Manuel Antonio Lucena: «Volví a la vida por la petición de mi hermana al Padre Arnaiz», que ha sido beatificado en Málaga por este milagro

Manuel Antonio Lucena, quien recibió la gracia del milagro, junto a su esposa Encarnita Moya

* Encarnita Moya, esposa de Manuel, explica que «poco a poco fue respondiendo, caminando, andando… y hoy en día no presenta ningún síntoma, a pesar de que las pruebas demuestran que el daño está ahí. Es algo inexplicable. Los médicos nos preguntaban si nos habíamos encomendado a alguien, si éramos católicos… Nosotros contestamos que sí, que nos habíamos encomendado al P. Arnaiz»

CaminoCatólico.com.-  Manuel Antonio Lucena es malagueño y no conocía al Padre Arnaiz hasta que sus vidas se cruzaron por acción del Espíritu Santo. En 1994 se recuperó sin secuelas tras un infarto que sufrió y que lo mantuvo sin oxigenación 10 minutos. Fue la curación extraordinaria necesaria para demostrar el milagro que ha hecho posible la beatificación del Padre Tiburcio Arnaiz que se ha celebrado este sábado 20 de octubre. Él y su mujer, Encarnita Moya, han vivivido su beatificación con entusiasmo según explican a Ana María Medina en la web de la Diócesis de Málaga.

El P. Tiburcio Arnaiz, sacerdote jesuita conocido como “el apóstol de los más necesitados”, nació en Valladolid en el año 1865, desarrolló su actividad pastoral en Málaga, en el sur de España. El proceso de beatificación del P. Arnaiz comenzó poco después de su muerte en el año 1926, pero se vio interrumpido por el inicio de la Guerra Civil en España (1936-1939), y se retomó en el año 1990.

Manuel Antonio Lucena explica que haber recibido esta gracia “es algo muy importante. Pensar que a través de mí se ha manifestado este milagro… Yo volví a la vida por la petición que mi hermana le hizo. Ha removido la fe de toda la familia”, asegura.

Foto: Salvador Salas
Foto: Salvador Salas

Dos meses en la UCI, dos extremaunciones y la oración de intercesión al P. Arnaiz

El cuadro de la beatificación del P. Arnaiz, obra de Raúl Berzosa

“Me hospitalizaron, yo no recuerdo nada. Al noveno día hospitalizado en los que nadie daba nada por mi vida, mi hermana que era devota del P. Arnáiz, pidió a toda la familia que se encomendaran a él”, relata Manuel Antonio a ACI PRENSA.

Encarnita Moya es la esposa de Manuel Antonio. Para ella fueron momentos muy difíciles que cuenta en la web de la Diócesis de Málaga: “Aquel 7 de junio yo estaba en casa con mis hijas, que eran pequeñas, mientras él practicaba deporte con varios amigos. De pronto, me llamaron para decirme que me fuera al hospital. En un primer momento me dijeron que se había partido una pierna, pero yo sabía que había algo más. Fui sin perder tiempo y me encontré que estaba en coma. La situación era crítica y no nos daban esperanza ninguna de que se recuperara, y si lo hacía sería con grandísimas secuelas. Mi cuñada sacó la estampa del Padre Arnaiz (recuerda emocionada), la metió debajo de la almohada y comenzó la novena”.

Manuel Antonio estuvo más de dos meses hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos, porque su estado era muy grave, de hecho le dieron la extremaunción en dos ocasiones. Pero la familia de Manuel Antonio, y en especial su esposa y su hermana, seguían rezando con muchísima fe al P. Arnaiz. Encarnita asegura que la estampa del P. Arnaiz  estuvo todos los días bajo la almohada de Manuel Antonio.

Los médicos le fueron retirando la asistencia, esperando a ver cómo afloraban los daños neurológicos que presentaba su cerebro. “Poco a poco fue respondiendo, cuenta su esposa, caminando, andando… y hoy en día no presenta ningún síntoma, a pesar de que las pruebas demuestran que el daño está ahí. Es algo inexplicable”.

La constatación médica del milagro

“Los médicos nos preguntaban si nos habíamos encomendado a alguien, si éramos católicos… Nosotros contestamos que sí, que nos habíamos encomendado al P. Arnaiz”, recuerda Encarnita a ACI Prensa.

La hermana de Manuel Antonio presentó su caso a la causa de canonización del P. Arnaiz, porque ella tenía la seguridad de que su hermano vivía por un milagro producido gracias a la intercesión de este sacerdote, teniendo en cuenta la opinión de los facultativos y considerando que las pruebas médicas revelaban importante daños cerebrales pese a su recuperación total.

Después de numerosas pruebas médicas y testimonios de todas las personas que intervinieron en el caso de Manuel Antonio, se envió toda la documentación a la Santa Sede.

El Papa Francisco y la Congregación para las Causas de los Santos certificaron el pasado 18 de diciembre de 2017 que la curación de Manuel Antonio fue un milagro hecho por intercesión del P. Tiburcio Arnaiz.

En la Beatificación, han presentado las ofrendas en compañía de dos de sus hijas (ya que una está en el extranjero y no puede viajar por estar embarazada). «El Padre Arnaiz es ya uno más de la familia. Está con nosotros todos los días y lo tenemos presente siempre», confiesan.

La vida del beato P. Tiburcio Arnaiz

El padre Tiburcio Arnaiz cuando fue ordenado sacerdote

La historia de Tiburcio Arnaiz se remonta al año 1865 en Valladolid, cuando nació en el seno de una familia humilde que lo bautizó con el nombre del santo del día. La muerte de su padre con apenas unos años y los apuros económicos marcaron su infancia, ingresando muy joven en el seminario, donde tras ordenarse se hizo cargo de distintas parroquias. Cuando murió su madre entró en la Compañía de Jesús, siendo trasladado, tras varios destinos, a Málaga, donde el pueblo ya lo elevó a los altares en vida. Las crónicas de la época relatan que cuando murió en 1926 su cadáver fue expuesto a la veneración pública durante tres días y que al paso del cortejo fúnebre, que estuvo presidido por las máximas autoridades de la ciudad, se cerraron todos los comercios. Entonces se obtuvo licencia de Roma y del Ministerio de Gobernación para que pudiese ser enterrado en la Iglesia del Sagrado Corazón en Málaga, donde cuentan que se formaban largas colas delante de su confesionario.

Sin embargo, las obras de este «apóstol de los más necesitados» -como lo definen muchos- nunca se han olvidado en la provincia, de ahí el monumento que se realizó por suscripción popular y que se situó en el ensanche de Armengual de la Mota, además de contar con una calle con su nombre en El Palo, entre otros reconocimientos.

El padre Arnaiz llega a Málaga el 2 de abril de 1912

Pero, ¿qué hizo el Padre Arnaiz para lograr la gran devoción que se le profesa en Málaga y Andalucía? Este jesuita destacó por su creatividad a la hora de paliar el analfabetismo, sin olvidar su entregada ayuda a los más necesitados. Impulsó la construcción de una casa de acogida para señoras con pocos recursos, cuidaba de los pequeños de la Casa del Niño Jesús, promovió la apertura de la Librería Católica de Málaga, visitaba a los enfermos tanto en sus casas como en el hospital, retomó la procesión del Corazón de Jesús por las calles de Málaga pese a que el ambiente sociopolítico del momento lo desaconsejaba, pasaba bastante horas en la cárcel guiando a los presos… Y, como detallan sus biografías, su influencia se multiplicaba considerablemente en la ciudad y pueblos cercanos gracias a un grupo de incondicionales colaboradores. Pero narran que él casi era capaz de estar en dos sitios a la vez, además de que estiraba al máximo el día, puesto que apenas dormía. De hecho nunca lo hacía en la cama, sino en una silla o sobre una esterilla en el suelo.

Pero su trabajo apostólico más original se inició en los corralones de los barrios más humildes de la Málaga de principios del siglo XX. Alquilaba una habitación en el corralón y allí creaba una pequeña escuela en la que, ayudado por sus colaboradores, enseñaba a los niños a leer, escribir y hacer cuentas junto con nociones del catecismo. Poco a poco, estas ‘migas’ se fueron extendiendo por las zonas más desfavorecidas de la ciudad y esta fórmula fue el germen de su mayor aportación: las doctrinas rurales, con las que quería llegar a las aldeas y cortijos donde no acudía nadie a enseñar. Creó entonces las Misioneras Rurales que a día de hoy continúan con su legado.

Son muchos los favores y hechos milagrosos que se atribuyen a su intercesión, como cuando en un año de sequía en Alfarnatejo el padre Arnaiz pidió a su patrón que lloviese y comenzó a diluviar. O cuando curó a un niño una afección de erisipela o la tuberculosis a una pequeña, entre otros muchos. Hasta aseguran que vaticinó su muerte unas semanas antes o que supo que estaba teniendo lugar un gran incendio en la Aduana pese a encontrarse a más de 40 kilómetros de distancia.

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El momento de la beatificación del Padre Arnaiz presidida por el Cardenal Becciu en la catedral de Málaga

Santa Misa de beatificación del Padre Arnaiz presidida por el Cardenal Becciu en la catedral de Málaga

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