda que proporcionan. «Hoy les das un plato de comida y mañana no lo tienen. Por eso, queremos darles herramientas para que salgan adelante, por ejemplo, dando formación o creando programas de lucha contra las drogas. Nos gustaría generar un cambio en la vida de las personas». Presente en cinco provincias del país, «Haciendo Lío» ya ha ayudado a unas 10.000 personas.

La labor de esta ONG sería imposible sin los voluntarios, algunos de ellos, incluso, han vivido la cruda realidad de no tener casa, y ahora que lo ven desde otro lado optan por no quedarse inmóviles. Norma es voluntaria pero su pasado fue menos agradecido. Se quedó sin casa durante la crisis 2001 pero pudo salir adelante. Hoy ayuda a quienes le recuerdan a ella. «No es sólo el hambre o el frío, es la soledad. Los pobres se vuelven invisibles ante los demás».

DATOS ÚTILES:

Haciendo Lío: http://www.haciendolio.com.ar/

Correo: info@haciendolio.com.ar

11 millones y medio de pobres

En la Argentina las cifras de pobreza son alarmantes. «Desde 2012 viene aumentando la pobreza y la indigencia. Para medir la pobreza (no puede cubrir los alimentos básicos y otros bienes y servicios como el transporte o vestimenta) se fijó una canasta de 5.717 pesos (532 euros). Se es pobre cuando se está por debajo de ese valor. A nivel urbano en 2014 había un 20,4 por ciento de pobres si usas la fuente del gobierno o un 28,7 por ciento (11 millones y medio de personas) si se usa la nuestra», explica Agustín Salvia, investigador jefe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina que publicó recientemente un informe sobre pobreza.

En el caso de la indigencia (no puede cubrir los alimentos básicos) se considera que una familia tipo a finales de 2014 no era indigente si ganaba mensualmente menos de 2.735 pesos (255 euros). «Las cifras son del 6,4 por ciento, es decir, más de dos millones de habitantes».

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