Mons. Konrad Krajewski, limosnero pontificio, fue quien presentó al Papa «Misericordina», la medicina para el Año de la Fe, que se regaló en la plaza de san Pedro

Quienes compusieron la cajita con los rosarios fue la Guardia Suiza Pontificia bajo la guía del sargento Marcel Riedi y con la ayuda de las familias de los guardias y de las Monjas Albertinas, que se ocupan de la cocina de la Guardia, y trabajadores laicos vaticanos. Muchos guardias trabajaban después de los turnos de noche o hasta las primeras horas del alba. El trabajo se realizó en el mes de octubre, mes del Rosario, en una atmósfera de oración con el rezo del Rosario

18 de noviembre de 2013.- (Guardia Suiza Pontificia /Aleteia / Camino Católico)“Misericordina” (misericordium) 59 gránulos para el corazón. 50% Corona Divinae Misericordiae y 50% Imago Iesu Misericordis. La cajita es blanca con el dibujo de un corazón humano con espinas y un diagrama de los latidos del corazón. Dentro se encuentra la hoja con las instrucciones de uso. Así, en forma de medicina ha sido propuesto de nuevo por los seminaristas de Gdansk, en Polonia el mensaje sobre la Divina Misericordia. Y ayer por la mañana, en el Ángelus en la Plaza de San Pedro, la “medicina polaca” fue distribuida a los fieles. Es una iniciativa en la vigilia del Año de la Fe, con una invitación a dirigirse al Señor por los problemas del mundo.

El Papa mismo, después del rezo de la oración mariana del Ángelus, la definió: “ayuda espiritual para nuestra alma y para difundir por todas partes el amor, el perdón y la fraternidad”. Bromeando, el Papa dijo: “es una medicina especial para concretar los frutos del Año de la Fe”. E invitó a todos: “No os olvidéis de tomarla porque hace bien al corazón, al alma y a toda la vida!”

Esta insólita iniciativa en la Plaza de San Pedro fue querida por Mons. Konrad Krajewski, que durante 14 años ha sido uno de los ceremonieros del Papa y que desde agosto es limosnero de Su Santidad. La “medicina” fue traída por el arzobispo de Gdansk, monseñor Slawoj Leszek Glodz. Krajewski la presentó al Papa Francisco, quien quedó entusiasmado y pidió que se ofreciera a la gente para la clausura del Año de la Fe.

Todo comenzó en Gdansk en otoño de 2011 por la idea del seminarista Blazej Kwiatkowski para realizar un recuerdo para los jóvenes con ocasión de la jornada-retiro de la juventud que propone regularmente el seminario, al que acuden cientos de personas. “Como cada año, necesitábamos algún regalo-recuerdo – explica Blazej – y así pensamos proponer la Coronilla de la Divina Misericordia de un modo insólito, metiéndola en una cajita con un nombre que recuerda el de un verdadero medicamento de la farmacia. Añadimos una pequeña imagen de Jesús Misericordioso y una hoja ilustrativa con explicaciones de cómo usarla, cómo recitar la Coronilla, de forma parecida a un prospecto en una medicina normal”.

“Añadimos algunos extractos del Diario de Santa Faustina. Todo está pensado de modo que se pueda regalar sin muchas explicaciones, porque todo está escrito dentro. Es una “medicina” para las personas en dificultad que combaten con el pecado, con las tentaciones, para los que tienen problemas en perdonar, y también para aquellos que quieren dar gracias y alabar a Dios, Su Misericordia. Está escrito también que este “medicamento” no tiene fecha de caducidad, ni contraindicaciones. En caso de duda, hay que consultar un sacerdote o una monja o un catequista.”

“Salió una cosa muy hermosa. Incluso el nombre “misericordina gránulos para el corazón” tiene un sentido particular. En latín, ”misericordium” significa Misericordia y por otra parte es una referencia al “cor” – el corazón”. La hemos llamado medicina espiritual, porque precisamente la oración y la Divina Misericordia son para el alma del hombre como la medicina para el cuerpo. Aquí hay también una referencia al corazón en sentido espiritual y moral”.

Quienes compusieron la cajita con los rosarios fue la Guardia Suiza Pontificia bajo la guía del sargento Marcel Riedi y con la ayuda de las familias de los guardias y de las Monjas Albertinas, que se ocupan de la cocina de la Guardia, y trabajadores laicos vaticanos. Muchos guardias trabajaban después de los turnos de noche o hasta las primeras horas del alba. El trabajo se realizó en el mes de octubre, mes del Rosario, en una atmósfera de oración con el rezo del Rosario.

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