Oración por los Fieles Difuntos para que sean acogidos en el Cielo / Por P. Carlos García Malo

* «Hoy te pedimos por todos nuestros hermanos difuntos, que habiendo dejado ya este mundo se encuentran aun purgando sus faltas con miras a entrar en el paraíso. No les tengas en cuenta su pecado y mira las súplicas de tu Iglesia»
Camino Católico.- Cada año, el día 2 de noviembre la Iglesia Católica conmemora a los Fieles Difuntos. “El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son testimonios de confiada esperanza, arraigada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, puesto que el hombre está destinado a una vida sin límites, cuya raíz y realización están en Dios”, afirmó el Papa Francisco en 2014.
Cada 2 de noviembre, día que se conmemora a los Fieles Difuntos la Iglesia eleva oraciones y ofrece sacrificios por su eterno descanso. El alma de la persona fallecida puede ir al cielo, al infierno o al purgatorio. Si va al purgatorio quiere decir que aún necesita purificarse, pero su destino será, en algún momento, el cielo.
Por ello los creyentes en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio con las oraciones, la limosna, y sobre todo cor el sacrificio de la Santa Misa para que puedan ir más pronto al cielo. Recemos con esta sencilla oración pidiendo que la misericordia de Dios acoja a nuestros hermanos difuntos en el Paraíso:
Dios, creador de cielo y tierra,
Señor y dador de vida,
que no quieres la muerte del pecador
sino que se convierta y viva.
Hoy te pedimos por todos nuestros hermanos difuntos,
que habiendo dejado ya este mundo
se encuentran aun purgando sus faltas con miras a entrar en el paraíso.
No les tengas en cuenta su pecado y mira las súplicas de tu Iglesia,
que hace suya la sangre de Cristo
y la ofrece hoy en cada altar en rescate por ellas.
Acoge también nuestras humildes oraciones,
unidas a las de la iglesia triunfante,
con María cuya intercesión es poderosa
y lleva en este día todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas de tu Divina misericordia.
Y por la Dolorosa pasión de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.
P. Carlos García Malo
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