Libby Osgood, ingeniera espacial de la NASA, deja todo para ser monja católica, después de conocer al director del Observatorio Vaticano

* «La mayoría de científicos e ingenieros son ateos. Aquellos que tienen fe son un poco más discretos al respecto…  Fue muy difícil admitir que lo realmente deseaba hacer iba contracorriente y poder expresárselo a los demás… Cambiar, decir a los otros que siempre he llevado cruces, que siempre he ido a la misa nunca ha sido un secreto, pero admitir ante la gente que la Iglesia y Dios son una parte muy grande de mi vida es algo que no había hecho… Me siento tan llena. Siento como si antes tenía dispersas muchas piezas de rompecabezas y ahora todas encajan. Con la perspectiva de la ciencia y la religión, estoy profundizando en mis dos pasiones y viendo cómo otras personas las han unido»

6 de septiembre de 2017.-(ACI  / Camino Católico)  Libby Osgood trabajaba como ingeniera aeroespacial en la NASA y como profesora en una universidad de Estados Unidos hasta que decidió dejarlo todo para ser religiosa.  El pasado 26 de agosto, esta ingeniera de 34 años ingresó como novicia a la Congregación de Notre Dame, cuyo carisma es la educación, momento que plasma la fotografía superior.

En declaraciones a CTV News, Osgood indicó que ha tomado un periodo sabático de su cargo como profesora de la University of Prince Edward Island (UPEI) para enfocarse en su noviciado. Esta mujer de origen canadiense también tiene un doctorado en ingeniería mecánica y ha enseñado más de 12 cursos sobre su especialidad.

Osgood comenzó a trabajar como ingeniera de sistemas en la NASA cuando tenía 23 años. Su primer trabajo era asegurarse que los científicos llenaran los papeles necesarios para verificar que un satélite se lanzara como estaba previsto.

Después fue creciendo en su carrera, pero no profesaba ni practicaba su fe en el trabajo ya que este era un tema del que no se podía hablar abiertamente. Incluso tenía que colocar debajo de su ropa el crucifijo que heredó de su abuela.  

“Creo que la mayoría de científicos e ingenieros son ateos. Aquellos que tienen fe son un poco más discretos al respecto”, manifiesta y dice que sentía que hablar de servir a Dios era algo casi“contracultural”.

En el año 2010, Osgood regresó a Canadá y se instaló en la ciudad de Charlottetown, donde la NASA tiene una estación espacial. Allí también comenzó a enseñar en la University of Prince Edward Island.

La joven contó que se sintió respaldada por la comunidad católica de Charlottetown y que esto la ayudó a no tener miedo de expresar su fe.

“Creo que fue muy difícil admitir que lo realmente deseaba hacer iba contracorriente y poder expresárselo a los demás”,indica.

«Cambiar, decir a los otros que siempre he llevado cruces, que siempre he ido a la misa nunca ha sido un secreto, pero admitir ante la gente que la Iglesia y Dios son una parte muy grande de mi vida es algo que no había hecho”,relata a CBC News.

En el año 2012 Osgood comenzó a considerar el llamado a la vida religiosa. Una de las experiencias que marcó su fe y la ayudó a tomar una decisión respecto a su vocación fue cuando visitó la ciudad el hermano jesuita Guy Consolmagno, doctor en Ciencias Planetarias, astrónomo y actual director del Observatorio Vaticano.

Al escucharlo, la joven pudo abrir su mente a la idea de que “la ciencia y religión pueden coexistir”. Admite que tenía dudas sobre hacerse religiosa porque “me gustaba demasiado la ingeniería, pero me di cuenta de que podía ser una ingeniera y una monja a la vez. Puedo hacer esas dos cosas y vivir mi vida con mayor plenitud”, expresó a CTV News.

Osgood comentó que cuando ella anunció su decisión de ser religiosa, otros científicos que creían en Dios le enviaron mensajes de apoyo.

La joven canadiense estará durante dos años haciendo el noviciado en la casa de la Congregación de Notre Dame en Nueva York y después de tomar sus votos planea regresar a Charlottetown para desarrollar su labor pastoral como religiosa y retomar su trabajo como profesora en la UPEI.

La religiosa manifiesta que aunque tal vez haya un cambio muy radical en el paso de la enseñanza de las ciencias a vivir en un convento, considera que el estudio científico y espiritual se complementan y que ambos son expresiones del amor de Dios.

“La razón por la que nos interesamos en la ciencia es porque vimos las estrellas y nos preguntamos qué era eso”,indica y dice que al unir la religión y la ciencia “se obtiene una mejor imagen”.

“Me siento tan llena. Siento como si antes tenía dispersas muchas piezas de rompecabezas y ahora todas encajan. Con la perspectiva de la ciencia y la religión, estoy profundizando en mis dos pasiones y viendo cómo otras personas las han unido”,expresa.

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