Mensaje del Papa Francisco por la fiesta de San Cayetano: “Cuando pedimos trabajo estamos pidiendo dignidad”

“Saludar, escuchar, acompañar la fe de ese pueblo sencillo… y tantas veces, ante la angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran…, sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo”

2 de agosto de 2016.- (Radio Vaticano Camino CatólicoEn el marco de la fiesta de San Cayetano -patrono del pan y del trabajo- cuya fiesta se celebra en diferentes rincones del mundo y de una manera especial en Argentina, Papa Francisco ha enviado una carta al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. José María Arancedo, donde habla de la importancia del trabajo ya que “nos confiere dignidad”.

El santuario de San Cayetano de Liniers en Buenos Aires recibe cada 7 de agosto miles de fieles que participan en la celebración de la memoria litúrgica del santo y que esperan colas kilométricas por las calles del barrio de más de 10 horas para poder estar cerca de su imagen milagrosa. La afluencia es tal que cada hora se celebran misas, siendo la principal la de las 11 de la mañana, que tantas veces celebró el entonces Cardenal Bergoglio. El texto completo de la carta del Santo Padre Francisco es el siguiente:

Querido hermano:

Dentro de pocos días celebramos la fiesta de San Cayetano. Por medio tuyo quiero hacer llegar mi saludo y bendición a tantos hombres y mujeres que se congregarán en los diversos templos del país dedicados al Santo para pedir pan y trabajo o para agradecer el hecho de que no les falte.

Recuerdo conmovido los 7 de agosto en Buenos Aires. La Misa en el Santuario de Liniers y luego el recorrido de la cola de la gente hasta el Estadio de Velez. Saludar, escuchar, acompañar la fe de ese pueblo sencillo… y tantas veces, ante la angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran…, sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo.

A San Cayetano pedimos pan y trabajo. El pan es más fácil conseguirlo porque siempre hay alguna persona o institución buena que to lo acerca, al menos en Argentina donde nuestro pueblo es tan solidario. Hay lugares en el mundo que ni esa posibilidad tienen. Pero trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos. El pan te soluciona una parte del problema, pero a medias, porque ese pan no es el que ganás con tu trabajo. Una cosa es tener pan para comer en casa y otra es llevarlo a casa como fruto del trabajo. Y esto es lo que confiere dignidad.

Cuando pedimos trabajo estamos pidiendo poder sentir dignidad; y en esta celebración de San Cayetano pedimos esa dignidad que nos confiere el trabajo; poder llevar el pan a casa. Trabajo, esa T (que junto con las otras dos T: Techo y Tierra) está en el entramado básico de los Derechos Humanos; y cuando pedimos trabajo para llevar el pan a casa estamos pidiendo dignidad.

La sabiduría de nuestro pueblo usa un dicho para calificar a quien, pudiendo trabajar no lo hace: «ése vive de arriba». Y nuestra gente menosprecia a quienes «viven de arriba», porque arteramente atisban en ellos una cierta falta de dignidad.

Querido Arancedo: que en esta fiesta de San Cayetano todos los Obispos sepamos acompañar a nuestros hermanos que piden pan y trabajo. Y lo hagamos con cariño, cercanía y oración, y pidamos también para nosotros esa gracia: que nunca nos falte trabajo, ese trabajo al que nos envía el Señor y que nos confiere dignidad.

Por favor, nos to olvides de rezar por mí. Que Jesús to bendiga y la Virgen Santa to cuide. Fraternalmente,

                     Francisco 

 

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