Manual para los que no quieren un Sínodo manipulado por los medios de comunicación que distorsionan las conclusiones del documento final

El Sínodo es un órgano consultivo que tiene el Papa, que convoca a los obispos representantes de todas las conferencias episcopales del mundo. El documento final, en consecuencia, no es un documento de magisterio, ni tan solo obliga al Papa a que acepte su contenido. El Sínodo ha reafirmado substancialmente el magisterio anterior de las encíclicas Humanae Vitae y Familiaris Consortio. El Papa podrá sacar un documento de Magisterio pontificio y aquello sí que será doctrina y obligará a los fieles católicos

27 de octubre de 2015.-  (Salvador Aragonés / Aleteia  / Camino Católico)  El pasado Sínodo sobre la Familia, que clausuró el papa Francisco el domingo, ha sufrido manipulaciones a través de los medios de comunicación social y a través de grupos de presión social e incluso eclesiástica. Menos mal que el Papa Francisco está prevenido –reconoció que había habido alguna maniobra poco delicada– y está por encima de lo que dicen los medios.

Una disparidad de opiniones ha surgido en los medios de comunicación una vez terminado el Sínodo, amparándose en el documento final de 94 puntos. Incluso algunos medios afirman que el Sínodo da luz verde a la comunión a los divorciados. ¿Qué dice y qué no dice este documento? Como ya es habitual en los temas de Iglesia, sin duda por su repercusión social y tal vez política, hay repercusiones en el mundo, más allá de las puertas de la propia Iglesia.

Cuando el tema es sobre la familia,institución que se encuentra en el ojo del ciclón mundial de quienes quieren un modelo familiar distinto al modelo que Dios quiso en la Creación (un hombre y una mujer, de acuerdo con el Génesis), la polémica está servida. Dentro de la Iglesia el pluralismo está claro, como también la voluntad de los Padres Sinodales en mantenerse fieles al Papa. Los obispos han vivido la “colegialidad”, es decir la hermandad entre sí, intercambiando criterios y planteamientos pastorales que distan mucho de un continente a otro. Eso de por sí es un gran enriquecimiento de toda la Iglesia.

Por todo ello creemos que se deben aclarar algunos puntos para entender mejor el alcance de los 94 puntos aprobados en el documento final del Sínodo sobre la Familia y su valor real.

1.- En primer lugar, el Sínodo es un órgano consultivo que tiene el Papa,que convoca a los obispos representantes de todas las conferencias episcopales del mundo. Estos obispos estudian un tema, como la Familia, propuesto por el Papa, que en el caso del Papa Francisco ha querido que, “sin miedo alguno”, lo debatieran en el interior de la Iglesia.

2.- El documento final, en consecuencia, no es un documento de magisterio, ni tan solo obliga al Papa a que acepte su contenido, aunque haya sido aprobado por mayoría cualificada de los dos tercios de los Padres Sinodales, porque “el Sínodo no es un Parlamento”, dijo el Papa Francisco al comienzo, sino que los obispos trabajan a la luz del Espíritu Santo y abiertos a Él. El Sínodo ha reafirmado substancialmente el magisterio anterior de las encíclicas Humanae Vitae y Familiaris Consortio, si bien abriendo nuevos horizontes pastorales, pues en la Iglesia nunca se dan saltos al vacío.

3.- En tercer lugar, y a la vista del documento final y de las deliberaciones de los Padres Sinodales, el Papa podrá sacar un documento de Magisterio pontificio (una Exhortación Apostólica, como se ha hecho hasta ahora en los 13 sínodos anteriores) y aquello sí que será doctrina y obligará a los fieles católicos. Hay sínodos que han tomado decisiones casi unánimes y que el Papa después no las ha recogido, como el caso de que los laicos pudieran leer el Evangelio en la Santa Misa.

4.- En cuarto lugar, este Sínodo de la Familia ha sido también el Sínodo de la Misericordia,como dijo el Papa Francisco en su clausura, y a las puertas del Año Santo de la Misericordia. El amor, la misericordia y el perdón están por encima de la justicia.

5.- En el tema que más ha sido tratado en los medios, de si los casados por la Iglesia, divorciados y vueltos a casar por lo civil podrían recibir los sacramentos de la Comunión y de la Penitencia, el documento final no habla explícitamente de ello, por lo tanto no cambia el Sínodo la doctrina de fondo. Los casos de los divorciados vueltos a casar se estudiarán uno o uno, con el fin de “discernir” sobre el mayor acercamiento de estos a la vida de la Iglesia,“evitando toda ocasión de escándalo”, dice el documento final (n. 84).

El sacerdote será el que podrá ver la actitud interna de estas personas, pero “este discernimiento no podrá nunca prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuestos por la Iglesia” (n. 86). Nada se habla de participar en los sacramentos, pero aunque lo dijera, el Papa siempre tendría la última palabra, porque un documento del Sínodo, siempre y en principio, tiene carácter consultivo. Es un documento que los obispos dirigen al Papa, cuya autoridad ha sido repetidamente reafirmada en este Sínodo, como no podía ser de otra manera.

6.- En resumen, este Sínodo, consultivo igual que los demás, ha sido un Sínodo pastoral, para orientar y acompañar a las familias que siguen la doctrina de la Iglesia y a las que pasan dificultades, o que se rompen, o las monoparentales, o las que tienen hijos o abuelos discapacitados, o que viven en la pobreza, o que son refugiados o emigrantes, y un largo etcétera.

En relación a tantas crisis matrimoniales como las que se viven hoy en las familias, ya dijo el papa Francisco que muchas parejas se casaron y su matrimonio no fue válido en el origen al incumplir algunas de las causas de la validez necesarias. De ahí que el papa Francisco haya modificado recientemente el procedimiento para las causas de nulidad.

El Sínodo también ha sugerido al Papa que los sacerdotes tengan una mayor preparación ya desde el Seminario sobre la familia y el matrimonio, para no conceder celebraciones que no reúnan todas las garantías de validez. ¿Cuántos matrimonios de los jóvenes de hoy se celebran son garantías de validez?

Por mucho que se haya hablado en estas tres semanas, un Sínodo no puede abarcar absolutamente todos los casos que se refieren a la familia y al matrimonio. Es un tema enormemente amplio, pastoralmente hablando, que requiere mucha reflexión, mucho discernimiento, y sobre todo mirar caso por caso, porque ninguna familia es igual a otra, como ninguna persona, en su fuero interno, es igual a otra.

Texto íntegro, en italiano, de la Relatio Final del Sínodo de los obispos al Papa Francisco

 

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