María de 10 años, con parálisis cerebral, ‘Un ángel en la tierra’, “una niña preciosa que disfruta de la vida” según sus padres

22 de mayo de 2014.- (Tsunamis de vida/ Camino Católico) “María tiene 10 años y una malformación cerebral congénita, que le ha provocado una parálisis cerebral. Tiene afectado el oído y la vista, padece epilepsia, pero es una niña preciosa”, exclama su madre en“Un ángel en la tierra”, el tercer vídeo de la campaña Tsunamis de vida, puesta en marcha por un grupo de universitarios que quieren, a través de vídeos cortos, ayudar a reflexionar sobre el valor de cada vida, a pesar de las circunstancias.

Su padre explica que “yo lo que recuerdo es que en el quinto mes de embarazo en unas ecografías rutinarias me llamó mi esposa asustada diciendo que le parecía que había algún problema con el niño que hay dentro. Y por fin, en el último mes del embarazo, ya nos confirmaron la lesión que había, aunque nos dijeron que no sabían muy bien la causa y el médico llegó incluso a afirmar que no sería capaz de mantenerse con vida por si misma”.

La madre de María añade que “nosotros en aquel momento de lo que más ganas teníamos era poderla abrazar porque era nuestra hija, por encima de que estuviera bien o estuviera mal. Para nosotros fue una sorpresa ver que estaba. Luego, fue un regalo para mí cuando le empecé a dar de mamar, poder hacer eso como lo hice con mis otros hijos. Yo disfrutaba muchísimo. Alguna enfermera lo dijo: ‘esta madre disfruta y esta hija disfruta’. Los otros niños que eran más pequeñitos no nos dijeron hasta hace poco: ‘nosotros no nos dimos cuenta de cómo era ella hasta más mayores, puesto que en ese momento era nuestra hermana y era una vida normal’. Ha sido mucho más sencillo de lo que yo hubiera podido imaginar. Hay algo dentro de ti que te hace atender a tu propia hija. Así somos las madres, con estos niños y con todos. No es nada diferente de una maternidad normal”.

“Cuando llegábamos el padre o la madre del trabajo y ella notaba el contacto de la puerta y oía nuestra voz empezaba a pegar gritos y lo hacía desde que tenía meses o sea que algo oye.”rememora su padre. La mamá concluye que “sufrir, claro que sufre muchísimo y tiene muchos problemas añadidos, pero ella disfruta de la vida”.

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