P. Michael Martires, 81 años: “Sentí que Jesús me curaba físicamente. Mis doctores lo atestiguan, mi curación es milagrosa”

El sacerdote vivió esta experiencia, después de dos meses de enfermedad, durante la homilía de Legado papal, el Card. Ranjith en la misa conclusiva del Congreso eucarístico nacional de Mumbai. El Cardenal invitaba a ser “conscientes de los eventos divinos sobre el altar y de la real presencia de Jesús en la Eucaristía”

25 de noviembre de 2015.- (Nirmala Carvalho / Asia News / Camino Católico)  “Sentí la presencia de Jesús, a través del poder de la oración en el momento profundo de la celebración eucarística. Fue como estar en la “Tienda de la Gloria”, fue hermoso…He creído y pedí a Jesús que me salvase, me curase y me liberase y una gran paz me ha invadido, una calma y una serenidad jamás probada antes. Sentí que Jesús me tocaba y me curaba físicamente. Mis doctores lo atestiguan, mi curación es milagrosa”. Le sucedió al p. Michael Martires, sacerdote de 81 años, durante la homilía de Legado papal, el Card. Ranjith en la misa conclusiva del Congreso eucarístico nacional de Mumbai. El Card. Invitaba a ser “conscientes de los eventos divinos sobre el altar y de la real presencia de Jesús en la Eucaristía”.

El p. Lawrencw D´Souza, un co-hermano del p. Michael, cuenta a AsiaNews:  “El p. Michael tiene 81 años y es muy activo, pero estaba enfermo en los últimos dos meses. De hace tiempo se sentía con fiebre y fue internado en el hospital St. Elizabeth dos veces. Cada día nos contaba que pasaba enteras noche insomnes, con dolores al pecho y con problemas de presión”. “Los doctores– continúa el p. Lawrence- le habían aconsejado que se sometiese a una serie de test y estaba bajo un continuo tratamiento de antibióticos y de otros remedios. Por muchas semanas no pudo celebrar misa. La semana pasada, le había propuesto participar en la celebración inaugural del Congreso eucarístico, pero lo había rechazado porque se sentía mal”.

“Le propuse al menos de ir a la misa conclusiva el domingo 15 de noviembre– dice el co-hermano- pero estaba indeciso. Por la mañana pasé a verlo y lo vi que se estaba preparando para salir. Así que lo ayudé a atravesar la calle y hemos tomado un taxi. Mientras íbamos al seminario, hemos recitado el rosario por una media hora. La celebración eucarística fue presidida por el Card. Ranjith y fue una experiencia de rejuvenecimiento para el p. Michael. Fue la misma experiencia de los discípulos de Emaús, que inició con aquel “ardor en el corazón” por la llama del Espíritu Santo”.

 Cuando miré al p. Michael al final de la misa- afirma el p. Lawrence- lo vi todo cambiado, con una nueva energía y rejuvenecido. Seguramente fue la Eucaristía que lo curó. En los días siguientes pudo volver a hacer muchas cosas y preparar viajes que pensaba ya no podría hacer. “Sea alabado el Dios eucarístico”, me dijo, “porque su Misericordia no tiene nunca fin”.

 

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