Padre Panchito tiene 104 años y es el sacerdote más longevo del mundo: «Un buen cristiano guarda los mandamientos, allí está todo”

«Llegué al seminario a los 11 años, allá donde están las pirámides en San Juan Teotihuacán. A Roma me fui a la edad de 15 o 16 años. Allá estudié filosofía, teología y obtuve el título de Doctor en Filosofía»

9 de abril de 2014.- (El Observador de la Actualidad / Gaudium Press /Camino Católico)  Es Misionero Josefino, vive en San Juan del Río, México, su nombre es Francisco Echavarría Casillas, se le conoce cariñosamente como el «Padre Panchito», y hoy es considerado el sacerdote más longevo del mundo con 104 años de vida. Una edad que no aparenta porque viven en su corazón el espíritu de un joven enamorado de Jesucristo, pese a que debe ser llevado en silla de ruedas.

Su historia, cargada de experiencias y enseñanzas, fue dada a conocer recientemente por El Observador de la Actualidad, medio de comunicación de México, que en un reportaje audiovisual, de unos 13 minutos, destacó la vida y testimonio de vocación del sacerdote mexicano y que puede verse en el vídeo.

Francisco nació en Durango, México, en 1909. A sus 11 años de edad llega a Tlaquepaque, en Jalisco, donde sirvió como acólito: «En San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, ahí fui acólito y ayudaba siempre en la misa», comenta.

Muy temprano acoge el llamado de Dios a la vida sacerdotal e ingresa al seminario. Allí los superiores ven en él grandes habilidades, por lo que deciden enviarlo a Roma para que culmine sus estudios camino hacia el sacerdocio. «Llegué al seminario a los 11 años, allá donde están las pirámides en San Juan Teotihuacán (…) A Roma me fui a la edad de 15 o 16 años. Allá estudié filosofía, teología (…) obtuve el título de Doctor en Filosofía», recuerda el Padre Panchito.

Su ordenación sacerdotal ocurre en el año 1932 en Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán, siendo su primer destino el seminario de la congregación, donde permanece un par de años como profesor.

Luego, en 1934 es enviado al Salvador donde funda algunas parroquias, así como el Colegio Cristóbal Colón. Regresa a México en 1962 donde ejerce su ministerio sacerdotal en varias parroquias del Distrito Federal y en Guadalajara. Luego de una difícil enfermedad que en 1977 lo lleva a convalecer en el hospital, y de la que se recupera de manera admirable, regresa a San Juan del Río, donde vive desde hace 27 años.

Entre sus múltiples aficiones, está la fotografía que, aunque ya no se deleite con ella, la recuerda con especial cariño: «Desde chico fui muy aficionado a la fotografía. Después de la fotografía, la vida activa: el juego, el balón, la natación, el caminar».

El Padre Panchito, con 104 años, sigue dando consejos a quien se lo pide, como los que les da a los creyentes hoy: «Un buen cristiano guarda los mandamientos, allí está todo. A misa los domingos y fiestas de guardar». También llama la atención sobre un claro error que comenten muchos cristianos: «Se bautizan, hacen la primera comunión y después de grandes, nada, no creen en Dios y se acabó».

Por su inmensa sabiduría y la experiencia ganada por los años recorridos, hoy el Padre Panchito es un modelo a seguir por muchos sacerdotes y seminaristas. Tal como comenta en el reportaje el Padre Máximo Vázquez, Superior de la Casa de Oración San José: «Para nosotros el Padre Francisco Echeverría es un modelo a seguir en la vida cristiana y en nuestra condición de consagrados como Misioneros de San José (…) Siempre ha sido el ejemplo alegre, el ejemplo constante respecto a Dios, respecto a la práctica de la vida cristiana (…) tenemos un tesoro en la Iglesia, su ancianidad, sus años de vida y de sacerdocio, es una riqueza, un tesoro que tenemos que valorar».

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