Marisol Meléndez de Mojica, 28 años de casada con 12 hijos: «No creía en Dios, me anunciaron que Él me amaba como yo era y siempre hemos estado abiertos a su voluntad»

* «Mi familia es un regalo de Dios que no merezco, con ellos he aprendido a donarme, a salir de mi misma, porque era muy egoísta y solo pensaba en mí, pero con ellos aprendí a ser diferente, inclusive a divertirme. Mi matrimonio es de las mejores cosas que me han pasado. Es uno de los grandes regalos que Dios me ha hecho. Antes de estar en una comunidad yo no le veía importancia a este sacramento, pero Dios por su infinito amor, y a través de la Iglesia, que es madre y maestra me ha  enseñado ser esposa y madre. Mis hijos, todos ellos, son un milagro de Dios. Mi esposo y yo  hemos tenido los hijos que Dios nos ha dado. Todos han sido con cesárea y  Dios en cada embarazo nos ha ayudado. Nosotros no somos unos padres perfectos, y mis hijos tampoco lo son. Somos un desastre, pero con la ayuda de Dios y su hijo Jesucristo, estamos en medio del combate de la vida, somos una familia misionera, que hemos dejado todo para irnos a anunciar el Evangelio. Dios es fiel y nunca deja a sus hijos solos»

Camino Católico.-  Tener una familia numerosa, para muchas personas es un escándalo y lo ven como algo imposible; para mujeres como Marisol Meléndez de Mojica, es una bendición. Marisol está casada con Giovanny Mojica desde hace 28 años y tiene 12 hijos, dos de ellos fallecieron. Su familia es itinerante del Camino Neocatecumenal, y en diciembre de 2002 fueron enviados por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, para evangelizar en la zona de Monte Plata en la Republica Dominicana. De la entrevista que le ha hecho De Último Minuto se despende su testimonio en primera persona:

Marisol Meléndez de Mojica alzada en volandas por su esposo y algunos de sus hijos

Soy Marisol Meléndez de Mojica. Me considero una mujer realizada, feliz y amada por Dios, por mi esposo, por mis hijos, por mi comunidad, por mi familia. Soy muy dichosa.

Yo siempre digo que a mí es mejor quererme que entenderme. Soy complicada, muy expresiva, y no veo las cosas como las ven los demás, me gusta mucho la tranquilidad, pero en mi caso eso es imposible.

Si me hubieran preguntado quién es Dios para mi  cuando yo tenía 20 años, hubiese respondido que no creía en Dios, porque en ese tiempo pensaba así. Pero hoy viendo lo bueno que se ha mostrado conmigo, puedo decir que Dios es fiel.

Antes no lo conocía, pero gracias a su misericordia, en el momento que me sentía agobiada, me invitaron a unas catequesis donde me anunciaron que Dios me amaba como yo era.

Marisol Meléndez de Mojica, la cuarta desde la derecha, con su esposo y sus hijos

Mi familia es un regalo de Dios que no merezco, con ellos he aprendido a donarme, a salir de mi misma, porque era muy egoísta y solo pensaba en mí, pero con ellos aprendí a ser diferente, inclusive a divertirme.

Mi matrimonio es de las mejores cosas que me han pasado. Es uno de los grandes regalos que Dios me ha hecho. Antes de estar en una comunidad yo no le veía importancia a este sacramento, pero Dios por su infinito amor, y a través de la Iglesia, que es madre y maestra me ha  enseñado ser esposa y madre.

En su palabra lo dice: “dejará padre, madre y hermanos”, y cumplir esta palabra nos ha consolidado a Giovanny y a mi como matrimonio. Amo muchísimo a mi esposo, y me siento amada por él.

El colegio donde yo estudiaba estaba al lado de casa de quien tenía que ser mi esposo. Nos conocimos un día cuando dos muchachas se pelearon, y él se acercó para ver qué pasaba, me preguntó a mi, yo le conté lo que pasó…Y todavía le estoy contando cosas que pasan. Ahí comenzó nuestra historia.

La familia de Marisol Meléndez de Mojica

La verdad es que nunca pensé que tendría una familia tan numerosa. Yo no veía la maternidad, yo decía que tendría un hijo porque no me gustaban los niños. Cargarlos me daba fobia.

Estaba muy frustrada con esto de los hijos, por no haberme criado con mi madre. También le tenía mucho miedo al sufrimiento, y a la pobreza.

Mis hijos, todos ellos, son un milagro de Dios. Con el primero me dió preclamsia y tuvieron que hacerme cesárea. La segunda tenía prisa, y salí embarazada a los 11 meses.

Cuando salí embarazada del tercero comenzó mi persecución por los hijos, porque como eran con cesárea, me querían preparar, y nosotros no queríamos, sabíamos que los hijos los da Dios. y viendo que Dios era fiel con cada embarazo, apoyados en Dios y con el apoyo de mi comunidad hemos estado abiertos a la vida.

Mi esposo y yo  hemos tenido los hijos que Dios nos ha dado. Todos han sido con cesárea y  Dios en cada embarazo nos ha ayudado.

Arrepentirme de mis hijos es dudar de la existencia de Dios, y después de haber tenido tantas persecuciones para tenerlos, sería una locura decir que me arrepiento de tenerlos. Soy feliz con cada uno de ellos.

La familia Mojica-Meléndez

La opinión de la gente es cambiante, antes cuando nos veían nos hacían bullying, pero ahora, cuando nos ven se maravillan y dicen, que familia más bonita, a veces no nos creen que todos son nuestros hijos.

Gracias a Dios que en aquel tiempo no escuchamos a la gente.

Cuando iba a dar a luz a mi cuarto hijo, el médico me quería preparar, y como le dijimos que no nos íbamos a cerrar a la vida, nos insultó, me dijo analfabeta, fanática y loca; a mi marido le dijo asesino, todo esto por querer tener los hijos que Dios nos mandara.

Muchas veces nos dijeron que no veíamos televisor; nos llamaban conejos y otras cosas más.

Mis cinco primeros embarazos fueron de mucha persecución de parte de los médicos, pero a partir del sexto Dios me mandó una ginecóloga cristiana, y a partir de mi séptima cesárea el Padre mandó, más que un médico, un ángel.

Puedo decirte que, a pesar de mis diez cesáreas, mi útero todavía está perfecto. No he tenido más hijos porque Dios no me lo ha mandado. Nunca hemos usado ningún método anticonceptivo, siempre hemos estado abiertos a la voluntad de Dios.

No importan las persecuciones de los demás, (médicos familiares, amigos, desconocidos).

Hay que tener los hijos que Dios nos mande, ya sean muchos, pocos o ninguno, Él sabe lo que da a cada matrimonio. No hay padres buenos ni padres malos, sino padres que transmiten la fe a sus hijos y padres que no, ahí está la diferencia.

El esposo y los hijos de Marisol Meléndez de Mojica

La verdad es que he aprendido que no se puede dar lo que no se tiene.  Criar a tus hijos sin Dios, como está la sociedad, es una locura.

A nosotros nos ha ayudado estar en la iglesia en una comunidad del Camino Neocatecumenal, donde aprendimos a recibir la voluntad de Dios. Le enseñamos a los chicos a vivir con dignidad, pudor y castidad. Es un reto, pero solo con Jesucristo eso se logra.

Vídeo de la celebración de la Pascua de Resurrección de 2022 de la comunidad Neocatecumenal en la que participa la familia Mojica-Meléndez

Muchos piensan que las familias que tienen muchos hijos son unos descuidados, y dicen que solo estamos para tirar muchachos en el mundo, pero no es así. Negarnos a hacer la voluntad de quien nos creó sería quitarle su poder.

Nosotros no somos unos padres perfectos, y mis hijos tampoco lo son. Somos un desastre, pero con la ayuda de Dios y su hijo Jesucristo, estamos en medio del combate de la vida, somos una familia misionera, que hemos dejado todo para irnos a anunciar el Evangelio.

Solo me queda decir que Dios es fiel y nunca deja a sus hijos solos.

Marisol Meléndez de Mojica


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