Padre Rodrigo Miranda, sacerdote en Siria: «Hay un verdadero genocidio contra los cristianos»

«Yo siempre digo que aprendí a ser sacerdote en Siria. Puse una frase el día de mi ordenación sacerdotal, en el recuerdo que entregamos, y es: «Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos”. Esa frase la viví realmente en Siria cuando literalmente tenía que dar la vida, en todos los sentidos»

21 de agosto de 2016.- (13 TV  / Camino católico)  Ahora la misión del padre Rodrigo Miranda del Instituto del Verbo Encarnado es contar por todo el mundo que hay un genocidio en marcha contra los cristianos de Oriente Medio. Lo sabe porque vivió en Alepo tres años y medio y presenció el asesinato sistemático de las personas de su parroquia, por el simple hecho de ser cristianos:

«La experiencia es extrema. Ninguna persona en el mundo está preparada para una guerra, independientemente de las causas. Ves cómo la población entera va desapareciendo, toda la estructura material va desapareciendo, los crímenes atroces que se cometen, y a nosotros particularmente nos toca mucho el genocidio contra las comunidades cristianas. Es un verdadero y documentado genocidio”.

El padre Rodrigo Miranda llegó a Siria pocos meses antes del comienzo de la guerra, en 2011. Allí ha vivido bajo las bombas como un sirio más sin abandonar a la comunidad que le fue confiada:

«Yo siempre digo que aprendí a ser sacerdote en Siria. Puse una frase el día de mi ordenación sacerdotal, en el recuerdo que entregamos, y es: «Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos”. Esa frase la viví realmente en Siria cuando literalmente tenía que dar la vida, en todos los sentidos”.

Como testigo del estallido de la guerra, asegura con contundencia que es un conflicto importado, que no nació de la sociedad siria. Dice que, si bien el gobierno sirio también cometía atrocidades, nada hacía presagiar una guerra tan cruda como la que desde hace más de 5 años asola el país.

Según algunas fuentes, han muerto bajo las bombas más de 470.000 personas. Muchas otras han resultado heridas o sufrirán secuelas psicológicas de por vida.

«Buscar recursos y benefactores para reconstruir un país es posible y por tanto es posible reconstruir un país al menos en estructura pero el problema es otro: ¿quién reconstruye un alma?”, reflexiona el padre Rodrigo Miranda.

El islamismo radical, representado en su extremo más sangriento por el Daesh, persigue sin descanso a las minorías religiosas. En Siria los cristianos padecen este calvario, desde antes incluso de la llegada del ISIS, ante la pasividad de la Comunidad Internacional. El padre Miranda asegura que los cristianos se sienten además abandonados por la propia Iglesia: «Experimentan dolor y abandono de parte de algunas personas y de parte de comunidades dentro de la Iglesia. Esperan más de nosotros. Son nuestro prójimo. Es un hermano que se muere, es el mismo cuerpo místico de Cristo que sufre”.

Para agravar este sufrimiento, la Unión Europea ha prorrogado un año más el embargo al gobierno de al-Assad que, en la práctica repercute en los civiles privándolos de lo básico como medicinas o alimentos.

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