La película «Francesco» de 1989 le llevó al convento: hoy, fray Alessandro vende miles de discos y financia así proyectos misioneros

* «Cantar para mí es responder a la llamada de Dios. Una misión que llevo adelante no para ser famoso, sino para hacer que sea famoso el amor del Señor. No me gusta la fama… Hay quien escuchándome siente paz, quien energía, quien encuentra de nuevo la fe. Es en este sentido que para mí se encarna la voluntad de Dios, pues cantar se convierte en un modo para evangelizar trayendo al mundo algo bello. Yo soy la voz, pero es el Señor quien actúa, es Él quien quiere transmitir algo»

17 de noviembre de 2015.- (Pierachille Dolfini / Avvenire / Religión en Libertad  Camino CatólicoUn karaoke sagrado. Para cantar sobre bases grabadas “Pietà Signore de Stradella, Amazing grace” y el celebérrimo “Resta con noi Signore la será”, himno que no falta casi nunca en nuestras iglesias italianas y que los fieles se saben de memoria desde siempre. 

«No lo hemos hecho para proponer un juego divertido, sino como una invitación a la oración», advierte el hermano Alessandro (friaralessandro.com). Es el tercer CD de este franciscano que ha escalado las clasificaciones y ha ganado un disco de oro con La voce di Assisi. Doble salida para “Voice of peace” (Decca): antes del 23 de octubre el CD con las doce pistas cantadas por el hermano; después, en concomitancia con la Navidad, un doble CD, “Cantiamo con frate Alessandro”, con el que sale también un disco con las bases instrumentales. 

«Hemos grabado con la Camerata Ducale dirigida por Guido Rimonda y con el pianista Ramin Bahrami, que me acompaña en el Ave Maria de Gounod»,dice el religioso que ha vuelto a la sala de grabación después de La voce di Assisi La voce della gioia

«Se completa una trilogía dedicada al mensaje de Francisco, que nos invita a ser operadores de paz y a llevar al mundo la alegría»,relata el hermano Alessandro explicando que «cantar para mí es responder a la llamada de Dios. Una misión que llevo adelante no para ser famoso, sino para hacer que sea famoso el amor del Señor. No me gusta la fama. No me gusta viajar y me cuesta dar conciertos. Prefiero el trabajo manual, la oración solitaria, la regularidad de la vida. Pero intento ver en esto una ocasión que me ofrece el Señor, la del encuentro con las personas». 

Doce pistas, las de “Voice of peace”, elegidas escuchando también las peticiones del público. «Mucha gente me escribe pidiendo una u otra canción interpretada por mí. Y eligiendo las pistas del disco he acogido algunas peticiones, como he hecho también con el CD con las bases, pues muchas personas me han dicho que cuando ponen mis discos cantan conmigo».

Pero al hermano Alessandro le llegan también cartas de personas que quieren hablar de espiritualidad. «Hay quien escuchándome siente paz, quien energía, quien encuentra de nuevo la fe. Es en este sentido que para mí se encarna la voluntad de Dios, pues cantar se convierte en un modo para evangelizar trayendo al mundo algo bello. Yo soy la voz, pero es el Señor quien actúa, es Él quien quiere transmitir algo».

Cuando no está grabando o actuando en un concierto, el hermano Alessandro presta su servicio en la Porziuncola en Asís, en la portería, en la iglesia de Santa María de los Ángeles y en la carpintería. 

«Realizo pequeños objetos que sirven en el convento, restauro armonios y he construido un órgano medieval. Y mientras trabajo escucho música con los cascos».

En el iPod del hermano Alessandro hay de todo: «Bach, pero también Michael Jackson, la música electrónica del dj brasileño Amon Tobin. Y el rap de Giuseppe Bruno Eight y el rock de los Controtempo, intérpretes que lanzan mensajes fuertes y contracorriente», relata el franciscano que cuando era pequeño quería tocar la batería. «Después descubrí a Bach y empecé a tocar el órgano, aunque no he perdido nunca la pasión por la batería».

La vocación llegó con el tiempo. «Nació inmediatamente después de mi conversión: a los dieciséis años encontré al Señor y saber que alguien me ama hasta el punto de haberse entregado totalmente por nosotros me cambió totalmente la vida. Me sentí amado y salvado y quise dar las gracias a Dios donándome totalmente a Él». 

Tras haber visto la película Francesco de Liliana Cavani llegó la elección de tomar los votos. «Entré en el convento en 1999 a los veintiún años, dejando mi casa de Castiglione della Valle, un pequeño pueblo agrícola de la provincia de Perugia. Mis padres no habían sido nunca creyentes, pero después de entrar en el convento, por caminos distintos al mío, encontraron al Señor. Y desde agosto mi padre es diácono permanente».

Los beneficios de los discos del hermano Alessandro irán por entero a las misiones franciscanas: «En estos años las ganancias han contribuido a desarrollar proyectos en Congo, Marruecos, Nicaragua y Kazajistan». 

(Traducción del italiano de Avvenire por Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares)

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