Palabra de Vida 5/2/2016: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado» / Por P. Jesús Higueras

(13 TV  / Camino católico) Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 5 de febrero de 2016, viernes de la 4ª semana de Tiempo Ordinario, Santa Águeda, virgen y mártir, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: san Marcos 6, 14-29:

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.

Unos decían:

-«Juan Bautista ha resucitado, de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».

Otros decían:

-«Es Elías».

Otros:

-«Es un profeta como los antiguos».

Herodes, al oírlo, decía:

-«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.»

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.

El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.

Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.

La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:

-«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».

Y le juró:

-«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»

Ella salió a preguntarle a su madre:

-«¿Qué le pido?».

La madre le contestó:

-«La cabeza de Juan, el Bautista».

Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:

-«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».

El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados,no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.

Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

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