Noel Culbertson era Bautista, hija de predicador, memorizaba versículos de la biblia, su padre se hizo católico y ella y su esposo también

* «El 1 de agosto de 2010 asistimos a nuestra primera Misa. Stan, sabiendo lo difícil que sería para nuestra familia una conversión, oró por orientación divina. En la Misa escuchamos oraciones, respuestas y lecturas todas sacadas de las Escrituras. El salmo responsorial sonó como si me hablara directamente: Si hoy oyes su voz, no endurezcas tu corazón. En su homilía, el sacerdote explicó cómo Hernán Cortés, para evitar la deserción de sus hombres, tentados de huir, quemó los barcos.  Me incliné hacia Stan y le dije: «Creo que nuestros barcos están en llamas»; luego vino la consagración y vimos como personas de todas las edades, razas y estatus social recibían a Cristo. La habitación literalmente se llenó de Cristo. Todo lo que habíamos estado estudiando era ahora palpable y real. Nunca regresamos a la iglesia bautista»

24 de diciembre de 2017.- (P.J.G. / Religión en Libertad / Camino Católico)   Noel Culbertson y su esposo Stan, militar en la marina de EEUU, acuden a la parroquia católica de Santa Cecilia, en la isla de Camano, en el estado de Washington. Tienen dos hijas adolescentes.

Ella es voluntaria en el programa de iniciación católica para adultos que se hacen católicos. Puede dar ejemplo por su propia experiencia: ella fue una bautista, hija de predicador, gran memorizadora de versículos, que solo muy tarde descubrió la Iglesia Católica. 

«La Iglesia Católica nunca estuvo en mi radar. No tenía ni odio o malicia contra ella, tan sólo era aquella típica ignorancia y apatía americana con respecto a ella», recuerda en su testimonio en CHNetwork.

Una familia apasionada por la Biblia

Su padre, que venía de una familia de la «Ciencia Cristiana» (una iglesia fundada en el siglo XIX por Mary Baker Eddy), tuvo su encuentro personal con Cristo, o conversión, en un campamento juvenil bautista. Allí el padre de Noel se enamoró de Jesucristo y de la Biblia y siempre mantuvo esa pasión. Su esposa, la madre de Noel, venía de una familia nominalmente católica, pero era bautista devota desde los 18 años.

Noel creció en una familia entusiasta de la Biblia. «No puedo recordar un momento en el que el estudio de las Escrituras no fuera parte de nuestra cotidiana vida familiar. Cantábamos el alfabeto griego de niños, teníamos estudios bíblicos en familia y asistíamos a la iglesia regularmente. Mi papá tenía un amor voraz de las Escrituras. Estudió historia judía, trazó los relatos del Evangelio en orden cronológico, e incluso -por diversión- tradujo el Nuevo Testamento del griego». 

«Nuestra familia siempre estuvo involucrada en servicios en nuestra iglesia Bautista en el sur de California. Yo tenía un don para la memorización que ganó a una chica torpe una buena cantidad de atención en el Awana (un programa de memorización de versículos de la Biblia para los niños). Para cuando estaba en el sexto grado, había memorizado cientos de versículos de la Biblia».

Implicada en la evangelización bautista

A Noel le gustaba colaborar en el campamento juvenil bautista. «Veíamos muchas vidas encendidas por el mensaje del evangelio. Teníamos oración diaria con el equipo y en mi tiempo libre trabajaba con los jóvenes de secundaria y enseñaba en la escuela dominical a los niños pequeños. Estaba constantemente involucrada en actividades ministeriales».

Un embarazo embarazoso

A principios de 1999 empezó a salir con Stan. «En una cita médica por un asunto no relacionado, descubrí que estaba embarazada. Me quedé conmocionada, avergonzada y humillada. ¿Cómo pude dejar que esto pasara? ¿Qué pensaría la gente? Había defraudado a mis padres y a tantos otros que me miraban como un testigo de la fe«. 

Una tentación irrumpió en su mente: «Podrías abortar, y nadie lo sabría». «Fue un pensamiento sorprendente para alguien que era inflexiblemente provida, fue una tentación vertiginosa en mi momento de humillación». Para salir de la tentación, sabía que tenía que verbalizar, hablar con alguien. Y fue a casa de su hermana, ya casada. 

«Inmediatamente después de contarle todo a mi hermana, el poder de la tentación desapareció. Unas horas más tarde, hablé con Stan, y en los días siguientes él habló con mis padres y con nuestro pastor, yo escribí una carta al personal del campamento confesándome arrepentida de nuestro pecado y pidiéndoles perdón. Fue una experiencia extraordinaria del poder de confesar los pecados a alguien con cierta autoridad para otorgar el perdón – de exponer y arrepentirnos de nuestras faltas en voz alta y así recibir la gracia y libertad de Dios a través de esa confesión. Dos semanas después nos casamos».

¿Quién resuelve con autoridad cómo interpretar la Biblia?

Se mantuvieron muy involucrados en la congregación bautista. Ella dirigía el ministerio de mujeres, Stan era diácono y tenían un estudio bíblico semanal en su casa. «Revisábamos el Libro de los Hechos de los Apóstoles. Cada semana, Stan y yo leíamos un capítulo, investigábamos a todos los mejores comentaristas que podíamos encontrar y luego lo debatíamos con nuestro grupo de estudio bíblico».

Pero cuantos más comentaristas consultaban, más confusión resultaba. Distintos comentaristas, todos ellos protestantes, todos ellos enamorados de la Palabra de Dios, daban distintas interpretaciones, no solo diferentes, sino contradictorias. «¿Cómo podían los fieles creyentes, que no estaban dispuestos a dedicar varias horas cada día al estudio, saber cuál era la interpretación correcta?»

«Luego llegó Hechos 15 y el Concilio de Jerusalén. Pero al estudiar la Iglesia primitiva en el Libro de los Hechos, no se parecía mucho a mi experiencia bautista. Se reunían en consejo y hablaban con autoridad a todas las otras iglesias sobre temas de fe. ¿Dónde estaba eso en mi denominación? No teníamos consejos, ni tampoco teníamos la capacidad de definir con autoridad asuntos de fe y moral. Una vez más, estas nociones inquietantes permanecieron como semillas en nuestro camino mientras navegábamos una vida ocupada con fe, los niños y un montón de despliegues militares de Stan».

Un sorprendente anuncio

«En el 2003, mi papá anunció, para horror de mi mamá y sorpresa de nuestros amigos bautistas, que después de varios años de estudios iba a entrar en la Iglesia Católica. Esto desgarró a mi mamá, devastó a nuestro pastor que había estado muy cerca de mi papá, y conmocionó a las congregaciones a las que mi padre había enseñado a menudo a través de los años. Para mí, no parecía la gran tragedia que otros pensaban que era». 

«Mi papá había estudiado más que nadie que yo conociera. Hacía preguntas que inquietaban a pastores y profesores del seminario en su búsqueda de conocer a Cristo. Durante algunos años se había estado reuniendo con un par de sacerdotes, ellos lo habían remitido a más fuentes y respuestas de las que él podría haber encontrado en su vida. Había crecido profundamente en oración con la ayuda de estos sacerdotes carmelitas. La Iglesia Católica parecía ser muy adecuada para alguien como mi papá, que estudiaba tanto. Yo lo veía más como una preferencia personal. Todos éramos cristianos, y los que amaban la Biblia eran bautistas, los que se sentían atraídos por el ritual y el estudio eran católicos, los que eran carismáticos eran pentecostales, etc.»

«Por respeto a la lucha que mi mamá tenía con respecto a su conversión, mi papá compartía muy pocos detalles (a menos de que se lo pidiéramos directamente) de esa conversión con nosotros. Debió ser un tiempo de terrible soledad para él».

Historia de la anticoncepción en las iglesias

Varios años más tarde, Noel, después de escuchar una noticia sobre el Papa Benedicto XVI y la anticoncepción, y sabiendo que la prensa generalista no era fiable a la hora de conocer qué enseña de verdad una denominación religiosa, preguntó a su padre sobre qué enseña la Iglesia Católica respecto a los anticonceptivos. 

«Yo sabía muy poco sobre esto: sólo que enseñaban contra su uso. La breve explicación de mi papá sobre el razonamiento de la Iglesia fue sorprendentemente razonable. Pero lo que más me impresionó fue que cada denominación protestante había tenido la misma enseñanza que la Iglesia Católica sobre la anticoncepción antes de 1930. Después, cada denominación cambió su enseñanza. Nunca había escuchado nada de eso en nuestra historia denominacional. Para los bautistas el tema no era un problema; era simplemente un hecho dado que la gente siempre había usado cualquier forma de anticoncepción que desearan sin oponerse a ninguna enseñanza de la fe. Eso fue otra semilla en nuestro camino».

Un libro que no llegó a tener pero…

A principios de 2010, cuando su padre llevaba ya 7 años de católico, una amiga le recomendó el libro «Roma Dulce Hogar«. Cuenta de manera apasionante la conversión al catolicismo del pastor presbiteriano Scott Hahn y las dificultades y choques que implicó en el trato con su esposa Kimberly, que no aceptaba la fe católica. Era una situación parecida a la de los padres de Noel y ella decidió hacerse con el libro y examinarlo, quizá para regalar a su madre.

Así entró por primera vez en una librería católica, anexa a una parroquia. No tenían el libro, pero sí varios CDs sobre el tema.

Noel y su marido escucharon los CDs en el coche, viajando en carretera mientras los niños dormían. Los versículos que se comentaban los conocían de memoria, pero ahora encajaban en un sentido nuevo. Mateo 16:13-20, Juan 6, Isaías 22:22-23, Juan 20:23,1 Timoteo 3:15… «Era como si me hubieran dado las respuestas a cada pregunta sobre la fe que nunca había pensado hacer y sin embargo sentí que debí haber pensado en hacerlas hace años».

Jesús fundó sólo una Iglesia… y esa Iglesia tiene autoridad

«La revelación más profunda para mí fue que, de acuerdo a las Escrituras, Cristo claramente fundó una Iglesia y ella tenía Su autoridad y protección (Mateo 16:13-20). Jesús le concedió a Pedro el poder de atar y desatar en la tierra y en el cielo. Como sabemos que nada impuro puede entrar en el cielo, sabemos que cualquier cosa que esta Iglesia -fundada sobre Pedro- ate en la tierra no sería y no podría ser contraria a Cristo. Entonces cuando Jesús dice que las puertas del infierno no prevalecerán contra esta Iglesia, Él da Su palabra de que esta Iglesia sería especialmente protegida. Si esto era cierto, entonces significaba que Cristo había fundado una Iglesia y ella todavía estaba presente hoy en día, no de una manera mística, sino real y visible«. 

«Por mi propia experiencia, quedaba muy claro que las denominaciones tienen problemas de unidad porque carecen de autoridad. Alguien que no está de acuerdo con las interpretaciones bíblicas del pastor puede simplemente separarse y comenzar otra iglesia, y a menudo lo hacen. Pero aquí la Iglesia Católica se sostiene con autoridad dada por Cristo, como lo ha hecho durante dos mil años, guiada y protegida por el Espíritu Santo. Si esta afirmación es cierta, era yo quien tenía que ponerme en sintonía con la Iglesia y no al revés».

De esta autoridad derivaban otros temas que los protestantes no suelen conocer: que Cristo está realmente presente en la Eucaristía (Juan 6) y que son necesarias la fe y las obras, no sólo la fe (Santiago 2:14-24). 

«Al final de nuestro viaje por carretera habíamos escuchado más de 30 horas de enseñanza católica y pasamos incontables horas sumergidos en las Escrituras».

De vuelta a casa, se volcaron en leer libros católicos y de Padres de la Iglesia «de quienes nunca habíamos oído».

Decidieron que aunque podían seguir siendo bautistas, podían rebajar algo su participación en la comunidad en la que llevaban 18 años activos. Y acudir a misa católica alguna vez.

La madre lo veía como una grave traición

«Entonces le dije a mi mamá que estábamos considerando volvernos católicos. Siempre habíamos estado cerca y por lo general hablábamos todos los días. Ella me acompañaba en todas mis consultas médicas prenatales cuando Stan estaba desplegado en alguna misión e incluso íbamos juntas a comprar. Pero cuando le dije lo que estábamos considerando, se quedó sin palabras, silencio que pronto se convirtió en histeria. Después de esto, ya no podía hablarme sin llorar, lágrimas que a menudo eran acompañadas de gritos. Incluso fue a terapia psicológica por lo que ella veía como una traición absoluta«.

El impacto de la primera misa

«El 1 de agosto de 2010 asistimos a nuestra primera Misa. Stan, sabiendo lo difícil que sería para nuestra familia una conversión, oró por orientación divina. En la Misa escuchamos oraciones, respuestas y lecturas todas sacadas de las Escrituras. El salmo responsorial sonó como si me hablara directamente: Si hoy oyes su voz, no endurezcas tu corazón. En su homilía, el sacerdote explicó cómo Hernán Cortés, para evitar la deserción de sus hombres, tentados de huir, quemó los barcos”. 

«Me incliné hacia Stan y le dije: «Creo que nuestros barcos están en llamas»; luego vino la consagración y vimos como personas de todas las edades, razas y estatus social recibían a Cristo. La habitación literalmente se llenó de Cristo. Me volví hacia Stan de nuevo y esta vez había lágrimas en su cara. Este comandante de la Marina no pudo hablar de ello durante varias semanas sin que se sintiera conmovido hasta las lágrimas. Todo lo que habíamos estado estudiando era ahora palpable y real. Nunca regresamos a la iglesia bautista».

Muchas amistades bautistas se retiraron de su entorno en esas fechas, mientras ellos se volcaban en leer escritores católicos como Fulton Sheen, Karl Keating, Frank Sheed, el Papa Juan Pablo II «y especialmente G.K.Chesterton que se convertiría en uno de mis guías joviales y geniales en mi camino de conversión».

Amigos católicos, asombrados, les dejaban más y más libros y CDs. También rezaron su primer rosario («muy incómodamente»). 

Les asombraba estudiar la importancia de la autoridad y unidad a través del obispo, clave en los primeros cristianos. «San Ignacio de Antioquía, discípulo del Apóstol Juan, dijo en el año 107 d. de J. C.: «Todos vosotros debéis seguir al obispo como Jesucristo sigue el Padre. Sigan también al presbiterio como a los apóstoles. En cuanto a los diáconos, reverenciadlos como al mandamiento de Dios. Que nadie sin el obispo haga nada de lo que atañe a la Iglesia. Sólo aquella eucaristía ha de ser tenida por válida que se hace por el obispo o por quien tiene autorización de él. Por doquier aparezca el obispo, ahí esté el pueblo; lo mismo que donde quiera que Jesucristo está también está la Iglesia Católica».

«Me convencí de que la Biblia y los primeros relatos del cristianismo en el mundo eran profundamente católicos, no bautistas, en su estructura».

Finalmente, en la Vigilia Pascual de abril de 2011, Noel, su marido y sus hijos recibieron el Sacramento del Bautismo, la Confirmación y su primera Eucaristía esa noche.

Noel recuerda unas palabras de Chesterton sobre la Iglesia Católica: «Basta con dejar de gritarle que se calle para comenzar a oír lo que dice con placer. Y basta con empezar a ser justo para encariñarse con ella. Pero cuando ese sentimiento ha superado un cierto punto, comienza a adoptar la trágica y amenazadora grandeza de un gran romance».

La madre… y el abuelo

Sus padres murieron en septiembre de 2012 con solo 3 semanas de diferencia. Su madre, que de niña fue bautizada católica, llevaba desde los 18 años implicada en la Iglesia Bautista, pero el día antes de su muerte, un párroco vino y la ungió con la unción de los enfermos. «Fue un momento en que el velo entre la tierra y el cielo era tan delgado que casi se podía ver a través de él. Al año siguiente, mi abuelo de 84 años fue bautizado y entró en la Iglesia Católica

Noel finaliza su testimonio con otra frase de Chesterton, también él converso al catolicismo: «Sé que el catolicismo es demasiado grande para mí, y aún no he explorado sus hermosas y tremendas verdades. Pero sé que [el protestantismo] es demasiado pequeño para mí; yo no podía volver a meterme en esa aburrida seguridad después de atisbar la vertiginosa visión de la libertad«.

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