Lori Ann Mancini era agnóstica, feminista proaborto, New Age, budista y fue a una capilla de adoración: «La Eucaristía era Jesús y me reclamaba rodeándome con su Amor»

* «Entré y me arrodillé con ambas rodillas, como había leído que era la etiqueta adecuada. Después me senté, y empecé a contar mi respiración, como me habían enseñado en el centro budista. Eso bastó para hacerme caer, no pude contar mucho. Es difícil explicar lo que sucedió, pero empecé a notar una sensación de amor intenso, casi como un peso aplastante. Algo me llamaba a estirarme boca abajo en el suelo, pero había más gente en la capilla y me daba vergüenza hacerlo. El sentimiento era tan fuerte que tenía que agarrarme con las manos al banco para sostenerme. Al mismo tiempo, resonaban una y otra vez unas palabras en mi cabeza, muy claramente: ‘Estoy contigo siempre, estoy contigo siempre‘. En mi mente recordaba las muchas veces que me sentí ‘perdida en la oscuridad exterior’, más allá de la Gracia de Dios. El mensaje que ahora oía era más bien: ‘nunca sucedió que no estuviera contigo, ni siquiera entonces’»

Camino Católico.-  La historia de fe de Lori Ann Mancini muestra, como muchas otras, el anhelo profundo del corazón por descansar en Dios, y el anhelo de Dios por llegar a los corazones inquietos. LoriAnn se educó en una familia protestante fundamentalista, perdió la fe en la universidad y se hizo feminista radical y proaborto. Después ingresó en una especie de comuna «nueva era» y ecológica, y más adelante se acercó seriamente el budismo. Ahí empezó a disciplinar sus ideas espirituales. Pero lo que cambió su vida fue explorar una escuela católica para sus hijos y una experiencia mística en una capilla. Resumimos su testimonio, que cuenta en inglés en CHNetwork y que P.J. Ginés sintetiza y traduce en Religión en Libertad.

Infancia con fe en familia fundamentalista

Lori Ann nació en 1969, la menor de tres hermanas, en una familia protestante de la ‘Church of Christ’, una denominación fundamentalista que practica el bautismo sólo por inmersión completa y sólo a personas en edad de pedirlo conscientemente (12 años o más). Sus cultos no emplean instrumentos musicales y han desarrollado una tradición hermosa de cánticos a capella. En el culto y la formación se centra todo en la Biblia.

Hacia los 12 años, sus padres empezaron a separarse y el caos se instaló en la familia. La bautizaron en la iglesia, pero no le dio la paz que esperaba. Pasaba mucho tiempo sola, se hacía preguntas, le daba la sensación de que Dios se alejaba, nadie le respondía...

Angustia existencial

Necesitaba «sentirse» salvada, y no lo sentía, ni siquiera después de rebautizarse en un campamento de verano. Toda su adolescencia quedó marcada por esa angustia existencial.

A los 17 años hizo preguntas sobre Dios, el Universo, la Eternidad y la Biblia a profesores protestantes, gente de fe sincera, pero que dejaban sin responder sus preguntas más profundas.

Después, con 18 años, entró en la universidad pública de Ohio, empezó una asignatura de filosofía y toda su formación fundamentalista se hundió.

No podía dormir, no encontraba cómo encajar en el universo, en el esquema de las cosas y se volcó en adormecer ese dolor abusando del alcohol y las fiestas.

«Adopté la ideología feminista secular promovida en mis estudios universitarios y en la sociedad en general. Yo quería vivir ‘tan libre como cualquier hombre'». Es decir, emborrachándose en fiestas. Despreciaba a los provida como «controladores de mujeres» y aceptaba el aborto. Durante un tiempo fue a una iglesia episcopaliana (anglicanos de EEUU, muy liberales, casi sin doctrina ni dogmas) «pero no funcionó por mucho».

Se sacó dos títulos, uno de maestra y otro de francés. Vivió un tiempo en Francia como profesora de inglés y volvió a Estados Unidos llena de ideas del secularismo intelectual francés y sin haber contactado con nada de la historia cristiana del país.

«Para la segunda mitad de 1999, tenía casi 30 años, fumaba mucho, estaba soltera y era infeliz con el novio con el que vivía«, recuerda.

«Imploré a Dios diciendo: ‘sólo necesito seis meses fuera de todo esto para aclararme’. De forma increíble, Él escuchó mi oración». Apareció un nuevo trabajo en otro sitio y le sirvió para alejarse del novio tóxico que tenía y reducir otros malos hábitos.

Un buen marido y una comunidad new age

Unos meses después, conoció a Nick, que se convertiría en su marido. «Era una persona sensible, que pensaba en profundidad, había estudiado filosofía extensamente», detalla. No era bebedor (ella sí bebía en exceso) y tenía «una amabilidad y humildad natural desarmantes». Él era agnóstico. Se casaron en julio de 2002.

Por esa época, conoció a un grupo de vegetarianos que estaban impulsando un «santuario en la naturaleza», lleno de actividades de espiritualidad new age (Nueva Era). Una de las responsables impartía clases de teosofía, una variante de esoterismo psicológico.

Lori Ann se trasladó a aquel santuario en el campo como cuidadora, pero sin vender su casa, acompañada por Nick que desconfiaba de aquello y quería protegerla.

«Mi implicación con este grupo duró apenas un par de años, pero las cosas se pusieron raras muy rápido. Baste decir que nos implicamos en prácticas y enseñanzas espirituales, pensando que así fomentaríamos el amor y la sanación en nosotros y en el mundo. Fuimos ingenuos, esas espiritualidades eran un juego peligroso. Hubo repercusiones de larga duración que afectaron mi salud física y mental y mi calidad de vida durante años».

Lori Ann Mancini explica su itinerario espiritual hasta la fe católica

En este grupo cayó en una grave depresión que le persiguió años. Cuando uno de los integrantes empezó a hablar de que para sanar el mundo era necesario que hubiera menos gente y que la tierra apreciaría «voluntarios» (es decir, gente dispuesta a suicidarse por el planeta) Lori Ann se dio cuenta de que había llegado demasiado lejos.

Depresión y deseo de morir

En depresión, y empeorando su salud física, con un asma e insuficiencia respiratoria de origen desconocido, se dio cuenta de que experimentaba el deseo de dejar de existir. «Se formaron en mi mente unas palabras muy claras: si era mi momento de irme [de la vida] quería irme y ya, porque hacerlo lentamente y ahogarme hasta morir era horrible. Pero si podía elegir, prefería quedarme y vivir con Nick y ser madre. Fue el poder de Dios, el poder salvador de Dios en acción. Dios me recordaba así mi vocación, aunque no me di cuenta en ese momento de quien me ofrecía un cable salvador».

Justo después de ese momento, los médicos encontraron el problema en sus pulmones y empezó un lento proceso de recuperación física que duró años.

Siete años de budista: reflexión provida

En la primavera de 2007, un amigo psicólogo, «budista serio durante muchos años», habló a Lori Ann de un templo budista local, de tradición tibetana. Lori Ann fue a visitarlo y durante 7 años siguió acudiendo a él con regularidad. Lo compara con la experiencia del joven Jacob en la Biblia, trabajando para Labán esperando poder casarse con Raquel, «pero sin bromas crueles al final, porque mi Padre Amado no era como Labán y sólo me trataría con amor».


Lo que le gustaba del centro budista eran sus charlas sobre temas prácticos y psicológicos, muy aplicables y pragmáticas. Una de las principales es que era necesario detectar los impulsos de orgullo y egoísmo y conquistarlos creciendo en amabilidad generosa. «Fue un alivio bienvenido al caos espiritual de mis experiencias New Age», recuerda.

En el templo budista, empezó a plantearse los temas provida desde otro punto de vista. «Aunque muchos budistas americanos rechazan las enseñanzas provida, el budismo tibetano enseña que el aborto es inmoral y un grave error que implica una grave deuda en el karma. En ese momento era una enseñanza incómoda para mí, y tenía que afrontarla», recuerda.

Además, el budismo le enseñó a tener más paciencia y no juzgar las cosas con rapidez ideológica, sino a ponderarlas con  más ecuanimidad. Eso redujo su hostilidad ideológica contra el cristianismo.

¿Escuela para los niños? Mejor católica

Pero la razón que llevó a Lori Ann a pisar una iglesia fue la misma que a muchas otras personas: buscar una escuela de confianza para sus hijos.

Su marido, Nick, aunque era agnóstico, fue quien le propuso probar en la escuela católica a cuatro calles de casa, puesto que, dijo, «somos de mente abierta».

Cuando visitaron la escuela, dice, ella sintió «una experiencia palpable de bondad, calor y paz» y apuntaron a la niña.

Investigando el catolicismo

Después, explica, empezó a estudiar el catolicismo para proteger a la niña de las enseñanzas católicas. «Pronto me di cuenta de que tenía que volver a tratar con la Biblia, y el miedo se apoderó de mí», explica.

Fue un proceso que duró varios años. Encontró la web de un hombre que había estado en la Church of Christ, como ella, pero se hizo luego católico. Gracias a él encontró respuestas a muchas de sus preguntas, especialmente las que tenían que ver con la forma de bautizar y la doctrina protestante de ‘Sola Scriptura’ (doctrina que sólo la Escritura y no la Tradición, puede enseñar… aunque esta doctrina no está escrita en la Escritura).

También examinó un tema que algunos grupos protestantes comentan a veces: «no llaméis a nadie padre en la tierra» (Mateo 23,9). La realidad es que todos los protestantes llaman padre a su padre en la tierra, y que San Esteban llama padres incluso a los jerarcas judíos que le van a matar («hermanos y padres, escúchenme», dice en Hechos 7,2).

A Lori Ann le ayudó también leer al diácono  Bruce Sullivan (otro converso llegado de la Church of Christ) y a Karl Keating, converso y apologeta autor de Catolicismo y fundamentalismo. Sobre temas históricos le ilustró leer Falso testimonio, publicado en 2016 por Rodney Stark, un sociólogo e historiador no católico pero defensor de la Historia de la Iglesia católica.

«En ese momento me empezó a abrumar la enormidad de la verdad de la Iglesia. Los mitos anticatólicos que había absorbido eran derrotados por hechos históricos. La doctrina católica quedaba clarificada, era razonable», descubrió.

Experiencia mística ante la Eucaristía

Un día, a mitad de septiembre de 2014, sintió un impulso que le atraía desde cierta capilla en el campus, de forma «increíblemente fuerte, casi irresistible». «Había leído que llevaba abiertas desde 1998, siete días a la semana, 24 horas al día, atendida por completo por voluntarios. La dedicación de los voluntarios todos esos años me impresionaba bastante». Esa tarde quería tomársela libre, gastarse un cupón de compra-regalo, pero lo que hizo fue entrar en la capilla, nerviosa, porque no era algo que hubiera hecho antes.

«Toqué al timbre y un hombre me abrió la puerta. Entré y me arrodillé con ambas rodillas, como había leído que era la etiqueta adecuada. Después me senté, y empecé a contar mi respiración, como me habían enseñado en el centro budista. Eso bastó para hacerme caer, no pude contar mucho. Es difícil explicar lo que sucedió, pero empecé a notar una sensación de amor intenso, casi como un peso aplastante. Algo me llamaba a estirarme boca abajo en el suelo, pero había más gente en la capilla y me daba vergüenza hacerlo. El sentimiento era tan fuerte que tenía que agarrarme con las manos al banco para sostenerme».

«Al mismo tiempo, resonaban una y otra vez unas palabras en mi cabeza, muy claramente: ‘Estoy contigo siempre, estoy contigo siempre‘».

«En mi mente recordaba las muchas veces que me sentí ‘perdida en la oscuridad exterior’, más allá de la Gracia de Dios. El mensaje que ahora oía era más bien: ‘nunca sucedió que no estuviera contigo, ni siquiera entonces'».

Esa sensación duró unos 20 minutos. Entonces, se dio cuenta de que la Eucaristía estaba expuesta. Mentalmente, dice, repitió la palabra: «Eucaristía«. «Me di cuenta de que esta Eucaristía era, de hecho, lo que la Iglesia decía que era. Era Jesús y me acababa de reclamar como algo suyo y me había rodeado con su Amor».

Aunque se mantuvo sentada, sintió que debería haber caído postrada, y recordó de manera especial la Escritura: «Al nombre de Jesús, toda rodilla se doblará».

La Iglesia, la Virgen: sanación

Las siguientes semanas se volcó en estudiar más. ¿Qué quería Jesús de ella, de todos? «Haced lo que os he enseñado». Jesús enseñaba con autoridad. «Tú eres Pedro y sobre esta roca construiré mi Iglesia»: una Iglesia anterior a la Biblia, con autoridad para seleccionar y escribir los libros del Nuevo Testamento.

La Biblia, entendió, era básicamente un documento católico. «Recuerdo que aprendí que San Ireneo fue estudiante de Policarpo, que fue estudiante del apóstol Juan, a quien Nuestro Señor habló desde la cruz. Eso sí es un linaje auténtico», señala. La sucesión apostólica era algo real.

En cuanto a la devoción por la Virgen María, se dio cuenta de que «la devoción mariana parecía verter en muchos católicos una apreciación mayor por la mujer en general y la maternidad en particular, era una diferencia respecto al resto del mundo». Ella, que había creído la «mentira cultural de que la Iglesia Católica odia a las mujeres», veía ahora una espiritualidad de fuerte resonancia femenina.

La Vigilia Pascual en la que se hizo católica en 2015, ningún pariente ni amigo la acompañó: su marido apoyaba la decisión, pero seguía siendo agnóstico y se quedó en casa con las niñas. Estaba además en contra de varias enseñanzas católicas.

La capilla de la Medalla Milagrosa en la Rue du Bac de París

Una nueva Lori reza en París

Un tiempo después, Lori Ann viajó a Francia, esta vez ya como católica devota, buscando catedrales y lugares santos. Sin que lo supiera al reservar, su hotel en París estaba al lado de la capilla de las apariciones de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré. Cuando lo supo, entró con su hija mayor a rezar allí. Y algunas cosas empezaron a cambiar en su hogar.

En los años que lleva como católica, dice, ha comprobado que vivir la fe es «muy sanador», y ha sanado sus heridas de adolescencia, juventud y espiritualidades esotéricas. Sintió que la enseñanza católica beneficiaba a su matrimonio y a sus tres hijas.

En la Pascua de 2022, su marido Nick se hizo católico en la parroquia de Saint Patrick en Columbus, Ohio, tras un periodo de formación con frailes dominicos. Los dos niños menores disfrutaron emocionados de su primera Vigilia Pascual, asombrados de ver a su papá entrar a formar parte de la Iglesia.

En el vídeo Lori Ann cuenta su testimonio también entrevistada en Journey Home (inglés, 55 min.)


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