Justo Gallego lleva 50 años construyendo una catedral con sus propias manos como acto de fe en honor a la Virgen María, «Nuestra Señora del Pilar, Madre de Dios»

Su lema es «servir primero a Dios, luego al prójimo y por último a mí mismo»

31 de agosto de 2014.- (Camino católico) Una enorme catedral de altas torres y una magnífica cúpula se levanta lentamente en el municipio de Mejorada del Campo, a 20 km de Madrid. Parece una situación común y corriente, pero no lo es; la construcción del edificio ha sido ejecutada durante 50 años -ladrillo por ladrillo- por un solo hombre: Justo Gallego Martínez, agricultor, ex monje y arquitecto autodidacta de 88 años de edad y nacido en la misma localidad donde realiza su obra. En el vídeo puede verse el testimonio de Justo Gallego en un cortometraje y luego unas reflexiones sobre su fe.

Sin conocimiento previo de la arquitectura y sin ninguna experiencia en la industria de la construcción, Justo ha pasado cinco décadas recogiendo basura y materiales de construcción de desecho para construir la estructura de 50 x 25 metros de superficie y 60 metros de alto en su torre más alta.

Después de trabajar como granjero y torero, Gallego pasó ocho años en un monasterio trapense –el convento de clausura del Císter, en Santa María de Huerta-, que se vio obligado a abandonar cuando fue golpeado por la tuberculosis en 1961. Fue así como, en honor a la Virgen María, «Nuestra Señora del Pilar, Madre de Dios», comenzó la construcción de una capilla que él describe como su gran acto de fe. El ex monje dice que si no fuera por esta enfermedad nunca habría tenido las fuerzas para intentar construir una catedral.

A pesar del escepticismo de los habitantes de la ciudad, Don Justo –como lo llaman los vecinos- ha conseguido notablemente avanzar en la construcción sin usar ni siquiera una grúa; solamente ha recibido ayuda de algunos obreros amigos y de sus seis sobrinos o de algún eventual voluntario. En ocasiones ha contratado los servicios de un especialista con su propio dinero. Financia su trabajo alquilando o vendiendo terrenos heredados y con donaciones que recibe de cuando en cuando.

No existen planos ni proyecto de la obra, ya que Justo Gallego dice tenerlo «todo en su cabeza». Tampoco tiene conocimientos especializados en albañilería ni arquitectura y tuvo incluso que abandonar sus estudios primarios debido a la guerra civil española.

El proceso inició sin ningún tipo de permiso –porque estaba seguro que no se lo darían- en un terreno de 4740 m2 heredado de sus padres que hoy vale más de un millón de euros.

Las grandes columnas de la estructura están hechas de tambores de aceite vacíos, mientras que el revestimiento de una de las cúpulas está hecho de tubos de alimentos desechados. Los arcos son de neumáticos de camiones y autobuses, y el resto del edificio se compone de maderas y ladrillos recogidos de otras obras en demolición.

Ha recibido regalos como las puertas de hierro y recortes de vidrios para cerrar las aberturas. Su inspiración de diseño viene de la Basílica de San Pedro, con su enorme cúpula central a la vista. Por eso la cúpula de su iglesia tiene 40 metros de alto. También se ha inspirado leyendo algunos libros de castillos e iglesias europeas.

Hace algunos años le comentó a la BBC: «Cuando veo lo que he creado, me abruma y le doy gracias al Señor. Si yo pudiera vivir mi vida otra vez, me gustaría construir esta misma catedral pero el doble de grande, porque para mí, esto es un acto de fe».

La iglesia nunca ha recibido permiso de construcción y aunque quizás nunca se pueda rendir culto en ella, las autoridades le han permitido seguir adelante ya que se ha convertido en una atracción turística para la ciudad.

Justo Gallego ha recibido donaciones de organizaciones alemanas y protagonizó en el año 2005 la publicidad de la bebida energética Aquarius, empresa que le pagó 30 mil euros para contar su inspiradora historia, además de organizarle una campaña para recaudar fondos a través de mensajes de texto.

El edificio ha sido expuesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y su autor ha sido entrevistado por las más grandes cadenas de televisión mundial.

Actualmente, Gallego vive con su hermana cerca de su catedral. Su lema es «servir primero a Dios, luego al prójimo y por último a mí mismo» y por eso comenzó una catedral sin más conocimientos que los leídos en libros antiguos, muchos de ellos en latín. Gallego asegura que cerca de 2.000 personas acuden cada verano a visitar la catedral, y son muchos los estudiantes, sobre todo extranjeros, que le ayudan en esta época.

 

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